Massa amplió el gasto: $1000 millones por día para Aysa, dinero para imprimir billetes y centenares de nuevos empleados públicos
El Gobierno incrementó las partidas presupuestarias de 129 programas y aumentó el déficit en $416.556,3 millones, de los cuales $42.436 millones fueron para la empresa que conduce Malena Galmarini; también se incorporaron a la planta permanente del Estado alrededor de 1000 empleados
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No hay freno y menos aún inhibiciones. El Gobierno está inmerso en una verdadera bacanal de gasto público, una hemorragia que, lejos de contener, la administración del presidente Alberto Fernández, de Cristina Kirchner y del ministro de Economía, Sergio Massa, se ha encargado de abonar con medidas concretas.
Esta vez, mediante una resolución, “amplió el déficit en $416.553 millones, aunque autorizó gastos por $714.179,4 millones (equivalentes al 1,9% del crédito vigente), que es la consecuencia de mayores autorizaciones de gastos para 129 programas presupuestarios por $730.240,5 millones, y reducciones en 19 programas por $16.061,2 millones”, informó la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP).
El magma de gasto público se materializó en una resolución con tres anexos. En el primero, de 544 páginas, se detallan cada uno de los programas que recibirán dinero extra para gastar. El segundo tiene un listados de alrededor de 1000 cargos nuevos que se crean en la planta permanente del Estado, de los cuales la mayoría son de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV), con 956 altas, uno de los organismos que depende del ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, el funcionario que llamó a un paro activo y que encabezó varios de ellos con discursos en asambleas.
El tercero de los anexos da cuenta de una obra que se ejecutará en varios presupuestos. Se trata de la construcción de la Casa Amor, una iniciativa que en junio presentaron la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Victoria Tolosa Paz, junto al presidente Alberto Fernández y la primera dama y presidenta honoraria de la Fundación Banco Nación, Fabiola Yáñez, y que consta de la creación de 24 espacios de contención social, sanitaria y educativa en todo el país. Claro, la resolución establece que este año se desembolsarán 250 millones de pesos y que el resto, 500 millones, lo deberá pagar la próxima administración en 2024. Por alguna razón se quiso incluir este proyecto durante el presente ejercicio.
Entre los organismos que recibieron dinero sobresale Aguas y Saneamientos (AySA). A la empresa que maneja Malena Galmarini, el ministro de Economía, candidato presidencial y esposo de la presidente de la compañía estatal, le entregó $42.436 millones: una parte se debiera usar para inversión (cuenca Riachuelo/Matanza) y otra parte para gasto operativo, es decir, sueldos.
Dicho en tono coloquial: Sergio, el ministro, candidato y esposo, le entregó a Malena, presidenta, excandidata derrotada y esposa, un cheque diario de $695 millones para que disponga en AySA desde hoy hasta el 10 de diciembre. Es más, si se descuentan los feriados y los fines de semana, la funcionaria podrá gastar $1061 millones por cada día hábil. Maravillas conyugales con billetera ajena.
Un dato más, a propósito de la pareja de funcionarios vecinos de Tigre: Katopodis se reservó $234 millones para el Parque Ecosol, un predio de 12 hectáreas que anunció Malena Galmarini en plena campaña por ser intendenta de ese municipio.
Otro de los detalles es la Casa de la Moneda. Generalmente, la impresión de billetes la paga el Banco Central, que a su vez, utiliza una suerte de cuenta corriente que tiene con la Administración Pública Nacional. Pero, esta vez, el Poder Ejecutivo le envió $2400 millones para imprimir más y más cantidad de billetes. Es que la estrepitosa caída del valor del peso y el consiguiente cambio en la nominalidad de la economía genera una demanda impresionante de billetes. El Estado no da abasto con la maquinita.
El Ministerio de Desarrollo Social es otro de los grandes Beneficiados. De hecho, se lleva poco más del 11% del total del gasto que se autorizó. La ministra Tolosa Paz embolsó $88.760 millones, o lo que es lo mismo, poco más de 2000 millones por cada día hábil hasta que termine el mandato del Presidente. Entre las partidas más grandes que podrá disponer la candidata a diputada se cuentan las políticas alimentarias. Justamente en el detalle presupuestario de este programa se puede ver el tamaño de la pobreza y la crueldad de la inflación. Tolosa Paz tenía, a principio de año, $442.755 millones para gastar en comida para los más necesitado y entregar dinero a las organizaciones sociales para sus comedores. Hace poco más de un mes se amplió esa cifra y se la llevó a $776.300 millones más. Pero tampoco fue suficiente. Ahora el refuerzo a esa caja es de $46.636 millones.
Dos de las reparticiones que más dinero se llevan son Vialidad y la Anses. La primera, para ejecutar obras de decenas de rutas nacionales. La segunda, claramente, para hacer frente a una parte del “plan platita” que el ministro Massa dispuso para la campaña electoral. La Anses se llevará $282.000 millones, poco más del 60% del total del déficit que se autorizó.
Se trata de una enorme enciclopedia de detalle de gasto público. Incontenible, insuficiente y, como siempre, ciertamente discrecional. Ya quedó poco de aquel presupuesto que Massa exhibió hace un año en el Congreso y que establecía una suba de 60% en los gastos del año anterior. La inflación duplicó esa cifra. Y sigue. Todo cambió desde entonces, salvo Sergio Massa, que reía y hacía chistes cómplices en esas reuniones con los diputados en el inicio de su gestión. Un año después, canta en una radio uno de sus spot de campaña.
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