Más que quita de subsidios, una burla
El anuncio del ministro de Transporte sobre las tarifas fue una puesta en escena: la inflación tiene en los salarios un impacto más negativo que el de adecuar el boleto del colectivo y el tren a los costos
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Dicen los empresarios del Transporte que el ministro del área, Diego Giuliano, calcula mal el monto con que se los subsidia: que si un pasajero quisiera voluntariamente pagar el 100% de la tarifa de colectivo porque, supongamos, está decidido a votar el domingo a un candidato que lo propone, ese boleto no debería costarle 700 pesos, como afirma el Gobierno, sino 530. Fue la primera rareza de la conferencia de prensa del lunes: que los números no coincidieran.
Según la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (Aaeta), el error de Giuliano parte de hacer las cuentas con los costos de abril, no con los actuales, y esa es también la razón por la que ellos le reclaman 15.000 millones de pesos impagos desde entonces.
Los subsidios han derivado en los últimos años en desencuentros y hasta en situaciones insólitas. Durante el segundo gobierno de Cristina Kirchner, los usuarios de Resistencia pagaban por la factura de electricidad hasta cinco veces más que los de Puerto Madero o Recoleta. En el transporte hay inconsistencias similares. Un pasaje de Retiro a Cabred, partido de Luján, a unos 80 kilómetros de la Capital Federal, no llega a valer en la línea San Martín ni 53 pesos, la mitad que un sobrecito de jugo Tang. Y en ese ticket debería estar incluido todo: desde la rentabilidad del operador hasta los costos de un sistema urbano ineficiente, que no sólo incluye a la empresa con más empleados del país, Trenes Argentinos, sino que demora en hacer esos 80 kilómetros lo mismo o más que hace 50 años.
Más que un anuncio, Giuliani hizo el lunes una puesta en escena. Llamó a una conferencia de prensa en un feriado al solo efecto de dar un argumento irónico en medio de la campaña. Votan quita de subsidios, ahí tienen quita de subsidios para el que quiera, planteó. Es obvio que no se va a anotar nadie. Ya hubo un intento en 2012, cuando De Vido abrió la posibilidad también para luz y gas y los voluntarios no superaron los 22.000. Y el fondo de la cuestión, que es la caída en los ingresos de la población, sigue sin ser abordado.
Como todo en la Argentina, el problema es la inflación. El economista Jorge Colina calcula que, con un IPC de 12,7%, un asalariado formal promedio perdió en septiembre 42.000 pesos. Incluso si los 700 pesos de boleto de Giuliano fueran correctos, el viaje en un colectivo ida y vuelta para ir a trabajar le costaría bastante menos: 28.000 por mes. Los votantes del no subsidio podrían contestarle al Gobierno con otra chicana: que les baje el IVA, o que, si la Argentina logra tener la inflación de Bolivia o Perú, aceptarán gustosos la propuesta.