Más de dos tercios de las Pymes tuvieron algún problema para importar en el último año
Un trabajo sectorial plantea la necesidad de revisar la norma que cuotifica las compras al exterior en relación con el monto de las licencias para importar de años anteriores y advierte por el impacto de estas trabas en la actividad y en la inflación
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Más de dos tercios de las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) locales con actividad vinculada a insumos importados tuvo problemas en el último año para importar, en la mayor parte de los casos vinculados a las restricciones impuestas por el Gobierno para acceder al mercado cambiario oficial.
Producto de esa experiencia, y de la ampliación de ese tipo de trabas (la última dispuesta en marzo al limitar las compras permitidas a las licencias automáticas que administra el Sistema de Monitoreo de Importaciones del Ministerio de Desarrollo Productivo, lo que según esa misma cartera aclaró afectaría al 28% de la demanda existente), el 59% de las Pymes manufactureras y el 49% de las vinculadas a la industria del software y servicios informáticos (SSI) creen que estas regulaciones “afectarán negativamente sus planes de producción de bienes y servicios en el segundo semestre de 2022″.
Las complicaciones detectadas surgen de un relevamiento realizado por la Fundación Observatorio Pyme (FOP), institución creada por la Unión Industrial Argentina (UIA), el Grupo Techint y la Universidad de Bologna (Italia) hace más de 20 años para hacer investigación aplicada en el país sobre esta temática para obtener datos que sirvan para la toma de decisiones.
Son las que dieron lugar a un informe mediante el que la entidad dirigida por Vicente Donato advierte que estos problemas para acceder a las divisas hacen que las Pymes enfrenten dificultades para satisfacer la demanda, lo que le pone un límite a la actividad económica o puede incrementar las presiones inflacionarias que ya padece.
“Emerge entre las Pymes un límite de oferta ni bien tiene lugar la reactivación económica”, sostiene antes de identificar las posibles consecuencias del límite de oferta: más “inflación o baja producción o directamente indisponibilidad de algunos bienes y servicios”.
El informe, al que tuvo acceso LA NACION, plantea el problema que representan las trabas cambiarias y las constantes adaptaciones a las normativas para la planificación de las actividades empresarias y el techo que le fija de hecho a los planes de inversión.
Aparece en momentos en que desde el BCRA niegan trabas a las importaciones (aunque a la vez negocian con la industria automotriz para que reemplace con financiamiento externo algunas compras) e incluso adelantan que el nivel de compras al exterior alcanzó en mayo un nuevo récord al registrarse pagos por unos US$7700 millones, un 50% más que los 5100 millones registrados en el mismo período del año pasado.
Sin embargo, a la vez, no acallan las voces que denuncian faltantes por límites a estas compras y los efectos que eso tendrá sobre el nivel de actividad.
El informe de FOP identifica que otra parte de las dificultades para importar que enfrentan las Pymes no deriva de las limitaciones cambiarias locales, sino de otros factores. “El 75% de las manufacturas importadoras (directas o indirectas) y el 69% de sus pares de SSI tuvieron problemas para importar durante el último año, pero ellos tienen diferente origen: entre las manufacturas, 42% por regulaciones cambiarias, pero 20% por dificultades propias de los proveedores externos y 10% por inconvenientes de logística internacional”, detallan.
Entre las Pymes de servicios informáticos, los “problemas de logística o del proveedor” son menores y la mayor valla es superar las restricciones de acceso al mercado de cambios local.
El relevamiento también detecta que la dependencia sectorial de las importaciones está muy diferenciada. Son mucho más dependientes de ellas las Pymes de equipos eléctricos y electrónicos o de maquinaria y equipo (en un 91%) y las productoras de plástico y caucho (87%), mientras las autopartistas (49%) explotadoras o productoras de minerales no metálicos (38%) y las madereras (33%) tienen una actividad algo menos pendiente de ese tipo de compras.
A la vez, identifica como segmento más sensible a esta variable las industrias medianas (61%) que a las pequeñas (33%) y describe que la tipología de las principales dificultades cambia por sector. “Entre los textiles, tiene mayor difusión el problema de las regulaciones cambiarias locales, entre las de minerales no metálicos predomina el problema de la logística y entre los autopartistas, los problemas con los proveedores externos”, detalla.
Y denuncia además que la previsión de aumento en el monto de importaciones para el presente año respecto al anterior, tanto en la industria manufacturera como en SSI, supera el 5% contemplado por la comunicación “A” 7466 de comienzos de marzo, ya que llega al 9% entre las industrias importadoras directas y escala al 30% entre las de servicios informáticos, algo agravado a la vez por la suba de precios y costos internacionales.
Plantea en concreto que el esquema propuesto por el BCRA para patear por 180 días el acceso a las divisas “excluye al 98% de las Pyme importadoras directas industriales y al 100% de las de SSI”, que no cuentan con respaldo externo, por las condiciones de mercado y sus propias limitaciones patrimoniales para lograr que alguien se les aporte en ese lapso.
Por todas esta razones, el informe del FOB, aunque reconoce la escasez de divisas, plantea que “sería auspicioso que el BCRA revise la normativa vigente y diseñe una política de corte industrial, que contemple en el acceso a divisas para importar materias primas y bienes intermedios considerando la capacidad exportadora y la generación de empleo de los distintos sectores”.
Para muestra un botón
Una micropyme del conurbano no consigue autorización oficial para acceder al mercado cambiario y comprar unos US$6570 que necesita para poder importar los insumos que servirían para concretar una millonaria de exportación, venta que está en riesgo por estas cuestiones.
Se trata de la firma Ionar S.A., una pequeña metalúrgica dedicada a la nitrocarburación iónica, un proceso que mejora el rendimiento de piezas y maquinas, ubicada de la localidad de San Martín (conurbano bonaerense) con más de 30 años de actividad y 6 empleados.
Se especializó en ese tratamiento especial que vende para equipos utilizados en sectores como energía, aluminio, plástico y metalmecánica y uno de sus clientes es un fabricante de compresores de GNC que los exporta a distintos mercados del mundo.
Sin el tratamiento de materiales de Ionar esa exportación puede caerse.
“Por el cepo no dejan a Ionar comprar en el exterior insumos que no se fabrican en el país. La paradoja es que sin esos componentes no puede proveer a una gran empresa que fabrica compresores del rubro gas y petróleo, y peligra una exportación por millones de dólares”, explicó el presidente de la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria Metalúrgica Argentina (Camima), José Luis Ammaturo al denunciar el caso.
Lo que debe importar la compañía son dos sensores de presión absolutos, con precio FOB de US$1260 cada uno y tres controladores de flujo másico, marca MKS, con precio FOB de US$1350 cada uno.
Son componentes importados de Estados Unidos o Europa. “Buscamos que el Gobierno tenga capacidad para discernir cuándo una importación es fundamental, porque las trabas lo que terminan haciendo es que dejen de ingresar millones de dólares por la exportación”, dijo Ammaturo.
“El de esta pyme es apenas un ejemplo de las decenas de reclamos que se reciben todas las semanas en la cámara, mientras que por el Mundial de Qatar salen miles de dólares diarios que no vuelven al país de ninguna manera”, cuestionó.
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