Más allá de la moda: el saludable negocio de los alimentos orgánicos
La tendencia de los productos elaborados sin químicos avanza cada vez más dentro de las góndolas, impulsada por un crecimiento de la demanda tanto a nivel doméstico como internacional; los desafíos de abastecer los supermercados y almacenes
La cultura de lo orgánico es una realidad y llegó para quedarse. Así lo estiman quienes llevan a cabo este sistema productivo. Según ellos, frente a ese desafío, deben recalcular sus movimientos. En el mundo, la movida no solo es alimentaria sino que se derrama en otros sectores: vestimentas, productos de cosmética y belleza, entre otros.
Sin embargo, en la Argentina, con 3,1 millones de hectáreas certificadas, el consumo interno avanza a un paso más lento por ese camino.
Ubicada en un segundo lugar dentro del ranking de exportadores en el mundo, por detrás de Australia; en las góndolas fronteras adentro, la oferta alimenticia es variada pero acotada. Frutas y verduras, productos con valor agregado sin químicos, como vinos, yerbas, dulces y mieles, aceites, vinagres, lácteos hasta restaurantes totalmente orgánicos que satisfacen los requerimientos a un público todavía reducido pero exigente.
De cara al futuro, los productores de orgánicos buscan dejar de ser tendencia, moda o novedad y ganar espacios en el mercado convencional. Hoy el negocio pasa por atraer y encantar a un público acostumbrado a hábitos masivos.
El eje de crecimiento para esta industria agroalimentaria es abandonar el nicho y masificarse. Los expertos indican que para esto es necesario generar un cambio de paradigma en la sociedad. Con un sistema productivo diferenciado, sustentable y más de 1200 colmenas orgánicas, Ricardo Farra, dueño de Estancias Las Quinas visualiza el futuro del negocio. "Hoy son los jóvenes quienes buscan productos virtuosos. Los millennials, con otro chip, son quienes marcan la cancha y se fijan cuál es el impacto que tiene la producción, es decir la historia que hay detrás", cuenta a LA NACION.
Pero sin duda la brecha de precios entre lo orgánico y lo convencional es un punto no menor a la hora de competir en góndola. La logística y la comercialización son disparadores a corregir. "El flete se cobra más al ser un producto orgánico, además al estar de moda, intermediarios y comerciantes sacan un provecho extra del producto", remarcan en el sector.
Otra cuestión es la certificación orgánica. Son solo cuatro las certificadoras privadas en el país designadas por Senasa para registrar. Además, una vez que se paga, recién tres años después se está habilitado para poder vender el producto. El punto bisagra es que, al estar la cadena orgánica formalizada en un 100% (en blanco) hace que, en algún sentido, se generen ventajas considerables en la vereda de enfrente.
Productos en ascenso
Con un protagonismo relevante, la miel juega en las grandes ligas orgánicas como alternativa endulzante natural. En su fábrica, en General Las Heras, provincia de Buenos Aires, Parra, también presidente de Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (MAPO) cree que la certificación de los productos es la marca de fuego para la diferenciación de un producto.
Asimismo, el ejecutivo afirma que su proyecto va más allá de lo orgánico. La compañía elabora mermeladas con frutas compradas en el norte argentino para generar vínculos con los productores nativos de Jujuy. Lo llama comercio colaborativo y justo.
El empresario insiste que el sector enfrenta otro debate. "Es muy injusto el lugar que quieren ocupar los alimentos agroecológicos que pertenece a los orgánicos certificados. La agroecología no tiene certificaciones ni certezas", explica y subraya: "Se ponen el poncho ajeno y buscan subirse a una movida que no les pertenece".
Los vinos es otro de los segmentos en que lo orgánico tomó relevancia. Asentada en Luján de Cuyo y Altamira, Bodegas Chakana exporta el 85% de su producción que además de orgánica es biodinámica (el concepto básico de la agricultura biodinámica es trabajar con la tierra como un organismo vivo e influido por los ciclos del sistema solar). Francisco Soldati, de la compañía coincide que son las generaciones nuevas las más exigentes.
Fundada en 2002 por la familia Pelizzatti, Chakana tiene 80 hectáreas de viñedos con certificación orgánica y biodinámica y exporta un gran porcentaje de sus vinos. "Estamos convencidos que son los jóvenes quienes prefieren el cambio, que demandan cada vez más", dice y agrega: "Nuestro vino no es que sea mejor ni peor, no es un diferencial de marketing, sino es una manera de tomar conciencia del medioambiente".
Condimentos y otras yerbas
Guillermo Frusto es arquitecto y dueño de Pampa Gourmet, empresa que nació en el 2006. La firma comenzó produciendo salsas y aderezos convencionales y hoy ya cuenta con cinco productos orgánicos de venta al público. "Diseñé los productos para que de a poco migren a lo orgánico", explica Frusto. Desde su fábrica en San Fernando exporta al mundo. Entiende que en la Argentina llevará más tiempo pero a medida que se estandarice y bajen los precios, la preferencia hacia lo orgánico será un hecho consumado.
A la hora de las infusiones, la yerba mate orgánica también pelea por hacerse un lugar en las góndolas. Kraus, es una de tantas otras que están en el mercado. Desde San Ignacio, Misiones, Milton Kraus, su mentor, cree que el futuro va hacia lo orgánico pero "por ahora van a convivir" con la oferta tradicional.
Con más del 60% de su producción en ventas en el exterior, el empresario misionero rescata que todo comenzó hace más de 20 años, cuando eran muy pocos en el país que certificaban los productos. En 2001 empezaron a a llegar importadores norteamericanos a la provincia de la tierra colorada, interesados en la infusión 100% garantizado. Pero no solo tienen yerba, también producen y comercializan el té.
"Hoy todos hoy comprarían orgánico. La limitante comienza en el campo, hay pocos productores. Sigue los valores, porque lleva más mano de obra sumado a la certificación, lleva que los precios se incrementen", señala el empresario descendiente de austríacos.
Soldati entiende que hay una nueva forma de visualizarse y ser conocidos. "Hoy el marketing y la comercialización de estos productos pasa por las redes sociales. Es diálogo directo con consumidor", concluyó.
Según Parra, para que el crecimiento sea notorio, deberán sumarse las empresas grandes para darle volumen al negocio. Nestlé está en ese camino, con el lanzamiento de leche orgánica. "La visibilidad se va a dar solo de la mano de las multinacionales", remarca y agrega: "Sin embargo, la llave del negocio de estas compañías es la eficientización en exceso y eso terminaría con el comercio justo. Será la búsqueda de un equilibrio", asegura el empresario.