Las definiciones sobre la Argentina de un economista destacado en EE.UU.
Martín Uribe es economista, profesor titular de la Universidad de Columbia, en Nueva York, e investigador asociado del National Bureau of Economic Research (NBER) de Estados Unidos. Estudió su licenciatura en la Universidad Nacional de Córdoba e hizo el máster en economía en el Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (CEMA). Esa universidad lo trajo al país esta semana para brindar un seminario de economía internacional en el marco de los Ucema Camps.
Uribe se doctoró en economía por la Universidad de Chicago y fue parte de la División de Finanzas Internacionales de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos. Vive hace 20 años en ese país, pero no descarta volver a la Argentina. Un cargo en la función pública, y más precisamente en el Banco Central, lo alentaría a tomar la decisión.
En una entrevista con LA NACION, el analista cordobés afirmó que la tasa de interés de referencia del Banco Central en niveles del 60% es insostenible, y dice que, aunque parezca paradójico, reducirla ayudaría a creer que una tasa de inflación baja es posible. "Le agregaría al sistema una normalidad que hoy no tiene", explica.
–¿Cómo se combina toda la incertidumbre internacional por la guerra comercial con la incertidumbre local por las elecciones?
––La Argentina está en una situación de política monetaria muy anómala, es una situación muy rara en la que la tasa de interés está al 60% y la tasa de expansión monetaria está en 0%. No hay excusas para que el Banco Central no comience ya a bajar las tasas. La Argentina dio un gran paso positivo a partir del acuerdo con el FMI, que fue interrumpir un proceso muy nocivo de transferencias de recursos del BCRA al Tesoro. Lo pongo a la misma altura en términos de importancia que el préstamo mismo que nos dio el Fondo. Una vez que se dio ese paso, no hay razones para que la política monetaria no se normalice. Un programa monetario saludable incluiría subir la tasa de expansión monetaria de 0% al 6%, y comenzar un proceso de baja de tasas de interés del nivel que tienen a un rango de entre 0% y 15%.
–¿Por qué cree que no la bajan entonces? ¿Temen una nueva dolarización de carteras?
–Una de las razones que se dan es que si bajan las tasas de interés, la gente se va al dólar y sube la divisa. Creo que esa razón no tiene mucho fundamento, porque en esta situación se justifica y hasta sería saludable que el Central use reservas para absorber Leliq en el proceso de baja de tasas.
–¿En qué sentido utilizar reservas?
–Pagar las Leliq con reservas. El argumento es que si baja las tasas, el BCRA tendrá que absorber Leliq con pesos. Pero esos pesos se pueden esterilizar usando reservas.
–¿Hay suficiente reservas?
–Sí, las Leliq representan el 40% de las reservas. El BCRA tiene que sentirse totalmente libre de usar todas las reservas que necesite para sostener el proceso de baja de tasas de interés sin emitir.
–¿Qué puede pasar si se mantiene este nivel de tasas tan alto?
–Es totalmente insostenible. Espero que la estrategia del Banco Central sea que las tasas comiencen a bajar una vez que baje la inflación, pero creo que el proceso de normalización tiene que ser distinto. El BCRA tiene que empezar a bajar las tasas de interés sin esperar a que primero baje la inflación. Uno de los problemas por los cuales la tasa de inflación no baja es esta combinación muy rara de tasa de emisión monetaria cero y tasas de interés del 60%. Es una combinación muy anómala, que no se ve en muchos países del mundo. Es algo que tiene que ser normalizado muy rápidamente. Bajar las tasas ayudará a que la gente empiece a creer que una tasa de inflación baja es posible, aunque parezca paradójico. Le agregaría al sistema una normalidad que hoy no tiene. La situación que tenemos es totalmente innecesaria, porque el paso más importante de haber interrumpido el proceso de transferencias del Banco Central al Tesoro ya se dio. Con esa medida, no hay razón para continuar teniendo tasas del 60%.
–¿Por qué la inflación continúa tan alta si bajó fuertemente el déficit fiscal, hay balanza comercial con superávit y no se emite más dinero para financiar al Tesoro?
–La inflación está bajando, pero hay mucha incertidumbre en la economía. Está la externa, pero también hay mucha incertidumbre doméstica. La situación fiscal argentina es muy delicada. Es cierto que hay un déficit fiscal primario de alrededor de cero, pero el déficit secundario [financiero] todavía es muy alto, y es insostenible en el largo plazo. El resultado fiscal primario tiene que subir a niveles de alrededor del 4% del PBI de superávit para que la situación fiscal sea sostenible, dado el nivel de deuda. La forma en que se bajó el déficit fiscal a cero es una forma muy poco ortodoxa y muy poco sostenible en el tiempo. Se hizo prácticamente gracias a las retenciones y al freno de la obra pública. Esos fueron los dos ingredientes básicos. No ha habido reformas estructurales significativas. Todavía hay muchísimo para hacer y además los ajustes monetarios llevan tiempo y tienen rezagos, que a veces son inciertos y muy largos. Estamos en un proceso de baja de la tasa de inflación, pero llevará tiempo. Por eso es importante que el Banco Central baje las tasas de interés, porque son un factor que crea incertidumbre en el proceso de desinflación en la economía.
–¿Por qué generan incertidumbre? ¿Porque se está formando una bola de Leliq?
– Porque va a ser una bola de Leliq y eso genera mucha incertidumbre. No hay razón para que las tasas no empiecen a bajar ahora. Mucha gente dice que no se puede hacer ahora y que hay que esperar a que terminen las elecciones, pero si yo fuera Macri me encantaría decirles a las pymes que la tasa de interés está bajando. No entiendo por qué es electoralmente malo bajar las tasas. De las razones que he escuchado por las cuales las tasas no bajan, no comparto ninguna.
–¿Coincide con su colega Guillermo Calvo de que un gobierno de Cristina Kirchner sería mejor para el mercado porque haría las reformas impopulares que esta administración no hizo?
–No, estoy totalmente en desacuerdo con eso. El gobierno de la señora de Kirchner no tuvo ninguna vocación de responsabilidad fiscal seria. Erosionó prácticamente todas las instituciones fiscales. Este gobierno, si bien no ha hecho las reformas estructurales que hacen falta, ha empezado con reconocer que tenemos un problema fiscal, un problema de deuda y ha comenzado un proceso de recomposición de tarifas que lamentablemente ahora por la elección ha dejado retrasado, que creo es una mala política electoralista. Está en un proceso de tratar de arreglar con las provincias una racionalización del gasto público. Por lo tanto, la historia no nos dice qué va a pasar, sino qué puede pasar. Basado en la historia de los últimos años, entre el gobierno de la señora de Kirchner y el gobierno del señor Macri, el último ha tenido medidas mucho más conducentes a la racionalización y la solución del problema fiscal. Si uno de los dos tiene que arreglar la situación fiscal, es mucho más probable que lo haga Macri que el gobierno de Fernández.
–Cuando comenzó este gobierno, había una esperanza en el mercado de que las cosas serían distintas y, sin embargo, en algún momento se perdió el rumbo. ¿Cuándo cree que sucedió?
–El rumbo se retomó un poco, pero lamentablemente nos costó una crisis.
–¿Era evitable?
–Yo creo que era evitable la crisis. La situación fiscal heredada por el Gobierno era realmente muy grave. Las instituciones fiscales estaban totalmente erosionadas, con un Estado absolutamente recargado, desbordado, sin tener ni siquiera datos confiables para evaluar cuál era la situación heredada inicial. Todo esto combinado con un gradualismo fofo. Por lo tanto, el partido se empezó a perder desde el principio. La crisis terminó materializándose cuando desde adentro de Cambiemos el sector de Lilita Carrio y de Alfredo Cornejo le cuestionó al Gobierno la recomposición de tarifas, que era la única dimensión a lo largo de la cuál se estaban haciendo progresos. Eso fue la paja que le rompió el pescuezo al camello, pero ya veníamos de una situación fiscal muy dura por la inacción.
–¿Se subestimó la situación?
–Se sobredimensionaron los costos de hacer un ajuste fiscal y se subestimaron los beneficios de hacerlo. Nos tocó una crisis y tuvimos un sudden stop, el resto del mundo dejó de prestarnos de forma muy abrupta en abril del año pasado y nos tocó vivir esa crisis, que nos llevó a pedirle al Fondo que nos solucione los problemas de préstamos. El Fondo, siempre que presta plata, pide ajuste. Nos tocó empezar a hacer el proceso de ajuste en serio en un momento de recesión. Habría sido mucho mejor ajustar antes de que nos venga la recesión.
–¿Cuándo cree que el mercado financiero se abrirá de nuevo para la Argentina?
–En la medida que se despejen las incertidumbres políticas y pasen las elecciones, y que el gobierno que sea dé signos de querer seguir con este proceso en el cual la situación fiscal se encamina, los mercados siempre están interesados en la Argentina. El país tiene un gran potencial. Hace falta que vean que estamos caminando en la dirección correcta. Con eso es suficiente.
–¿Puede haber otra crisis cambiaria?
–Espero que no. Tanto el Banco Central como el Tesoro están muy comprometidos en tratar de normalizar esta situación, y espero que rápidamente el BCRA empiece a normalizar el problema de las tasas. Espero que después que pasen las elecciones se retome el sendero de normalización de las tarifas que se dejó de lado, y que se empiece de a poco a redimensionar este Estado ineficiente y sobredimensionado que tenemos. En la medida que tomemos medidas en esa dirección, vamos a poder evitar una crisis cambiaria.
–Guillermo Calvo dijo también que la economía podría caer todavía más. ¿Coincide o cree, como el FMI, que el país podría crecer el año próximo?
–Todos los signos que estoy viendo parecen indicar que hemos tocado fondo y que la economía está muy de a poco recuperándose. De los sudden stop generalmente es difícil salir en forma rápida, especialmente cuando hay una interrupción muy severa del crédito privado. Cuesta que la maquinaria vuelva a ponerse en marcha, pero los signos que veo son de rebote, aunque muy tímidos, pero no veo la economía cayendo aún más.
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