Martín Guzmán. “Hoy no hay un plan para bajar la inflación, sino para dolarizar”
El exministro de Economía de Alberto Fernández asegura que el bono para importadores “es el comienzo de la dolarización”
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En la biblioteca de su departamento en Nuñez, Martin Guzmán, tiene apilados aún los famosos cuadernos rojos de tapa dura que llevaba siempre encima cuando era ministro de Economía. Se mezclan allí con libros de Paul Krugman, Ernesto Laclau y Barack Obama. En su escritorio, las fotos lo muestran Diego Maradona, su amigo Sergio Chodos –en la madrugada del cierre de la reestructuración de la deuda privada– y con su mentor, Joseph Stiglitz, en el Vaticano. De hecho, a un lado de su escritorio, reluce una edición del Laudato Deum, obra que el Papa Francisco quizás le ofrezca al presidente Javier Milei en las próximas horas.
“No hay un plan para bajar la inflación, sino para dolarizar”, subraya el economista mientras se prepara para partir a EE.UU. “El Bopreal [el bono para importadores] es el comienzo de la dolarización”, advierte.
Guzmán señala que la herencia recibida por este Gobierno fue mala, con caída de los salarios reales, más desigualdad y pobres, pero niega un peligro de hiperinflación. “Hay mensajes totalmente exagerados”, dice sobre el relato oficial.
El director de Suramericana Visión –que no descarta tener su partido político– cree que el ajuste actual es regresivo y que apunta a la clase media, principalmente a los jubilados y trabajadores informales. Además, cuestiona la liberalización absoluta de algunos mercados –que estaban mal regulados–, como el de la salud, y critica marcos estatales oscuros, como el funcionamiento de los fondos fiduciarios, hoy en boga.
Además, cree que el peronismo no puede seguir siendo el de la plaza del 17 de octubre de 1945. Para el ex ministro de Economía, el movimiento debe debatir una reforma laboral, la orientación de los subsidios y el cepo cambiario.
–¿Cómo vio el cierre de la gestión económica del gobierno pasado y el comienzo de la actual?
–En el último año, los datos son conocidos. Se dio una caída fuerte de los salarios reales, concentrado sobre todo en la última parte de 2023, un aumento de la desigualdad y de la pobreza. Esa situación social fue generando mayor malestar. Así. es entendible el resultado de la elección. Lo que se da en el comienzo de la nueva gestión es un esquema que no va a estabilizar la economía, sino que tiene dos objetivos. El primero es la dolarización, que no es un plan de estabilización. Y el segundo es aumentar lo máximo posible el precio de los bonos del Tesoro. Es decir, hoy no hay un plan para bajar la inflación, que es el principal problema de la economía argentina, sino un plan para dolarizar.
–El Gobierno habla de una herencia catastrófica y de una situación de hiperinflación
–Es evidente que el gobierno recibe una situación económica difícil, pero hay mensajes totalmente exagerados sobre la realidad de la situación. Desde el punto de vista cambiaria es compleja. Desde el punto de vista fiscal, también empeoró en el último año de modo estructural. Hubo una medida que generó un aumento estructural en el déficit, que fue la eliminación del impuesto a las ganancias de la cuarta categoría. Es una medida que no está alineada con lo que hoy es práctica razonable de estructura impositiva en el mundo. Entonces, es cierto que el Gobierno recibe una situación económica, tanto en el frente externo como en el fiscal deteriorada y compleja, pero yo no veo una situación de hiperinflación. Hoy lo que tenemos es un ajuste profundamente regresivo que pone la carga principalmente en la clase media, en la población jubilada y en los sectores informales de la economía. Y eso va a generar mucho malestar. Hoy no hay un ajuste a la casta, hay un ajuste a la población. Por el contrario, se han mantenido ciertos privilegios y se les ha dado mucho poder de mercado a ciertos sectores de la economía.
–¿De qué sectores estás hablando y qué privilegios?
–El de la medicina prepaga, por ejemplo, donde la regulación no era buena. No tiene sentido que se actualice el valor de la cuota, según la definición entre dos autoridades políticas y un funcionario. Pero es un mercado en el que se da una característica, la demanda inelástica: si estás enfermo tenés que ir al médico; si tenés que comprar remedios no podés evitar hacerlo. Si ese mercado no se regula bien, teniendo en cuenta que no es que de un día para otro entran otros proveedores, entonces lo que termina ocurriendo es que se explota el poder de mercado. Hace falta además una reforma de la arquitectura del Estado. Lo que hoy se está discutiendo más es el tema de los fondos fiduciarios, cada uno de ellos con su propia tesorería y sin los marcos de control y supervisión que sí tiene la administración central. Ahora, lo que se requiere es un ordenamiento, no eliminarlos de golpe porque también eso daña al Estado. Por otra parte, todo el mundo reconoce que tiene que haber una adaptación de la legislación laboral. Ahora es un tema que se volvió tabú en peronismo. El no plantear una adaptación al mundo con la tecnología actual da lugar a que después un gobierno de turno haga cualquier cosa que termine dañando al conjunto de trabajadores. Por último, se fue generando un proceso de desintermediación financiera a partir de lo que fue el crecimiento de las Lelics y los Pases. Para los bancos es fácil apretar un botón y transformar los depósitos de la gente y de las empresas [en esa deuda remunerada del BCRA] en vez de salir a buscar clientes.
–¿Se puede sostener el crawl de 2% teniendo en cuenta que la tasa implícita en pesos es positiva frente al dólar con esta inflación?
–¿Podés comprar dólares libremente en el mercado oficial? ¿qué dólar mirás si vas a comprar dólares?
–El MEP
–Entonces, ¿respecto a qué tasa se define si te quedás en un plazo fijo en pesos o vas al dólar? La de los libres. Si mi tía va a decidir si renueva el plazo fijo o no, no va a mirar la tasa del crawl del dólar oficial va a mirar a los dólares paralelos. Y además ¿quién cree hoy que la tasa del crawl del 2% se vaya a mantener? ¿Qué dice el dólar futuro? Está diciendo que todo el mundo espera que no se va a poder sostener esa tasa en un contexto donde el tipo de cambio real se está apreciando muy fuerte porque hay un traspaso grande de la devaluación a los precios.
– Entonces, ¿este es un movimiento oficial de guía para que las carteras se dolaricen?
–Claro, hoy no hay un plan para bajar la inflación. Lo que hay es un plan para dolarizar y lo podés ver en distintos elementos clave. El primero es la política de tasas de interés reales muy negativas. ¡Cuidado! La tasa de interés nominal había que bajarla. Pero, la velocidad a la que se baja la tasa nominal tiene que tener una relación con las expectativas de reducción de la inflación que se generan en los participantes de la economía. Esto fue mucho más allá. No se generó una expectativa de reducción de la inflación. Por el contrario, la tasa interanual de inflación va a continuar aumentando. Lo que puede bajar es la tasa de inflación mensual con respecto al pico del 25% de diciembre. El Banco Central define una tasa de interés real muy negativa. Por una parte, bajar la nominal hace que se cree menos liquidez y eso ayuda a bajar la inflación. Pero al mismo tiempo, genera una dolarización de carteras. Va licuando los pasivos del Central, que no son otra cosa que los plazos fijos y las cuentas remuneradas. Y esa licuación no es que sea una forma para que la gente se quede quieta. Alienta la dolarización. La primera parte del plan de dolarización es esa licuadora. La segunda es el Bopreal.
–¿Por qué?
–La dolarización es dolarizar todos los pasivos del BCRA. Y permitir pagar impuestos con el dólar. El Gobierno dice que el Bopreal es la solución al problema de los importadores, pero es un gran engaño. No soluciona el problema, lo que hace es dolarizar la deuda en pesos del BCRA. El Central tiene, como cualquier banco, activos, pasivos y patrimonio. Dentro de los pasivos, tiene lo que antes eran las Leliq y los Pases, que están en pesos y rinden un interés. Tiene otros pasivos, por ejemplo, la base monetaria. Una empresa importadora tiene dentro de sus pasivos deuda en dólares porque importó. A esta empresa que tiene deuda en dólares le dicen que son los únicos que van a poder suscribir el nuevo bono. El Bopreal es un bono en dólares. ¿Cómo compra esa empresa este bono en dólares? Tiene que desarmar un activo en pesos. Por ejemplo, un plazo fijo o una cuenta remunerada. Le compra al BCRA el bono y sube su activo en dólares. Esta empresa desarmó un activo en pesos que tenía en algún banco comercial. O sea, un plazo fijo. Ese plazo fijo de esa empresa era el pasivo del banco. El banco, cuando le dijeron que no le renovaban el plazo fijo se dio vuelta y desarmó pases. Bajó el pasivo en pesos del BCRA y aumentó el pasivo en dólares, que se llama Bopreal. O sea, al final de esta historia la deuda de las empresas importadoras no se tocó. Lo que ocurrió es que se dolarizó el activo de estas empresas y el pasivo del BCRA. Hubo una transferencia de riesgo cambiario desde las empresas que importaron hacia el BCRA. Esto, en algún momento, se paga. Y se hace eventualmente con mayor inflación, salvo que la Argentina genere grandes excedentes de dólares. El Bopreal es el comienzo de la dolarización.
–¿Cree que efectivamente el Gobierno elegirá ese camino?
–Es el único plan que hoy tiene el Gobierno. Y es profundamente dañino para las posibilidades de producción de la Argentina.
–¿No serviría para sacarle la posibilidad de emitir a una política acostumbrada al déficit?
–No hay que tener siempre equilibrio fiscal. Hay que tener sostenibilidad fiscal. Hay veces que hay que tener superávit y otras, déficit, pero los déficits tienen que ser sostenibles y estar bien financiados.
–¿Dónde estuvo la falla de política económica de su gobierno?
–La encuentro en dos lugares. Una fue en lo que tardamos a partir de que la pandemia en atacar el problema de los subsidios energéticos, que fue uno de los grandes frentes de conflicto interno dentro del gobierno. El otro fue el esquema cambiario que tuvo un conjunto de reglas que imposibilitó que el superávit comercial que hubo se traduzca en una acumulación de reservas, principalmente la posibilidad de las empresas de acceder al dólar oficial para pagar sus deudas en dólares.
–¿Cómo ve al peronismo hoy?
–El peronismo se tiene que aggiornar. No puede ser el de la plaza del 17 de octubre. Hay cuestiones que han tenido un carácter regresivo y fueron vertebrales en el esquema de gobierno. Cuando se quisieron cambiar generaron conflicto, como fueron durante mi gestión los subsidios económicos, que son pro ricos. Y no solamente eso, sino otras, como la idea del cepo. Los controles de capital son una política defensiva, pero no un lugar desde el cual construir. Hay que converger a un esquema macroprudencial.
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