Martín Guzmán: Devaluación, inflación y crisis, las definiciones del ministro de Economía
"No habrá devaluación". El ministro Martín Guzmán insistió en que el Gobierno tiene las herramientas para "administrar la política cambiaria" e insistió en que no habrá saltos del tipo de cambio oficial, que es "el que importa en la macroeconomía".
El titular de la cartera de Economía remarcó que el plan del gobierno es mantener "el ritmo de depreciación" que se viene dando en los últimos meses acompañando el ritmo de la inflación. A su vez, insistió en la necesidad de avanzar en la "consolidación fiscal".
"Vamos a continuar con el ritmo de depreciación del peso contra el dólar que venimos manteniendo, de la mano de la inflación, mientras buscamos en forma gradual y en la velocidad que se puede ir reduciendo la inflación", remarcó el ministro, en una entrevista con Radio Con Vos.
"Más allá de la situación compleja, tenemos instrumentos para manejar algo que es central, que es la política cambiaria, que da referencia al que vende para que sepa que lo hace al precio correcto. Que haya claridad de que vamos a ser firmes en lo que venimos haciendo, y que lo financiero no contagia a lo real", afirmó Guzmán.
Su planteo se da luego de que el dólar paralelo ilegal y las cotizaciones financieras de la moneda estadounidense concluyeran ayer en máximos históricos. El dólar blue trepó a $190, mientras que el dólar 'contado con liquidación (CCL)' tocó los $180 y el dólar MEP se acercó a los $170.
"Hoy la situación de lo real es distinta a lo que se ha dado en otros episodios en la economía argentina", enfatizó Guzmán, en referencia a que la economía hoy tiene superavit comercial (US$18.055 en los últimos 12 meses, según los datos del Indec), controles cambiarios y cerró recientemente la reestructuración de la deuda. Además, el ministro insistió en que el Banco Central tiene US$42.000 millones de reservas.
"Tenemos una brecha muy elevada pero se da en situación que no se condice con la economía real y el frente externo. Esto nos permite continuar con la política cambiaria con el tipo de cambio oficial, que es el que importa para los precios de la economía. El plan es que tipo de cambio vaya de la mano con los precios", insistió Guzmán, quien reconoció que la brecha "genera ansiedades, y por eso nos ocupa".
Sobre la brecha cambiaria
Guzmán dijo que la distancia entre el tipo de cambio oficial y los paralelos genera "ansiedades" y planteó su preocupación sobre el "desanclaje de las expectativas", aunque intentó minimizar su impacto en la economía real. "Los valores de los tipos de cambio paralelos están muy lejos de representar la capacidad del país para generar ingresos en dólares. Argentina no es un país de ingresos bajos, es de ingresos medios. No es un país de US$4000 per cápita, como es lo que indicaría si el tipo de cambio oficial fuera el valor de los paralelos", afirmó.
"Hay problemas fundamentales de la economía, obviamente, pero también hay una amplificación de las expectativas que van más allá de esos problemas. Y hubo cierto desanclaje de las expectativas, y eso explica una brecha tan alta, pero tenemos con qué seguir manteniendo la política con respecto al tipo de cambio oficial", dijo el ministro.
A su vez, planteó que la suba en estos tipos de cambio tiene que ver con que se trata de "mercados pequeños". "No tienen relevancia macroeconómica de forma directa. En el 'contado con liquidación' se operan US$30 millones por día. Es tan pequeño que con poco volumen la cotización se dispara. Con una orden de US$5 millones generás un aumento de la brecha", afirmó.
A su vez, planteó que la suba de los paralelos tiene que ver con fondos especulativos que ingresaron al país para realizar inversiones financieras en pesos y que ahora buscan desarmar esas posiciones. Para eso, explicó Guzmán, diseñaron un esquema de subastas de bonos en dólares por hasta US$750 millones, que podrán ser integrados con títulos en pesos.
"De esta forma, apuntamos a ir limpiando parte de las presiones que generan la elevación de la brecha. El punto es ver su naturaleza, que tiene que ver con fuerzas reales sino con actores que quieren salir de posiciones en pesos. En esencia, son capitales que nunca tuvieron interés en la economía real en la Argentina", dijo.
A su vez, se refirió a la dinámica del dólar blue, que ayer quebró su récord, subió $7 en la semana y alcanzó los $190. "Hay fuerzas de oferta que no están presentes en el contexto de pandemia", dijo Guzmán, en referencia a las divisas que aportan a ese segmento los turistas de países limítrofes.
También se refirió al endurecimiento del cepo dispuesto por el Banco Central, el 15 de septiembre, cuando se dispuso encarecer y restringir el acceso al cupo de US$200 del 'dólar ahorro'. "Con esas medidas, lo que dejó de pasar fue que los que compraban dólar ahorro vendieran al blue. Pero se tomaron esas medidas porque había que cuidar el frente de las reservas internacionales para poder manejar el dólar oficial, que es el que más importante para la forma en que queremos darle rumbo a la economía".
El déficit fiscal
Al igual que ayer tras la reunión del gabinete económico, Guzmán insistió en la necesidad de "poner las cuentas en orden" en la Argentina. "La sostenibilidad fiscal es un pilar y es un corredor en el cual hay que avanzar. Queremos que vaya dándose la reducción del déficit y que converja en el equilibrio a una velocidad que sea consistente con mantener la recuperación", dijo Guzmán.
Este año, según estableció el Gobierno en su última ampliación presupuestaria, el déficit primario será de $2,2 billones, cifra que ronda el 8% del PBI. Para 2021, el Presupuesto proyecta un rojo primario del 4,5% del PBI.
"Argentina necesita que la sostenibilidad fiscal sea política de estado. No vamos a llegar a cero en tres años, porque para eso va a hacer falta más tiempo", afirmó no obstante Guzmán.
En ese sentido, sin embargo, deslizó que el Gobierno proyecta realizar cambios en su programa fiscal y monetario para 2021. En el presupuesto, que la semana próxima comenzará su debate en Diputados, se definió que un 40% del déficit se financiará con emisión de deuda. El plan, confirmó el ministro, es incrementar esa participación, para reducir la necesidad de recurrir a la emisión monetaria por parte del Banco Central.
"Está claro que hay un problema de fuerte déficit fiscal, pero tiene que ver con la situación extraordinaria y sin precedentes que es la pandemia, que generó una fuerte necesidad de aumento de gasto y, a su vez, hizo que cayera la recaudación. En un contexto en el que ya no teníamos acceso al crédito, hubo que recurrir a la emisión", dijo Guzmán.
"Queremos resolver ese desequilibrio, y hacemos lo mejor en estas circunstancias. No emitir implica no poder financiar gastos que son necesarios para cuidar a la gente y a la producción", agregó el ministro. La discusión hoy en el Gobierno está en cómo se definirán los parámetros y las condiciones de la séptima etapa del programa ATP para empresas, y la eventual cuarta entrega del IFE. En el Presupuesto, a su vez, no se contemplaron gastos de asistencia asociados a la pandemia de coronavirus.
Por otra parte, Guzmán deslizó que el Gobierno avanza en un nuevo acuerdo con el FMI. "Compartimos el compromiso de las autoridades con políticas que aseguren una consolidación fiscal favorable al crecimiento y al mismo tiempo protejan a los más vulnerables", dijo días atrás Kristalina Georgieva, titular del organismo, quien esta semana conversó telefónicamente con Guzmán.
El ministro aseguró que están trabajando con organismos financieros internacionales para que aporten fondos para "parte del gasto de capital". A su vez, dijo que el nuevo programa con el FMI contemplará un programa fiscal de tres años, y que será enviado al Congreso. "Hay que hacer el acuerdo de forma que funcione. El anterior se hizo en tres semanas, y no funcionó", afirmó el ministro.
El impacto de la política y la grieta
Según Guzmán, "la grieta tiene un costo económico" y planteó que la tranquilidad económica también es "una tarea colectiva". "Una sociedad fracturada es una sociedad a la que le cuesta tener una economía tranquila. Estabilizarnos y ponernos en el sendero de la recuperación, si queremos ir para el lado que le hace bien a la Argentina es un proceso de construcción colectiva, porque estamos todos en la misma", dijo el funcionario.
"El presidente Alberto Fernández no quiere la grieta. Tiene la visión definida de que la grieta cuesta. Ponernos de acuerdo en temas y pilares fundamentales para la estabilidad y el desarrollo es una tarea colectiva. El Gobierno no fomenta la grieta, y hay gente que tiene que asumir sus responsabilidades", afirmó el ministro, y apuntó tanto a funcionarios del oficialismo como a representantes de la oposición, al sector privado y a los "medios de comunicación". "Las circunstancias llaman a una elevación de la responsabilidad", afirmó.
La respuesta a los bonistas
Ayer, un grupo de acreedores que participaron del canje de deuda emitieron un comunicado con críticas a la gestión económica y al FMI. Allí reclamaron un plan "coherente" advertían que "ya no es plausible que el Gobierno de la Argentina culpe de sus problemas al legado económico que heredó".
Hoy, Guzmán rechazó las críticas de ese comunicado: "Es un grupo minoritario. Una vez que se difundió, empecé a recibir mensajes de otros acreedores, sobre todo de grupos más grandes, despegándose y mostrando una responsabilidad corporativa y social distinta".
"Es un proceso donde todos jugamos fuete porque los intereses en juego eran muy grandes. Han quedado heridas que tendrán que ser suturadas. El comunicado no representa la opinión de la mayoría de los acreedores. Las políticas económicas de Argentina las definimos nosotros. Lo que piden ahí, que van en la línea de mayor contracción y ajuste fiscal en 2021 es lo que hizo el Gobierno anterior y no funcionó", dijo Guzmán.
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