“Martillar un clavo con un destornillador”: la crítica de Alvarez Agis a los economistas del Gobierno y la oposición
El titular de la consultora PxQ explicó por qué, según su visión, no alcanza un esquema ortodoxo para bajar la inflación y dijo que es necesario un “plan de estabilización”
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“Martillar un clavo con un destornillador”, dijo Emmanuel Álvarez Agis, al describir la discusión sobre el escenario macroeconómico en la Argentina y las medidas que aplican o proponen tanto el Gobierno como los referentes de la oposición en temas como impuestos, tarifas, el tipo de cambio o el gasto público.
“Acá se escucha ‘no subas las tarifas, porque es de derecha; no subas las retenciones, porque es de izquierda; o peor, que sos macrista o kuka. No subas impuestos porque están los libertarios, no bajes el gasto porque están los movimientos sociales. Y mientras las herramientas de política económica sigan coloreadas de uno u otro color, vamos a seguir queriendo martillar un clavo con un destornillador”, dijo el titular de la consultora PxQ, durante su presentación en el seminario anual de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP).
En ese contexto, el exviceministro de Economía (2013-2015) analizó la coyuntura y planteó que “se está generando consenso sobre la necesidad de un plan de estabilización”. Según su visión, con el régimen de alta inflación que hoy existe en la Argentina “las políticas más clásicas no alcanzan”, en referencia a lo fiscal, lo monetario y lo cambiario.
“Con cualquier cosa abajo de 50%, no es mucho más que esas tres palancas: la tasa de interés, los gastos y recursos y el tipo de cambio. Pero con inflaciones de esta velocidad, hay consenso de que eso no puede faltar, pero con eso solo no alcanza”, detalló Álvarez Agis.
Según el economista, además del componente ortodoxo, un plan de estabilización para la Argentina hoy debe incluir “un eje desindexatorio, que es lo que le da el marketing” y “el ajuste en los precios relativos” que es “el más difícil de entender”. “Pero si los precios relativos no están bien al inicio del plan de estabilización, probablemente ese programa fracase”, advirtió Álvarez Agis.
“Son algo difícil de aprehender y no hay un ‘nivel mágico’, sino que se definen por la negativa. Si hay un precio que genera un problema evidente, está en desequilibrio. Y hoy, las tarifas de servicios públicos generan un gasto en subsidios equivalente al déficit fiscal, generan un problema en otro lado”, ejemplificó, al advertir que antes de un plan de estabilización se necesita un ajuste en el sector.
Para ilustrar las distorsiones de precios relativos, realizó una comparación entre la situación en la Argentina y el exterior. “En Capital, el precio promedio de un par de zapatillas es algo así como $50.000 y el alquiler de un monoambiente en un barrio caro es de $100.000 por mes. En Manhattan, en promedio unas zapatillas valen US$100 y un alquiler vale US$1000. Son precios relativos y podría ser que las zapatillas están caras o el alquiler está muy barato, pero no hay que ser economista para ver que un alquiler sean dos zapatillas está raro”, dijo.
También se refirió a los salarios, que en el sector privado registrado acumulan una caída de más de 20 puntos desde 2015. “Un asalariado gana hoy en promedio $160.000 de bolsillo, que es un poco más que un alquiler o tres pares de zapatillas. Entonces: la zapatilla está cara, el alquiler está caro y el salario está baratísimo. Peor no se puede hacer, y es la peor de las combinaciones”, afirmó.
Por eso, enfatizó que resolver esos desequilibrios son el gran desafío de la Argentina. “Si uno hace un programa de estabilización con precios relativos donde uno se siente en una situación extraña, lo más probable es que fracase, porque cuando uno desinfla suele agravar los desequilibrios”, dijo, y advirtió por el empeoramiento de la dinámica inflacionaria: “Era 25% a la salida de la presidencia de Cristina Kirchner, 50% al final de Cambiemos y 100% este año. Es cada vez más difícil arreglarlo”.
Según Agis, la cuestión externa y el flujo de divisas es un componente clave de un programa de estabilización: afirmó que “si el plan no apalanca un ingreso de dólares, vuela por el aire rápido” y comentó que tanto el plan Austral como la Convertibilidad se dieron en el marco de acuerdos y desembolsos de fondos por parte de organismos internacionales.
En ese punto, se refirió a la política cambiaria y a la discusión sobre una corrección del tipo de cambio dentro del programa de ajuste de precios relativos, en una situación comparada a 2014. En aquella ocasión, mientras se desempeñaba como viceministro, el Gobierno avanzó en una devaluación del 23% (el dólar pasó de $6,50 a $8 en febrero de ese año).
Pero la foto entre ambos contextos es distinta. En 2014, antes de esa corrección cambiaria, la inflación mensual era del 3%, mientras que ahora supera el 6,5%. A su vez, las reservas líquidas del BCRA superaban los US$13.000 millones, mientras que ahora, luego del efecto del dólar soja, rondan los US$5000 millones, mientras que la brecha cambiaria, que hoy se ubica en el 100%, era entonces del 48%.
“Todavía se discute que para entrar en un plan de estabilización se necesita una devaluación como en 2014, y la situación actual es un 2014 escalado. En criollo: si la inflación viene corriendo al 7%, devaluás 23% un día y después dejás el tipo de cambio anclado, la inflación sube al 9%, después vuelve al 7% y en tres meses perdiste la devaluación. Hoy un 23% no es ni la mitad de la brecha, y cuando mira los números, también empieza a entender lo complejo de la situación”, agregó el analista.
También se refirió a las consecuencias de un plan de estabilización y la necesidad de generar ‘consensos sociales’ para que ese programa sea sustentable en el tiempo. Así, advirtió que la conflictividad social durante el gobierno de Alberto Fernández fue baja (no hubo paros generales, que sí sufrieron Alfonsín, Macri o Cristina Kirchner) pero porque “veníamos arrastrando dos años de caída del salario” como consecuencia de la pandemia.
Y en ese sentido, advirtió que “la única manera de que el Gobierno tenga una chance electoral es una baja drástica de la inflación, y a estas tasas no se puede hacer usando solo las herramientas que te gustan y no usando las que no te gustan”, pero “en esta discusión en clave grieta, cada sector quiere usar solo un pedacito”.
En una crítica al programa que impulsa el oficialismo, dijo que “el Gobierno no quiere tocar los precios relativos; es gradual con lo monetario y fiscal en el marco del acuerdo con el fondo; y es drástico con lo desindexatorio y los congelamientos de precios”. “Así no funciona, las herramientas tienen que ser compatibles entre sí en los tres ejes: gradual, nada y shock, sale mal”, insistió.
Y el mismo planteo realizó para los economistas de Cambiemos: gradual (fiscal), shock (monetario) y nada (desindexación). “¿Con qué se come? No se puede elegir. Hay que hacer las tres cosas a la vez. Y mi problema es que la discusión tampoco me hace ser optimista hacia adelante, porque lamentablemente en la discusión en clave grieta hay herramientas de política económica las que les hemos puesto contenido ideológico y perdieron su característica de herramienta”.
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