Mario Blejer: “Se puede llegar a 0% de inflación mensual a fin de año, pero no tiene lógica pagar el precio”
El expresidente del Banco Central sostuvo que le preocupa que la sociedad pierda la paciencia antes de que se logre la estabilidad y dijo que, para evitar eso, se debe reactivar la economía; su visión sobre el cepo, las reservas, el oro y el posible pacto con el FMI
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El economista y expresidente del Banco Central (BCRA) Mario Blejer dice que la volatilidad del mercado internacional podría complicar la situación económica de la Argentina, pero señala que el Gobierno tiene margen de maniobra para hacer adaptaciones a su programa. A su vez, considera que este contexto podría ser más favorable para negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los otros organismos multilaterales para conseguir financiamiento y apuntalar la quita del cepo. En una entrevista con LA NACION, el economista elogia las medidas adoptadas por el Gobierno, pero hace hincapié en la necesidad de acumular reservas.
–¿Por qué hay tanta volatilidad en los mercados internacionales?
–En general, hay mucha volatilidad porque hay más riesgos. Hay más elementos sobre los que uno no tiene control y que varían más rápido. No hay un origen puramente económico, hay un contexto geopolítico en el que ha aumentado la percepción de riesgo, por situaciones como las de Medio Oriente, Ucrania y Taiwán.
–Pero no son eventos tan nuevos, y sin embargo la volatilidad llegó la semana pasada a los niveles que había en la pandemia.
–Sí, no son elementos nuevos, pero han confluido todos en el mismo momento. Hay una percepción de que las cosas no están bajo control. En Estados Unidos hay elecciones en noviembre y no está nada claro cuál va a ser el resultado y qué pasará en los distintos escenarios. Los mercados financieros no son tan inmediatos en analizar las cosas. Acá concluyó todo muy rápido, con el ataque a [Donald] Trump y la renuncia a la candidatura de [Joe] Biden.
–¿Estados Unidos podría entrar en una recesión?
–Sí, puede llegar a entrar en recesión si la Reserva Federal (Fed) no se maneja bien. Si para tener cuidado con los riesgos financieros siguen manteniendo la tasa de interés relativamente alta, puede haber un problema. La Fed tendría que bajar la tasa en la próxima reunión [de directorio, en septiembre].
–¿Coincide con las críticas que indican que se tardó mucho en subir la tasa en su momento y que ahora se tarda mucho en bajarla?
–Sí, está tardando mucho en bajarla y eso se debe también a que la Fed odia la inflación. Pero me parece que odia todavía más la recesión. Está con ese dilema, si bajar la tasa para apuntalar la recuperación, o si mantenerla alta para evitar un escape de la inflación.
–¿Cómo impacta que Japón haya subido su tasa de interés? ¿Era esperado?
–Era superesperado, lo que no era superesperado era cuándo. Los expertos del mercado de capital que conocen cómo actúan en Japón dicen que son lo más cautos que se puede ser. Si ellos tomaron esta medida es porque lo pensaron y porque analizaron todas las posibilidades. Nunca toman una medida así nomás. No digo que los demás tomen medidas así nomás, pero en Japón hay un nivel muy profundo de análisis y son bastante aversos al riesgo. Eso es psicológicamente indicativo y por eso los mercados reaccionaron fuerte sobre eso.
–¿Cómo afecta este contexto a la Argentina?
–La afecta por varios motivos. Si la economía mundial anda mal, la economía argentina no puede andar mucho mejor. Y en este período de recuperación es importante que no ande mal la economía mundial, porque se necesita el impulso externo para ayudarnos a salir de las famosas situaciones en las que entramos después de la asunción del nuevo gobierno. Al día de hoy hubo un cambio dramático en la parte inflacionaria, pero la recuperación está tardando. A mi juicio no está tardando más de lo que era de esperar. Pero, en la práctica, para el público está tardando. Si el entorno internacional no es bueno va a tardar más, porque es difícil salirse del contexto externo. La otra forma más directa de afectación es que hay más riesgo en los mercados de capitales, lo cual significa que las tasas de interés suben. Eso hace más caro el financiamiento. Y, para colmo, no se ha logrado bajar el riesgo país lo suficiente. La clave para la resolución de los problemas de la economía argentina está por el lado del mercado de capital. No es que no haya dónde invertir, es que no hay crédito para las firmas y las familias. Entonces, el riesgo país no bajó rápido y la tasa internacional es probable que quede alta por un tiempo.
–¿Pese a que Estados Unidos tal vez la baje?
–Hay dudas de qué va a pasar en Estados Unidos. Depende de quién gane la pulseada dentro del directorio de la Fed, los que piensan que hay que ser cautos porque la inflación todavía no está dominada, o los que creen que hay que bajar la tasa precisamente para evitar la recesión. La situación de una subida en la tasa de interés en Japón le pone presión a Estados Unidos para la dirección de no bajar la tasa.
–¿Por qué el riesgo país en la Argentina se mantiene alto?
–Porque el riesgo argentino se mantiene alto. Está claro, para mí, que los inversores todavía no están convencidos de que realmente esto va a resolver el problema de la Argentina. Tienen reticencia a mover gran cantidad de capital a la Argentina. En ese contexto no es bueno que haya volatilidad internacional.
–Pero a fines de abril parecía que el riesgo país se encaminaba a los 1000 puntos y ahora parece cómodo por arriba de los 1500. ¿Qué mira el inversor?
–Creo que es esta falta de anclaje de las variables. La cosa se está armando, pero es más difícil hacerlo en un mar turbulento que en uno calmo. Hay una pregunta interesante que se hace mucha gente en el mercado: ¿qué relación hay entre el riesgo actual y la percepción del riesgo? No es cierto que el riesgo actual en realidad haya subido, que la probabilidad de default de la Argentina ahora sea mayor que la que era hace tres meses. Pero la percepción del nerviosismo la causa el asunto de la suba de la tasa de Japón. Hay mucha gente que perdió dinero. Son los que estaban en el carry trade, pero el que pierde dinero se pone más cuidadoso.
–¿Qué puede hacer el Gobierno para absorber el shock?
–El Gobierno tiene que ser consistente con hacer las cosas que tiene que hacer, y seguir adelante haciendo algunas adaptaciones. A lo mejor pospone algunos ajustes, pero no tiene que cambiar de modelo cada vez que hay un shock externo. No digo que acá toda la situación ha sido resuelta, pero ha habido un progreso en resolver las distorsiones y los desequilibrios que había en el país.
–¿Qué adaptaciones haría?
–Se podría ser más flexible con los programas de inversión que necesitan financiamiento externo, para evitar que haya mucha presión sobre el mercado en estos momentos de volatilidad. Es muy importante que el mercado local y el internacional vean que lo que hace el Gobierno lo hace con convicción. Es bien importante, porque enseguida se contagia dentro del sistema.
–¿Se están haciendo cambios? Porque primero se dijo que había que acumular reservas y después se anunció que se iban a usar para retirar pesos de circulación.
–Ha habido cambios puntuales, pero no en la dirección general. El tema de comprar pesos con dólares ha sido porque el Gobierno le da una prioridad tremenda a la inflación. Pero eso no va a la esencia del modelo monetario.
–¿Qué opina que usen las reservas para intervenir en los tipos de cambios paralelos?
–Yo no intervendría demasiado en el mercado paralelo. El sistema como funcionó hasta ahora estaba bien. No veo ninguna necesidad de usar las reservas para sacar pesos de circulación. Si esos pesos subieron porque están los dólares, es lo mismo que les des los dólares a la gente y se quede con los pesos. Lo que se venía haciendo antes me parece correcto, no hubiera cambiado.
–¿Por qué lo hicieron?
–Si sube la cantidad de pesos porque aumentaron los dólares al haber más exportaciones, no tendría que haber inflación. No sé para qué hacen toda esa vuelta.
–¿Para bajar la brecha?
–Sí, que es un indicativo de la situación externa. Y la brecha existe porque hay un cepo. Si a todo esto le tirás encima una restricción, como la del cepo, tenés que hacer una intervención. Pero están haciendo todo lo posible para ir retirando la restricción del cepo. El cepo actual es mucho menos restrictivo que hace solo tres meses.
–¿Se imaginaba este nivel de restricción a esta altura del año?
–Sí, pensaba que hasta fin de año no habría indicadores de recuperación, porque la teoría dice que en esto hay demora. No hay una teoría que diga que es fácil salir de un sistema totalmente distorsionado como había, tomando restricciones fiscales para no tener que financiar el déficit y para bajar la inflación. Es un proceso que lleva tiempo. La brecha cambiaria existe por el cepo, no porque haya otro problema en el mercado.
–¿Qué condiciones tiene que haber para que se saque el cepo?
–Una cantidad de reservas que te garantice que no va a haber una corrida. Eso es lo principal.
–¿Usted cree que, en la dicotomía de acumular reservas o que haya menos inflación, deberían priorizar acumular reservas?
–No creo que haya una dicotomía marcada en este momento.
–Para acumular reservas, ¿no se necesita un tipo de cambio más alto inicialmente?
–Sí, se necesita un tipo de cambio más alto para acumular reservas, pero ese tipo de cambio más alto lo podrían tener también eliminando el cepo, reduciendo la restricción.
–Pero para eliminar el cepo hay que tener reservas…
–Hay que tener acceso a las reservas. Por eso, si la situación internacional está más complicada, el acceso al crédito en general de todo el mundo, incluyendo la Argentina, es más difícil. En este momento entiendo que no se puede hacer demasiado, pero tiene que haber acceso al financiamiento. Por ejemplo, el asunto del RIGI es extremadamente importante, porque de ahí depende mucho la sostenibilidad del modelo. Lo que te dice el modelo que está en la cabeza de los que diseñan la política económica es que hay que llegar de alguna forma con la inflación baja y con una actividad que deje de caer pronto, hasta que empiece a haber una dinámica de inversiones que den fruto. Hay que lograr que la Argentina pueda ganar competitividad en el mundo. Mencionaba recién lo de devaluar para tener mayores exportaciones y más competitividad. Pero la devaluación tiene el problema de que genera inflación. Habrá un momento en que, si las inversiones son suficientes y efectivamente productivas, se va a ganar competitividad porque vamos a ser más eficientes. Y eso reemplaza básicamente la necesidad de hacer todos estos trucos monetarios.
–¿Cuánto tiempo lleva ser más competitivo gracias a que tenemos mejores rutas o mejor tecnología?
–Lleva tiempo, pero no es imposible.
–Pero ¿hay tiempo sin dólares en el Banco Central?
–Hay tiempo si las cosas se hacen de forma ordenada. Esa es la forma como el resto de los países de América Latina eliminaron la inflación.
–¿Qué significa de forma ordenada?
–Significa que hay una idea de la dirección en la que van las cosas y que no hay una expresión política que no permite hacer los cambios estructurales que se necesitan para ser más eficiente. Por ejemplo, la reforma laboral. Es importante porque va a eliminar una gran cantidad de problemas que tiene el mercado de trabajo, por los cuales la mano de obra en la Argentina es cara. Si se logra eso, rápidamente vamos a tener una mejora. Pero en este momento lo que está frenando eso son las posiciones políticas de los sindicatos, que tienen sus propios intereses. La raíz del modelo, para tener éxito, está en las famosas reformas estructurales. En el ministerio de Federico Sturzenegger [el ministerio de Desregulación y Transformación del Estado] está la clave del éxito.
–¿Se puede llegar a una inflación de 0% mensual para fin de año?
–Se puede, como cualquier cosa, pero no tiene lógica pagar el precio. Con una acción fiscal exagerada y subiendo todos los impuestos, se puede, pero no es lo lógico. Con que llegue a una inflación mensual del 1%, también va a estar muy bien para continuar la transición.
–El exfuncionario Joaquín Cottani dijo que tal vez habría que ceder y tener un poco más de inflación para que no se aprecie tanto el tipo de cambio. ¿Coincide?
–Puede ser. Acá hay un trade off entre la velocidad a la cual se pueden hacer las cosas y el costo. Si creés que importa poco tener 20% de desempleo, se puede ajustar muchísimo más rápido. Es un costo político y humano que no se quiere pagar.
–¿Y cómo ve ese trade off en este momento?
–No creo que esté bien establecido cuánto sería lo máximo que se puede hacer para bajar la inflación. Pero creo que la inflación tiene que tener cierta prioridad, porque es importante la percepción. Pero también hay que tener adaptabilidad a las condiciones internacionales sin que eso te arrastre.
–¿El contexto internacional puede complicar el pago de los vencimientos de deuda de 2025?
–No hay que preocuparse por la deuda del año que viene. Se va a poder pagar, porque todavía no hemos visto cuál es el plan de financiamiento real con las instituciones internacionales.
–¿Cuánto se puede conseguir?
–Realmente mucho más de lo que se dice, con el FMI incluido. Se habló de un máximo US$9000 millones, pero todo es negociable. El Fondo es un residuo de otras cosas de las que hemos hablado. Por ejemplo, el hecho de que la situación internacional esté peor, con respecto a la relación con el FMI es mejor para nosotros. En otras cosas se está peor, porque hay que ir a negociar con el mercado y todo es más difícil. Pero negociar con el Fondo cuando la situación geopolítica es mala te sube tus acciones, porque el Fondo no va a querer otro despelote en la Argentina.
–Se habló mucho de si se puede dar el oro como prenda para conseguir mejores tasas.
–Es una cuestión totalmente financiera. Preguntaría eso en el Trust Joyero [un joyería]. Me parece que es una tontería total discutir ese tema.
–¿Qué es lo que más le preocupa del Gobierno?
–Que no puedan evitar que la reacción del público sea negativa mientras se hace el ajuste. Que se pierda la paciencia antes de que logren estabilizar. Para eso tiene que reactivar la economía. No necesariamente habría que quitar el cepo para eso, pero ayudaría.
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