Margaret Myers: “China necesita recursos y busca mercados en América latina”
La directora del programa de Asia y América Latina del think tank Inter-American Dialogue analiza cómo evolucionó la estrategia del gigante asiático en la región; amenazas y oportunidades vinculadas con la tecnología, el litio y la transición energética
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“China necesita recursos y busca mercados”, afirma Margaret Myers, directora del programa de Asia y América Latina del think tank Inter-American Dialogue. Especialista en relaciones internacionales y del vínculo entre el gigante asiático y la región, estuvo en Buenos Aires para participar en el Seminario Internacional 2024 que cada año organiza Techint. En diálogo con LA NACION, analizó las amenazas y las oportunidades que presenta la estrategia de la segunda potencia mundial en la región.
-¿Cómo describiría el rol de China en su vinculación con la región?
-Hay que entender la relación de China con América latina en fases. Una primera etapa de forma más pronunciada a fines de los ‘90 y principios de los 2000, que empezó en Venezuela o Perú y después sumó una participación considerable en la Argentina, y que estuvo conducida por tres elementos. Fue la estrategia de expansión, que se enfocó, por un lado, en la búsqueda de recursos. Eso significó energía o la agricultura, que sentó las bases de la relación comercial. También, la búsqueda de mercados, para lo que en su momento eran bienes de muy bajo valor agregado, como textiles, plásticos, cosas de esa naturaleza. Y eso es parte de lo que China sigue haciendo. Pero también ha cambiado considerablemente, porque ahora hablamos también de trenes de alta velocidad a equipamiento para tecnología 5G, data centers o líneas de transmisión de alta tensión. Y un tercer elemento fue la internacionalización de las compañías chinas.
-¿Por qué?
-En aquel momento, las empresas chinas no eran muy competitivas globalmente, especialmente en Latinoamérica. Esa es la región más lejana posible, la que menos entendían, y ayudar a que esas empresas establecieran su presencia en la región fue gran parte de esa estrategia. Y se hizo a través de créditos. Eso ocurrió en Argentina, donde China entregaba préstamos a los gobiernos condicionando esos fondos al uso de empresas y equipamiento chino. Eso ayudó a las exportaciones, que permitieron que estas empresas tuvieran presencia en estos mercados a los cuales no estaban acostumbradas. Y esos son factores que siguen conduciendo las relaciones. Pero hay otro tema que es realmente importante que moviliza a China en la región, y tiene que ver con su propia mirada de las proyecciones económicas y la agenda de crecimiento, vinculada a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt Road Initiative) lanzada en 2013.
-¿En qué sentido?
-Eso apuntó a buscar oportunidades en el exterior para exportar la capacidad excedente de producción de China. En aquel momento, era producción de acero, por ejemplo, entonces se buscaron grandes proyectos en ferrocarriles o infraestructura. Y fue importante como una forma de diplomacia económica, pero también con otros objetivos. Se usaba equipamiento chino, acero, y eran exportaciones chinas, apoyadas en financiación china en moneda china, que también persigue el objetivo de la internacionalización de su moneda, que es una gran parte de toda la estrategia financiera del país. Además, a menudo se requería la contratación de empresas chinas y ocasionalmente trabajo chino, y la exportación de esos recursos humanos también estuvo ahí. Y eso se ve hoy. Si miramos un mapa en América latina, y las conexiones entre rutas y trenes, hay muchos puertos desarrollándose en el Pacífico, y esta es parte de su compromiso para diversificar las rutas de suministro. Es parte también de la doctrina militar china, de tener una real necesidad de asegurarse de que commodities claves puedan ser exportados en caso de cualquier contingencia.
-¿Qué demanda China hoy de la región?
-Necesita recursos. Esto es lo fundamental. Recursos en términos de su propia seguridad de abastecimiento de alimentos y energía, y es una gran parte de su estrategia general. Y en esta nueva etapa, es imperativo para China ser competitivo, si no dominante, en estos sectores. Y también necesita mercados. Y en la región, algunos son más chicos, otros más grandes, pero en el agregado es un mercado muy relevante.
-¿Qué significa esto para la región latinoamericana?
-Puede ser una oportunidad, pero debe ser manejada con sabiduría. Ahora estamos en una etapa distinta. No vemos los grandes proyectos de infraestructura que vimos antes. Quizás haya un par, pero no será igual. Ahora lo que hay es un intenso foco en siete u ocho sectores que China ha priorizado localmente y en el exterior. Y esos son los vinculados con la alta tecnología y toda la cadena de suministros que la alimenta. Esto significa autos eléctricos, baterías, energía solar, materiales vinculados con la transición energética, IA, biofarma, biotecnología, equipamiento médico. Y también componentes vinculados con la construcción. Entonces, vemos un momento donde China va a exportar todas estas cosas en masa hacia el sur global, porque en muchos casos hay restricciones a la importación de estos equipos y servicios a los Estados Unidos y Europa. Esos mercados son fundamentales, y veremos un esfuerzo para exportar muchas de estas tecnologías, que puede ser beneficioso, porque son a realmente bajo costo, si hay un plan real de acción en términos de transición energética, un plan de digitalización, de cómo enfrentar la brecha digital, de cómo aprovechar estos recursos. Pero si es simplemente un influjo de equipos y servicios, sin una dirección, para que permitan avanzar hacia objetivos, no es más que dumping de China. Y eso es un riesgo. Estamos en un momento de transición. China tiene esta visión y las cosas se van a materializar desde ese enfoque. Y es un momento donde América Latina puede capitalizar algo de esto, pero solo si tiene una estrategia y política en estos sectores.
-¿Qué necesita la región en ese planteo?
-El primer paso es entender qué está promoviendo la política china, las características de su política industrial y cómo se traduce en el ámbito local y el exterior. También, entender cómo ese enfoque impacta en las industrias que son competitivas local e internacionalmente. No hay tantos productores de baterías de litio en América latina, por ejemplo. Hay fabricantes de autos eléctricos, de otros países con actividad local. Y para esas industrias es una amenaza. También se puede expandir el enfoque hacia un set de sectores más amplio, como el caso del farmacéutico, donde América latina tiene un rol importante, y tendrá competencia más directa. Entonces, entender cómo lidiar y manejar eso será absolutamente fundamental. Y adicionalmente, todo esto requiere una visión clara de la situación actual sobre la transición energética y el manejo de la IA, algo para lo cual nadie tiene una respuesta clara todavía, a medida que esta tecnología empiece a tener un rol cada vez más fundamental en el escenario regional.
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