Marchionne echa sal en la herida de Italia: el declive de su industria
ROMA-El gobierno italiano convocó a Sergio Marchionne, presidente ejecutivo de Chrysler y Fiat, a conversaciones con el primer ministro Silvio Berlusconi, luego de que el ejecutivo sugiriera que la automotriz combinada podría tener su sede en Estados Unidos. Estos comentarios echaron sal en una de las heridas más profundas de Italia: el declive de su sector industrial.
Durante un evento en San Francisco el viernes pasado, Marchionne dijo que todavía falta bastante para ver una fusión real entre las automotrices y dependerá de que Chrysler devuelva US$8.000 millones en créditos a los gobiernos de Canadá y EE.UU. Aun así, Italia entró en pánico.
La oposición criticó a Marchionne, mientras que el diario de izquierda La Repubblica dijo en un editorial que Turín, la cuna de Fiat, corre el riesgo de transformarse en "un suburbio de Detroit".
"El gobierno debe intervenir al más alto nivel", dijo Paolo Romani, ministro de Industria de Italia, en una entrevista publicada el lunes en Il Corriere della Sera, el principal diario del país.
Romani luego aseguró en un programa de noticias que él y el primer ministro planean reunirse con Marchionne el sábado para pedirle que mantenga "el corazón y la cabeza" de Fiat en Italia. Un portavoz de Fiat no quiso hacer comentarios.
El alboroto pone de manifiesto la presión que Italia y otras economías europeas en problemas enfrentan en sus esfuerzos por impulsar el crecimiento económico mientras introducen medidas de austeridad y sus gobiernos están escasos de fondos. Italia sufre de uno de los mayores niveles de endeudamiento en toda Europa, un mercado laboral inflexible, altos impuestos sobre los ingresos y una densa burocracia, factores que han desalentado a las grandes empresas de instalarse en el país.
Tito Boeri, un economista de la Universidad Bocconi de Milán, dijo que los comentarios de Marchionne no son una sorpresa. "Hay que mejorar el contexto y el entorno en el que operan las compañías para que se queden", aseguró.
Durante la pasada década, empresas que en su día formaron la columna vertebral de la industria italiana hicieron sus maletas para irse a entornos más hospitalarios en el extranjero. Hace 10 años, los fabricantes de textiles y químicos comenzaron a trasladar sus operaciones a China y Europa del Este, atraídos por la mano de obra barata y los menores impuestos.
La potencial partida de Fiat podría ser un golpe devastador. Hace tiempo que los italianos consideran a Fiat, una sigla que significa Fábrica Italiana de Automóviles de Turín, como íntimamente ligada a la economía del país. La compañía es todavía el mayor empleador del sector privado italiano y el principal cliente de firmas más pequeñas que proveen a su cadena de suministros todo tipo de productos, desde frenos hasta interiores de cuero.
El lunes, el ministro italiano de Trabajo, Maurizzio Sacconi, minimizó en declaraciones a la radio los comentarios de Marchionne. "Si hay una fusión entre Fiat y Chrysler, pienso que el grupo inevitablemente tendrá una sede en EE.UU. y otra en Italia", señaló.
Parte del problema es que quienes diseñan las políticas italianas, no esperan que Fiat y otras grandes empresas del país cuiden sus resultados, sino que compitan por los contratos del gobierno con el fin de garantizar empleos en regiones en dificultades, como el sur, explica Mario Deaglio, un economista de la Univesidad de Turín. "Las compañías son vistas como entidades que deben producir empleos y pagar la mayor cantidad de impuestos posible", aseguró.
Luego de la crisis financiera de 2008, el mercado italiano -el más grande de Fiat- repuntó en cierta medida gracias a los incentivos que otorgó Berlusconi que incrementaron las ventas internas de Fiat. Pero ahora el grifo de los los incentivos se ha cerrado, mientras que mercados emergentes como Brasil se han recuperado con fuerza, transformándose en el motor del crecimiento de Fiat.
Las fuertes ventas en Brasil impulsaron a Fiat a obtener una ganancia neta de 318 millones de euros (US$432 millones) en el cuarto trimestre de 2010, frente a una pérdida de 283 millones de euros durante el mismo lapso del año anterior. La participación de mercado de Fiat en Italia, sin embargo, cayó 2,7 puntos, hasta 30%.