Marcelo Scaglione: "Gracias a la OCDE se detectaron US$117.000 millones no declarados en la Argentina"
Artiiculador y constructor de la relación con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) durante el gobierno de Mauricio Macri, Marcelo Scaglione tenía un cargo que hoy no existe: subsecretario de Estado, representante ante la OCDE del Ministerio de Hacienda de la Nación. Su misión, allanar el camino para que la Argentina ingrese al exclusivo club de los países más desarrollados, léase ricos, con las ventajas que trae esta cercanía, entre ellas, en el plano del comercio internacional.
Los 36 países de la OCDE y sus socios clave (Brasil, China, India, Indonesia y Sudáfrica) representan alrededor del 80% del comercio y de las inversiones mundiales y pronto Colombia será el país número 37 en integrar la organización.
La semana pasada, tal como reflejó la nacion, el ingreso de la Argentina a la OCDE fue protagonista. El presidente brasileño Jair Bolsonaro declaró que la decisión de los Estados Unidos de priorizar el apoyo al ingreso de Brasil a la OCDE (la Argentina estaba primero en el ranking) es el resultado del resultado de las últimas elecciones. "En el gobierno actual no se mantuvo un puesto como el mío, aunque el tema sigue siendo desarrollado por Cancillería, el ministerio de hacienda y la presidencia de la república", comenta Scaglione, hoy director general de Nuevas Ideas OCDE, desde donde asesora a las empresas en la convergencia hacia los estándares internacionales y a los gobiernos en sus procesos de acceso a la OCDE.
P– ¿Hay un cambio de postura en este gobierno en cuanto al ingreso a la OCDE?
R–Durante los últimos tres años los Estados Unidos apoyó la candidatura argentina para el ingreso a la OCDE, y después, en forma progresiva, fue ampliando ese apoyo al resto de los países de América latina. Estableció una suerte de ranking. En primer lugar para los Estados Unidos estaba la Argentina, en segundo lugar estaba Brasil y en tercer lugar, Perú. Luego de consultar con el gobierno de Alberto Fernández, se le manifestó a la OCDE que las prioridades en este momento eran mas de emergencia y de coyuntura macroeconómica, con lo cual los Estados Unidos continua apoyando a la Argentina, pero cambió el orden de prioridades. Ahora apoya a Brasil para que ingrese en primer lugar y la Argentina después de Brasil. No se le quita el apoyo, pero hay un cambio en el ranking.
P–¿Cuánto cuesta entrar a la OCDE y cuánto hay que pagar luego por año?
R–No hay que pagar un canon de entrada. Una vez que el país entra a la organización debe aportar un porcentaje del presupuesto anual de la OCDE en función del tamaño de su PBI. Este presupuesto anual es de 300 millones de euros, de los cuales el 25% corre por cuenta de los Estados Unidos. También, el país tiene que cubrir los gastos de la revisión por la cual debe pasar y de los técnicos de la organización que ayudan a establecer una hoja de ruta. En el caso de Chile, por ejemplo, que fue el último país de América latina en ingresar a la OCDE en 2010, el presupuesto destinado para financiar las revisiones fue de 2 millones de euros por año durante los tres años que duró el proceso de acceso.
P–¿Después de esta inversión, qué beneficios concretos trae a los países ser parte de la OCDE?
R– Solo un ejemplo. Nosotros, al estar inmersos en el proceso de ingreso a la OCDE desde 2016, avanzamos mucho en la posibilidad de acceso a la información financiera a nivel internacional. Dentro de las buenas prácticas de la OCDE está estipulado que los países miembro intercambien en forma regular información fiscal internacional sobre activos de empresas y de personas físicas. Esto permite tener información sobre el financiamiento de actividades ilícitas, entre ellas el terrorismo y el narcotráfico. Se trata de un mecanismo automático a través del cual la Argentina recibió información sobre los activos argentinos en el exterior. Cuando se realizó el blanqueo fiscal en 2016, se identificaron activos no declarados por US$117.000 millones. Si no hubiéramos estado trabajando con la OCDE, no nos hubiéramos beneficiado de este intercambio.
P–¿Algún otro ejemplo?
R– A veces el beneficio llega por cambiar algunas prácticas y no por elevar el nivel de gasto. La Argentina tiene un nivel de gasto en educación que se compara con países de alto nivel de desarrollo, pero no se llega a los mismo resultados. No se trata de cuánto se gasta sino de cómo se gasta. Lo positivo consiste en tratar de no cometer errores que otros países ya cometieron y aprender de su experiencia.
P–¿Cuáles son las buenas prácticas relacionadas con el comercio exterior?
R–La Argentina integra el comité de Comercio desde 1997. Busca el desarrollo del comercio a nivel global porque está demostrado que existe una estrecha relación entre un mayor intercambio comercial y el desarrollo económico. Lucha en contra de las trabas que impiden el comercio, la competencia desleal y el dumping y el trabajo infantil, entre otras malas prácticas. •