Manzur y Guzmán buscaron llevar tranquilidad a inversores en Wall Street, pero persisten dudas
El Jefe de Gabinete y el Ministro de Economía se reunieron con una veintena de ejecutivos y analistas de fondos y bancos de inversión y manifestaron la voluntad para cerrar un acuerdo con el FMI, pero existen reservas sobre el margen político del oficialismo y los tiempos para acordar el programa
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WASHINGTON.- El Gobierno le dijo a inversores en una reunión en Nueva York que tiene voluntad y determinación para cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y encarrilar la economía. El jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el ministro de Economía, Martín Guzmán, respondieron preguntas y buscaron llevar tranquilidad y levantar las alicaídas expectativas sobre el futuro de la Argentina. Pero el esfuerzo desplegado por el oficialismo, que movió a Manzur a Nueva York en un viaje relámpago, no llegó a despejar del todo las dudas o a quebrar el profundo escepticismo que reina en Wall Street sobre el país.
Guzmán, Manzur y el embajador argentino, Jorge Argüello, se reunieron con una veintena de analistas y ejecutivos de fondos y bancos de inversión de Wall Street para brindar un panorama sobre el país. La presencia de Manzur sumó volumen político, al poner cara a cara a los inversores con la máxima autoridad del gabinete del Presidente Alberto Fernández, el hombre elegido para enderezar la gestión del Frente de Todos luego de la dura derrota en las primarias de las elecciones legislativas. Manzur viajó desde Buenos Aires a Nueva York exclusivamente para la reunión.
La cumbre con inversores, que se realizó en el consulado argentino, tuvo más presencias que el último encuentro que había tenido Guzmán en Manhattan. Estuvieron representantes de BlackRock, VR Capital, Fintech, Gramercy, GoldenTree, NWI, Redwood, Invesco, CarVal Investors, Gramercy, PointState, Schroeders, además de analistas de los bancos de inversión Barclays, Morgan Stanley, Goldman Sachs y JP Morgan.
“Fue un encuentro extremadamente productivo. Hemos manifestado la voluntad y la decisión política del gobierno argentino de acordar con el Fondo Monetario Internacional en los términos que no impliquen obstruir el desarrollo de la Argentina”, dijo Manzur, luego de la reunión.
El encuentro fue cordial, profesional y cándido, y tuvo un ida y vuelta que tocó todos los problemas que enfrenta el país, en particular la inflación, y las demoras en las discusiones con el Fondo. No hubo límites a las preguntas. La reunión llegó en momentos en los que la confianza en el Gobierno en Estados Unidos atraviesa el punto más bajo desde la llegada del Frente de Todos a la Casa Rosada, y las expectativas sobre el país han quedado, cuando menos, congeladas hasta tanto haya señales concretas sobre la viabilidad política de implementar un plan que encarrile la economía. En Wall Street –al igual que en el Fondo– reclaman un programa sólido y creíble desde el inicio de la gestión de Fernández.
“Fue todo muy profesional, no dijeron nada mal, demostraron cintura política y respondieron todas las preguntas. Pero creo que no convencieron a nadie, y hasta cierto punto fue inútil”, graficó un asistente. “El problema es que dada la inercia de los problemas necesitas un gobierno con poder y decisión respecto de hacia donde va. Ellos dicen que la tienen, pero nadie les puede creer”, agregó. Otro asistente resumió el encuentro como “realidades paralelas”.
Manzur tiene vínculos con Estados Unidos, y Guzmán suele tener buena receptividad en las audiencias que lo escuchan fuera de la Argentina. Pero el problema para el mercado radica en las dudas sobre la capacidad real para llevar a la práctica en Buenos Aires un plan que pueda, en las palabras de Guzmán, “tranquilizar a la economía”. En las palabras de un inversor: cómo se avanza ante “la restricción política”. La autoridad de Guzmán en el Frente de Todos aparece cada vez más deshilachada a los ojos de los inversores, que además dudan sobre qué ocurrirá tras las elecciones legislativas.
Manzur y Guzmán intentaron brindar señales tranquilizadoras. Manzur dijo que el acuerdo con el FMI es una “prioridad nacional”, según indicó el Gobierno en un comunicado, y ratificó la voluntad de honrar la deuda –existe el temor a un eventual default– y buscar el mejor acuerdo posible para darle sustento a la recuperación. Manzur también reiteró la decisión de que el acuerdo pase por el Congreso para que tenga el respaldo de todo el arco político. Guzmán, a su vez, remarcó que el parlamento debe tener más peso en las decisiones de endeudamiento para que la estabilización sea una política de Estado. Y reiteró que el déficit fiscal debe bajar gradualmente.
Nadie pareció dejar la charla con una certeza respecto de cuándo puede llegar a estar listo el acuerdo con el Fondo. Guzmán, dijo una fuente, cargó la responsabilidad de la demora en el Fondo, y no en el Gobierno. “Mi impresión es que falta mucho, y el mensaje es que están decididos a hacerlo. Manzur habló mucho de el peronismo, dijo que Alberto dio un mandato para cerrar un acuerdo, y no se mencionó a Cristina en toda la reunión”, dijo otra fuente del mercado.
Un asistente se llevó la impresión de que el Gobierno aspira a cerrar “un acuerdo a ‘la Argentina’” con una condicionalidad más laxa a la habitual y una rebaja en la tasa que paga el país, pero apuntó que el Fondo maneja otros tiempos y otra agenda. Pero eso, dijo, todo puede terminar “en un acuerdo trucho”.
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