Manuel Trajtenberg: “Para salir adelante hay que pagar un precio de corto plazo”
El reconocido economista argentino-israelí, director del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel, se refirió a la situación económica de la Argentina y explicó cómo Israel logró sobreponerse a una inflación del 445% anual en 1985
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TEL AVIV.- Tras una gravísima escalada de 11 días entre Hamás e Israel que dejó cientos de muertos y heridos, y de la pandemia que llevó al país del 3 al 25% de desempleo, finalmente Israel atraviesa días de tranquilidad y normalidad, luego de que -gracias a una exitosa campaña de vacunación- cayeran prácticamente todas las restricciones vinculadas al coronavirus.
“La economía sorprendió para bien: se perdió muy poco producto nacional, mucho menos que en países europeos, y la desocupación fue alta porque el gobierno otorgó beneficios muy grandes a los empleados que estaban con vacaciones sin goce de sueldo”, explica el economista cordobés, fundador en 2006 del Consejo Económico Nacional de la Oficina del Primer Ministro, a modo de balance sobre la crisis generada por el Covid-19.
Israel: de la hiperinflación a la inflación negativa
La inflación es, para la gran mayoría de los jóvenes israelíes, una palabra cuyo significado desconocen. Y si bien en los últimos seis años este valor osciló entre 1 y -1 (es decir, inflación negativa), en 1984 el país sufrió una hiperinflación del 445%. ¿Cuál fue la clave del éxito? “Se creó en la división presupuestal del Ministerio de Finanzas un ethos de profesionales públicos, no políticos, intachables, que no pueden ser tocados ni sobornados, para que sean los defensores de la disciplina fiscal. Ellos controlan el presupuesto de una manera mucho más rígida que los ministros, y esto es lo que trajo a Israel el auge económico. Ellos inician todo el tiempo reformas estructurales para mejorar el funcionamiento de la economía, porque los problemas económicos cambian de naturaleza”, resume Trajtenberg, profesor emérito de la Universidad de Tel Aviv y Doctor en Economía de la Universidad de Harvard, y agrega: “Los políticos siempre van a poner presión inflacionaria porque tienen una tendencia natural a hacer déficit: gastar más, subir el presupuesto y recaudar menos impuestos, eso es lo que les trae más votos, eso es el populismo”.
La Argentina: la lupa y el zoom en la inflación
“La inflación es el problema más grave que tiene la Argentina porque es un síntoma de un problema estructural más serio. Es una enfermedad muy peligrosa porque afecta a los parámetros más importantes de la vida económica y es un síntoma de algo mucho más profundo: es la pérdida del control porque no se hacen las reformas económicas que se necesitan”, afirma Trajtenberg, quien ocupó entre 2006 y 2017 diversos cargos públicos como asesor del primer ministro y del Parlamento Israelí.
“Los políticos siempre van a poner presión inflacionaria, porque tienen una tendencia natural a provocar déficit, a gastar más y recaudar menos”
¿Cómo se resuelve entonces este problema? “Lo que hay que hacer, se sabe. Se trata de restablecer la disciplina fiscal. No hacen falta economistas brillantes, lo que hace falta es la veracidad política y la voluntad de afrontar esa verdad de lo que hay que hacer, y eso es muy difícil, pero no es imposible”, sostiene el economista, al tiempo que alerta: “Hay que entender que para salir adelante hay que pagar un precio en el corto plazo. Se sufre unos meses -como pasó acá en 1985-, y hay que estar dispuesto a eso, pero los beneficios vienen después. Habrá que recortar presupuestos y subir impuestos, y eso desgraciadamente afecta más a los que menos tienen. Es como un tumor que hay que extraer, pero después uno se sana. No hay remedios de magos. La cura inicial es una tarea de políticos, ese es el antibiótico, y después hace falta la vacuna: los funcionarios públicos, dedicados e insobornables, que velen por la disciplina fiscal”.
Con relación a la coyuntura política, Trajtenberg afirma que se ha pasado “de una fase de populismo del gobierno de los Kirchner a un intento de Mauricio Macri de hacer reformas y establecer disciplinas”: “Lo que hizo Macri evidentemente no funcionó, porque no lo hizo de forma suficientemente decisiva para que eso pueda dar resultados en un horizonte político muy corto. Y, por lo tanto, fue derrotado: no porque la dirección era mala, sino porque no lo logró hacer de forma adaptada a las expectativas y al reloj político de la Argentina”, explica, y continúa con su análisis: “No hay un rumbo económico bueno, claro, que realmente defina lo que hay que hacer en la Argentina con los problemas de fondo. El Gobierno tiene miedo de enfrentarse con ellos, porque ven lo que le pasó a Macri. El populismo fracasó, pero lo que vino después también fracasó. Y hasta que no haya un gobierno que vaya a las elecciones diciendo la verdad de lo que hay que hacer -y no tratando de conquistar la simpatía popular con promesas falsas-, y después los argentinos lo voten por eso -y no por falsas promesas-, hasta entonces, yo tengo miedo que sea muy difícil salir adelante”.
En relación con el futuro de la Argentina, Trajtenberg se muestra optimista: “Es difícil serlo cuando uno ve el récord histórico, pero también veo la capacidad humana que tiene el país, y no puede ser que con esa capacidad no se logren instituir las políticas y las reformas que hacen falta y que se conocen. Creo que la clave está en la gente joven: que lo entiendan y lo lleven adelante, porque la generación menos joven tiene más intereses y más para perder. Una crisis como la del corona quizás pueda traer el despertar que hace falta para tomar medidas más serias”, concluye.
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