‘Made in China’ ya no es la única opción
Empresas de EE.UU. empiezan a devolver empleos a casa
GREENVILLE, Ohio—Cuando Bill Good era estudiante en la Universidad de Auburn, en Alabama, en los años 80, trabajó en una empresa que hacía equipos para gimnasios en Estados Unidos, un negocio que finalmente fue barrido por las importaciones de bajo costo provenientes de Asia.
Más tarde, trabajó en Char-Broil LLC, una fábrica de parrillas en Columbus, en Georgia, donde en 2004 participó en la decisión de trasladar la producción de EE.UU. a China, un episodio que recuerda como "extremadamente doloroso". Era parte de una inmensa marea de decisiones similares que llegó a reducir el empleo manufacturero estadounidense en cerca de seis millones de puestos de trabajo, o un tercio, entre 1997 y 2010.
En septiembre pasado, Good finalmente consiguió revertir una pequeña parte de ese flujo. Como gerente de planta de Whirlpool Corp. en Greenville, trajo de regreso la producción de batidoras de mano, que durante los seis años anteriores habían sido fabricadas por un contratista en Huizhou, en China.
Cuando Whirlpool decidió volver a ensamblar el producto en Greenville, "hubo un montón de felicitaciones", dice Good. Pero, ¿cuál fue la ganancia neta de empleos estadounidenses en Whirlpool? Alrededor de 25.
La línea de batidoras de mano ilustra la promesa —pero también las limitaciones— de una tendencia que ha ido creciendo en los últimos dos años: la relocalización de algunos trabajos de fabricación que habían sido "trasladados" a productores de bajo costo como China en las últimas décadas. La fabricación en Asia "no es algo que se dé por sentado como hace 10 años", dice Good. Whirlpool considera ahora devolver a EE.UU. la producción de otros pequeños electrodomésticos.
En febrero, el presidente Barack Obama visitó una fábrica de Master Lock en Milwaukee y alabó el regreso de esa compañía a EE.UU. desde Asia, pero la mudanza sólo creó unos 100 puestos de trabajo. Se espera que el paso de parte de la producción de Otis Elevator Co. de México a Carolina del Sur cree 360 empleos.
Movimientos similares por parte de Caterpillar Inc., General Electric Co. y Ford Motor Co. han sumado unos cuantos miles de nuevos puestos de trabajo a la nómina de EE.UU.
Todo esto tiene lugar en medio de señales de un prometedor, aunque modesto, repunte del empleo manufacturero estadounidense. Después de una caída de 35% en el número de empleos manufactureros entre 1998 y 2010, la cifra ha aumentado desde entonces en 489.000, o 4,3%, a 11,9 millones. Pero la mayor parte de ese aumento se debe más al repunte económico que a una recuperación de puestos de trabajo mediante la relocalización.
"Nos estamos volviendo más competitivos", dice Daniel Meckstroth, economista jefe de Manufacturers Alliance for Productivity and Innovation, un grupo de investigación de Virginia.
Harry Moser, presidente de Reshoring Initiative, una organización sin fines de lucro que hace campaña para traer de vuelta empleos fabriles, calcula que al menos 25.000 puestos de trabajo relacionados directa o indirectamente con la fabricación han sido devueltos a EE.UU. en los últimos años. Eso es una gota en el océano del desempleo, pero Moser piensa que el potencial es mucho mayor a medida que las compañías reevalúen los costos de producir en el extranjero.
Los expertos dicen que la decisión de relocalizar depende de una serie de factores —como los impuestos, las regulaciones, las monedas y los incentivos gubernamentales—, y que es posible que nunca tenga sentido volver a fabricar algunos productos, como el calzado y la ropa, en EE.UU.
Una encuesta realizada en enero y febrero a 105 compañías, a cargo de David Simchi-Levi, un profesor de ingeniería y experto en la cadena de suministro en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), halló que 39% de los entrevistados consideraba trasladar algunas operaciones de manufactura de regreso a EE.UU.
Conforme los salarios asiáticos han subido en los últimos años y la brecha salarial entre EE.UU. y China se ha reducido, la manufactura estadounidense se ha vuelto atractiva para algunas empresas. La caída del dólar en la última década también ha hecho más competitivos los bienes producidos en EE.UU. Además, los precios más altos del petróleo han encarecido el envío de bienes a través de los océanos, haciendo más atractiva la fabricación nacional.
Con todo, China y otros países asiáticos siguen siendo muy competitivos en muchos productos. Una vez que la experiencia y las redes de suministro se instalan en un lugar, tal como ha sido el caso de los teléfonos inteligentes en China, es muy difícil mudarlos. EE.UU. también sufre de una escasez de trabajadores especializados en algunas áreas vitales para la manufactura, como la ingeniería y la operación de maquinaria computarizada. Los impuestos a las empresas son más altos en EE.UU. que en muchos otros países industrializados.
"No es que haya una ola (de manufactura) que vuelva a EE.UU.", dijo Meckstroth. En su lugar, EE.UU. está viendo un mayor equilibrio, en el que las compañías estudian con más cuidado los pros y contras de producir en el país o el extranjero. Asia ya no es la opción de facto.