Mauricio Macri, Matías Kulfas y los silenciosos homenajes a la política de Julio De Vido
La energía o, mejor dicho, los servicios juegan al huevo y la gallina. Sin tarifas, no hay inversión; sin inversión, no hay energía, al menos a largo plazo; sin energía, hay que importarla. Bastante simple hasta acá. El tema es que para importarla hacen faltan dólares y allí empiezan los problemas.
A esta ecuación se suma otra: no hay gobierno que pueda soportar la comunicación constante de un aumento tras otro. La inflación dice presente a un ritmo que lleva al podio mundial a la Argentina y la erosión política que significa seguir con el precio de la electricidad, el gas, el transporte al aumento de los precios torna imposible cualquier sendero preacordado.
Así las cosas, hay que ir a viejas recetas. La que está más a mano es la que escribió el obediente exministro Julio De Vido. Es simple: precios pesificados y látigo corto a todos los actores del mundo energético, cosa que nadie se queje, al menos no en público. Mientras las tarifas caen en términos de los gastos de un hogar y les sacan una sonrisa a las familias argentinas, el país se come el parque de generación y surge la necesidad de importar. Mejor no hablar de esa parte de la pócima del populismo energético y de la posibilidad de abrigar negocios con la compra de combustibles impostados.
Nuevamente se sigue el camino de la pesificación, en este caso, de las tarifas de unos contados generadores. No se trata de calificar si está bien o mal, o de si hay una u otra posibilidad. Pero lo cierto es que los constantes cambios regulatorios generan la imposibilidad de proyectar a largo plazo y la inversión se congela hasta que, finalmente, se retira.
En el país ya no queda andamiaje regulatorio. Las sedimentaciones de cambios en áreas claves, que necesitan financiamiento a largo plazo, entregan una superficie demasiado áspera para que los volátiles dólares de la inversión larga se asienten.
El parque energético tiene ahora capacidad como para vivir un tiempo sin necesitar más generación de energía. La industria se desplomó y todos demandan menos. Pero si el precio se queda bajo, los consumidores le pedirán más a la red. La pregunta es si es una medida provisioria o si será otra política definitiva. Nadie lo sabe. Antes el gobierno de Mauricio Macri y ahora la gestión del ministro Matías Kulfas honran en silencio al inspirador de estas ideas: Julio De Vido.
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