Coronavirus. Por qué dañó al mercado casi tanto como una guerra
Son sismos financieros similares a los que se vivió en tiempos extraordinarios, como la crisis financiera de 2008 o la Guerra del Golfo Pérsico. El impacto del coronavirus, que hasta hace un mes parecía limitado únicamente a una provincia en China, se extendió rápidamente por todas las bolsas y las monedas del mundo.
No es una epidemia "hipermortal" como la del ébola, en la que muere una de cada dos personas infectadas. La tasa de letalidad del Covid-19 es del 3,4%, según la Organización Mundial de la Salud. Pero algunas características propias de la enfermedad, del lugar donde se originó y de cómo están estructurados el comercio y la producción globales hicieron del coronavirus un factor de disrupción histórico en los números.
Estos son los cinco motivos por los que el brote hizo más estragos de lo que se creía.
Por el peso de China
China, el epicentro del nuevo coronavirus, es un país en el podio de la economía. Es el primer exportador y el segundo importador del mundo. Es la segunda nación con mayor PBI del mundo y la más poblada. "En crisis anteriores, los epicentros eran menos importantes en términos relativos internacionales -explica Marcelo Elizondo, especialista en negocios internacionales y director de la consultora DNI-. En la epidemia del SARS en 2003, China era el 5% de la economía global, y hoy es el 14%".
En efecto, el virus afecta a la economía con la mayor proyección de crecimiento para 2020, ubicada inicialmente por encima del 5,5%. "Es una economía gigante que está empujando al mundo y que de repente se frena. Eso trae consecuencias de mucha más magnitud que las que podría generar un país más chico", agrega Guido Lorenzo, director de la consultora LCG.
Según explica, el hecho de que sea China el gran país afectado genera un doble efecto: de cantidad y de precio. "Si la actividad de China cae, demanda menos del mundo y eso deprime al comercio a nivel global. Es el efecto cantidad", apunta. "Por otro lado -añade-, como es un país muy grande, si se reduce lo que demanda de soja y trigo, por ejemplo, genera que el precio de ese bien caiga, lo que tiene efectos redistributivos en los distintos países".
Por la globalización
Los mercados están más globalizados que nunca. "Hace 15 años no había tanto abastecimiento de insumos intermedios", detalla Elizondo, y añade: "La suma de las exportaciones de todos los países del mundo ronda el 30% del PBI mundial, y hoy hay una economía digitalizada en la que las empresas toman decisiones a escala internacional a través de las nuevas tecnologías; es por eso que la reacción de los mercados es más dramática".
El efecto de que se enturbien las proyecciones futuras es inmediato en las bolsas del mundo, donde hubo desplomes comparables con los de la crisis financiera de 2008 y 2009, pero un efecto mediato en la economía real con una crisis de oferta. "En este mundo globalizado hay una enorme cantidad de manufacturas que requieren de insumos intermedios fabricados en China, por lo que hay una crisis de oferta", explica Luis Palma Cané, economista especializado en mercados internacionales.
Por el petróleo
La reunión del viernes pasado de la OPEP+ en Viena terminó de formar un combo fatal. Allí Rusia y los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, como Arabia Saudita, no llegaron a un acuerdo para reducir la producción del commodity y así frenar la caída del precio proyectada por la caída de la demanda debido al virus. Desde ese momento se desató una guerra de precios entre las dos potencias petroleras que desembocaron en que los valores del crudo llegaran a los niveles de 1991, en plena Guerra del Golfo Pérsico.
"La respuesta fue inundar de petróleo al mundo y fue una victoria pírrica", resume Palma Cané. La dinámica de caída del valor del crudo tomó vida propia e hizo estragos por sí sola, pero además se sigue retroalimentando con las proyecciones negativas del coronavirus.
Arabia Saudita y Rusia están jugando con el precio del petróleo, explica el especialista, pero en el trasfondo está la tensión entre la nación gobernada por Mohammed ben Salman, representantes de la rama musulmana sunita, e Irán, con gobierno y mayorías chiitas. Es un enfrentamiento religioso que escaló a niveles físicos en reiteradas ocasiones. La más visible de ellas es la guerra de Yemen, donde las dos naciones apoyan a uno y otro bando.
Por el contexto de debilidad local
El término flight to quality está más vigente que nunca y los efectos sobre una economía emergente débil como la argentina son más que visibles. Se trata de un fenómeno financiero que ocurre cuando los inversores venden los activos que, según perciben, son de mayor riesgo, y compran otros a los que consideran más seguros. La Argentina, en medio de una reestructuración grande de deuda, es una candidata a "sufrir más" cualquier movimiento financiero global.
Para Martín Vauthier, director de la consultora EcoGo, el coronavirus genera dos impactos interrelacionados. Por un lado, está el efecto sobre el "canal real de la economía". Todas las medidas que se toman para contener la expansión de virus -cuarentena, vuelos cancelados, cierre de lugares público- resienten el consumo y terminan por afectar las cadenas de valory el comercio internacional.
Es por ese efecto mediato que empiezan a jugar las expectativas y se muere el canal financiero. "A su vez, cuando hay pánico financiero eso se te traslada a la economía real, lo que genera un círculo", apunta.
El impacto en el canal real no es todavía tan fuerte en la Argentina -porque al no haber muchos casos de infectados el consumo no se ve tan golpeado y porque vende al mundo algo que es demandado aun en escenarios de crisis: alimentos-, pero el escenario financiero es tan delicado que rápidamente acusa el golpe, agrega.
Por la particularidad del virus
"Desde el punto de vista sanitario tenés un proceso de contagio que es mucho mayor que en las pandemias anteriores. Es una enfermedad menos mortal, pero más contagiosa", suma como factor Elizondo. Según su razonamiento, eso hace que rápidamente se tomen medidas restrictivas, que terminan por preocupar a los mercados más que los contagios en sí, porque resienten la inversión y el comercio internacional.
Lorenzo coincide en las particularidades del covid-19. "Cuando uno ve la curva comparada de las últimas epidemias, incluida la de 2009, ve que tienen una tasa de contagio mucho más rápida. Algunos informes hablan de que puede terminar afectando al 60% de la población mundial", asegura.
El ritmo de expansión y la absoluta incertidumbre respecto de cuál será su alcance, genera que el mercado no se conforme con las medidas tomadas para contrarrestar el efecto del virus. "La Reserva Federal de Estados Unidos (FED) actuó con mucha celeridad y recortó la tasa de interés incluso en un plazo en el que no correspondía aplicar una política de ese tipo -ejemplifica Lorenzo-. Sin embargo, los mercados de acciones percibieron que podía ser insuficiente y no respondieron como se esperaba, lo que se vio en la reacción del Dow Jones y S&P 500".
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