Los trabajadores y la gestión del tiempo escaso
Hay un difícil y sabio consejo que recomienda conocerse a sí mismo, como base de cualquier proceso de transformación personal. Los que lo intentan, conocen la dificultad de poder hacerlo en profundidad. Pero hay otro consejo tan importante como aquél y que es clave para todo directivo actual: el conocer a qué destina verdaderamente su tiempo.
En 1969, en su libro El Ejecutivo Eficaz, Peter Drucker fue el pionero en anunciar que la efectividad de un directivo estaba íntimamente relacionada con la gestión de su tiempo.
Cuando se desarrollaron las competencias intra individuales de liderazgo, hace muchos años, se les pidió a los directivos que hagan un registro y un análisis del uso de su tiempo, sobre la base de un criterio de agrupación alrededor de las dimensiones "mi persona-mi familia-mi trabajo". Se les pidió que muestren como tiempo personal el dedicado al descanso, la higiene y el desarrollo de actividades formativas, tanto mentales, corporales o espirituales. El tiempo familiar es el de alimentación, esparcimiento y de relaciones tanto familiares como sociales. El tiempo del trabajo es el propiamente dedicado a sus tareas y al desarrollo profesional y le incorporamos el tiempo de transporte (in itinere).
Luego de algo más de seis años de llevar registro de resultados de centenares de directivos, las conclusiones lucen como evidentes, tanto en porcentajes como en tendencias.
El tiempo del trabajo, sobre la base de una semana de 168 horas (24x7) es el que suele llevarse entre 60 a 65 horas, mientras que los tiempos personales y familiares son las restantes horas. Las combinaciones entre cada uno de los ejes vitales son variados. Pero lo observable es un sacrificio del tiempo personal y familiar a expensas del creciente tiempo laboral.
Las generaciones más jóvenes de directivos reaccionan a ello con una menor propensión a jornadas extensas de trabajo diario, de diez a doce horas, pero hay un factor que no deja de crecer en nuestros análisis: es el del transporte. Con registros semanales de 14 a 20 horas, ya pasó a representar algo más del 10% del tiempo directivo semanal.
Mucho se ha hablado y actuado en las empresas sobre el balance de vida laboral y familiar, pero hoy el gran "come tiempo" de la sociedad urbana es la creciente extensión del tiempo de transporte.
Toda iniciativa de los gobiernos en mejorar la infraestructura de transporte en nuestro país es rentable socialmente, como también las flexibilidades en los horarios laborales y en la posibilidad de incrementar el "teletrabajo" o el "homeworking".Estas modalidades se han convertido en formas de atraer talento directivo a las empresas, al permitir tener más tiempo para reflexionar y evitar vivir estresados por las tensiones originadas en las imprevisibilidades e incomodidades del transporte. Para las madres, en particular, es una contribución trascendente, pues les permite estar más tiempo con sus hijos.
Tomemos conciencia de que el tiempo es un recurso escaso, además de inelástico y que no se lo puede almacenar. Las 168 horas semanales son iguales para todos los directivos, que además de trabajar, necesitan tiempo personal y tiempo familiar para poder vivir en forma equilibrada.
El transporte es nuestro nuevo enemigo, todo lo que hagamos en reducirlo será bienvenido. Como diría Drucker, lo ganaremos en efectividad.
Los autores son profesores del ITBA e integrantes del CDL
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