Los subsidios a la compra de energía se triplicaron en el primer trimestre
Cammesa, encargada de importar combustibles como gas, fueloil o gasoil, aumentó su presupuesto en un 273%; el total del área creció 190% frente al mismo período de 2021
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El gasto en energía se ha convertido en una pesadilla ya no sólo para el Gobierno sino para el futuro fiscal de la Argentina. Para la Casa Rosada, es motivo de pelea entre los partidarios de cada uno de los integrantes de la fórmula gobernante; para todos los demás, una preocupación de cara a lo que será la asignación de recursos en los próximos años. Una verdadera bomba de tiempo a la que se le escucha el tic-tac cada vez más fuerte.
Los números del primer trimestre son demoledores: los subsidios para la compra de energía importada crecieron 273% frente a los tres primeros meses del año pasado, mientras que el total de las compensaciones aumentó 190%. Si se toma sólo marzo, la partida se cuadruplicó, ya que el porcentaje de suba es 335% en comparación con el mismo período del 2021.
Pero más allá de este indicador, el número absoluto abruma. Desde enero a marzo, meses donde aún no impactó de lleno el precio de los combustibles por la invasión de Rusia a Ucrania, el gasto en energía es ocho veces lo que consumió el Poder Judicial, prácticamente el doble de lo que usó el Ministerio de Desarrollo Social para combatir la pobreza o de lo que lleva devengado el Ministerio de Educación. Y si se quiere un ejemplo más, cuatro veces lo que insumió la cartera de Salud en toda su red nacional.
Ya nada se compara con ese número. Según datos de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), una organización sin fines de lucro que trabaja sobre datos oficiales, los subsidios energéticos llegaron a $305.427 millones en el acumulado de enero, febrero o marzo. ¿Qué pasaba el año anterior? Pues ene número era de $105.150 millones (de ahí el 190% de incremento).
Del total de subsidios, la distribuidora eléctrica mayorista Cammesa, una empresa que es la encargada de comprar los combustibles importados, se llevó $265.323 millones en los tres primeros meses, es decir el 87% del total (y 273% más en la comparación interanual). Todo es aún más preocupante cuando se suma la petrolera estatal antes llamada Enarsa y ahora bautizada Integración Energética Argentina (Ieasa). La compañía que dirige el santacruceño Agustín Gerez, pero que maneja La Cámpora con Federico Basualdo como hombre fuerte en las sombras, contabilizó un gasto en subsidios de $21.283 millones. Es decir, entre ambas, se llevan el 94% del gasto. Estas proyecciones son las que ocupan al ministro de Economía, Martín Guzmán.
Ieasa, además, presenta otra particularidad. En el primer trimestre sólo compró un barco de gas natural licuado (GNL), uno de los principales insumos que afrontará el Gobierno para pasar el invierno. Sólo ese cargamento impactó en el monto de la empresa. En los próximos períodos se anotará el gasto que demandarán los cerca de 70 buques regasificadores que serán necesarios inyectar a la red para abastecer el consumo en el pico del frío. Y algo más que entrega una foto distorsionada: en marzo, la compañía no recibió dinero del fisco. Los números serán mayores en los próximos meses.
“En el caso de las transferencias corrientes al sector privado, cuyo incremento fue 120,5% interanual, el aumento se explica principalmente por los subsidios energéticos destinados a Cammesa y por las mayores ayudas sociales realizadas por Anses en concepto de asignaciones familiares y por el Ministerio de Desarrollo Social para los programas de Inclusión Socio-Productiva y Desarrollo Local - Potenciar Trabajo y políticas alimentarias”, dice el informe.
La pelea por el precio de la energía
Los números que más preocupan al Gobierno tienen que ver con el gas. Según la estimación oficial del Enargas, el ente de contralor del sector que maneja otro referente del Instituto Patria, el puerto de Escobar ya empezó a inyectar gas a la red. De acuerdo a datos oficiales, hoy martes se gasificaron allí 8,5millones de metros cúbicos. Eso significa que ya empezaron a necesitarse los barcos de GNL.
Pero cuando se mira el movimiento del consumo, las alarmas presupuestarias se encienden. Hoy, por caso, la llamada demanda prioritaria (donde mayoritariamente están todos los consumidores menos las industrias) se disparó con los primeros fríos. La semana pasada, por caso, el rango de consumo de este universo estaba en los 31 millones de metros cúbicos diarios. El dato oficial de hoy es que llegó a 53 millones. Ese número se podría disparar a cerca de 90 millones, o incluso más, si el frío se mantiene. Justamente ese es el punto de la discordia: con tarifas bajas y zonas frías con subsidios desde la ley que impulsó Máximo Kirchner, la demanda se dispara. Y como se sabe, el gas domiciliario no se puede cortar por cuestiones de seguridad.
Los fusibles que quedan son tres: la industria, la red de GNC de vehículos y la inyección de gas para quemarlo, producir vapor y generar energía eléctrica. A todos les llegará el turno de entregar parte de su porción como para que llegue a los hogares.
Por ahora, la inflación de alrededor de 70% que se proyecta licúa cualquier aumento de tarifas. Y el consumo se ajusta por precio o por cantidad. Los valores bajos impulsarán las hornallas o las estufas eléctricas para quienes no tengan red. Uno, el gas, no se puede cortar; la otra, la electricidad, sí. Por ahí vendrá la solución: generar menos energía eléctrica y cortar el gas a los que se pueda. Mientras, la cuenta de subsidios no dejará de crecer.
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