Los retos económicos de EE.UU. a largo plazo
Obama debería abordar estos cuatro temas esenciales para una prosperidad duradera
Los temas marcados como "urgentes" en la agenda económica del presidente Barack Obama son abrumadores. Se verá tentado a empezar por arriba e ir bajando: evitar el llamado "abismo fiscal", llenar vacantes en su gabinete, abrir el diálogo con los nuevos líderes de China y persuadir a Europa para que no caiga en el suicidio económico.
Sin embargo, tras festejar su reelección, sería sabio de Obama considerar unos asuntos que serán esenciales para la prosperidad de Estados Unidos durante la próxima década, un lujo que no se pudo dar al principio de su primer mandato debido a la crisis financiera global. Hoy sí puede. A continuación, cuatro temas pendientes a largo plazo.
La verdadera solución fiscal
Evitar el abismo fiscal es importante. Los abruptos recortes de gastos y aumentos de impuestos —que entrarían en vigencia de forma automática en enero— no sólo arrastrarían a la ya debilitada economía a una recesión, sino que también convencerán al público y a los mercados de que Washington es realmente disfuncional.
El déficit presupuestario no es el problema económico de hoy. El gobierno estadounidense vende US$3.000 millones en bonos todos los días laborales y paga la tasa de interés más baja de la historia. El problema del presente es el desempleo.
El déficit es el problema de mañana: gastar en prestaciones prometidas excederá con creces el ingreso tributario previsto incluso después de que la economía se recupere. Esto, concuerdan demócratas y republicanos, es insostenible. Hacer algo hoy que reduzca el déficit de 2016 es más importante que reducir el rojo de 2013.
También es importante cómo se reduce el déficit. El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ha aconsejado evitar demasiada austeridad muy pronto, cuidar la frágil recuperación y promulgar leyes hoy para reducir el endeudamiento en el futuro.
Otro punto: el gasto del gobierno debería concentrarse en inversiones en capital humano y físico que den resultados, lo que significa destinar menos de lo proyectado a prestaciones de jubilación y salud.
Empleos y salarios
EE.UU. tiene un problema grave de desempleo. Alrededor de 3,6 millones de estadounidenses están desocupados desde hace un año o más. Casi uno de cada cinco hombres de entre 25 y 54 años no tiene trabajo. Las políticas fiscal y monetaria deberían ser calibradas para que más de estas personas regresen a trabajar antes de que se vuelvan permanentemente ineptos para un empleo.
Sin embargo, EE.UU. tenía un problema de sueldos incluso antes de la recesión de 2007-2009. El hombre promedio entre 25 y 65 años ganó US$40.081 en 2011, cerca de 16% menos que en 1999, en términos reales. A las mujeres les fue un poco mejor, ya que ganaron US$30.061, o 4% más que en 1999.
Un crecimiento económico más rápido es una condición necesaria pero probablemente insuficiente para que los salarios vuelvan a subir. Como han documentado los economistas David Autor y Frank Levy del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), los empleos de ingresos medios que pueden ser fácilmente automatizados o trasladados al extranjero están desapareciendo, y con ellos los sueldos de la clase media.
Ascenso social
Los próximos cuatro años serán más productivos si comienzan con un reconocimiento de que la brecha entre los ganadores y los perdedores en la economía estadounidense se ha estado ampliando. Detrás del cambio hay razones, incluidas las fuerzas del mercado, el avance de la tecnología, la globalización y las cambiantes costumbres sociales. La distancia entre el penthouse y la planta baja se ha ampliado, pero los escalones que permiten el ascenso, como la educación, no han mejorado conmensurablemente.
Cambio climático
El cambio climático no fue un tema de la campaña presidencial. Aun así, eso no significa que pueda ser ignorado en los próximos cuatro años, un reto para un sistema político que tiene problemas para ver más allá del corto plazo y la próxima elección.
Estos cuatro temas tienen algo en común: no hay un consenso sobre cómo deben abordarse, cómo reducir el déficit sin estancar la recuperación, cómo crear más empleos para la clase media y promover el ascenso social, y cómo responder al cambio climático.
Los republicanos y los demócratas tienen diferentes recetas, y las elecciones no cambiaron eso, lo que deja sólo dos opciones: llegar a un acuerdo o estancar el diálogo.