Los retos de la banca alemana, más allá de Deutsche
Hay demasiados bancos y escollos políticos trabanuna consolidación
FRÁNCFORT—Alemania puede ser la mayor potencia económica y política de Europa, pero eso no se refleja en su sistema financiero.
Deutsche Bank AG, el mayor banco del país, enfrenta múltiples desafíos. Enfrenta una multa de miles de millones de dólares del Departamento de Justicia de Estados Unidos por su papel en la venta de valores hipotecarios antes de la crisis financiera de 2008. A ello hay que sumar numerosos problemas regulatorios y la caída de la acción a su nivel más bajo en décadas.
Sus tribulaciones han adquirido una connotación política mientras el gobierno alemán evalúa si debe rescatar al banco, en caso de ser necesario. La mayoría de los analistas cree que un rescate no es necesario en este momento y el presidente ejecutivo de Deutsche Bank, John Cryan, aseguró a los empleados el 30 de septiembre que la entidad cumple “todos los requisitos de capital” y su reestructuración “va muy bien encaminada”.
Una reciente encuesta realizada por TNS Emnid por encargo de la revista Focus halló que 69% de los entrevistados se opone a cualquier tipo de ayuda estatal para el banco, mientras que 24% está a favor. Los problemas financieros internos au-mentan la lista de dolores de cabeza de la canciller Angela Merkel mientras se asoman dificultades mayores en Italia y Grecia.
Deutsche Bank, el tercer banco europeo, dista de ser un caso aislado. Su rival alemán más pequeño, Commerzbank AG, anunció planes de despedir hasta 20% de su fuerza laboral y reducir sus operaciones. Otros bancos importantes han sido castigados por el bajón que atraviesa la industria naviera global. Y las tasas de interés ultrabajas del Banco Central Europeo están reduciendo los ingresos de los numerosos bancos de ahorros y cooperativos del país.
Mientras que los bancos en países como Italia tienen que hacer frente a sus carteras de préstamos incobrables, los problemas en Alemania son más estructurales. Hay demasiados bancos que compiten por el mismo espacio y no todos tienen igual necesidad de satisfacer a sus accionistas. Por otra parte, los obstáculos legislativos y políticos entorpecen una consolidación.
Aparte de los grandes bancos que cotizan en bolsa, el sistema financiero está poblado de cajas de ahorros públicas, llamadas Sparkassen, y bancos cooperativos, conocidos como Volksbanken o Raiffeisenbanken. Los bancos de compensación de los Sparkassen, denominados Landesbanken (literalmente bancos estatales), son mucho más grandes. El banco compensador para los Volksbanken y Raiffeisenbanken es DZ Bank.
Un sistema tan fragmentado era mucho más común en Europa hace unas décadas, pero las reformas realizadas en otros países permitieron la fusión de distintos tipos de bancos, algo que hasta el día de hoy es un objetivo político difícil de lograr en Alemania. Las restricciones legales impiden, por ejemplo, que los Sparkassen sean adquiridos por un banco privado más grande, como Commerzbank o Deutsche Bank.
Francia, en cambio, es “un mercado muy concentrado que crea una fuente de ingresos estable y relativamente alta para los bancos franceses”, dice Nicolas Veron, catedrático de Bruegel, un centro de estudios de Bruselas.
Las cifras confirman tal aseveración. Los grandes bancos franceses tuvieron un retorno sobre el capital de 6,18%, mientras que el de los bancos alemanes fue de 4,51%. La rentabilidad financiera de los bancos regionales de Francia ascendió a 8,88%, pero el de sus pares alemanes fue de apenas 2,65% a fin del año pasado, según el proveedor de datos FactSet.
Los expertos señalan que Alemania cuenta con más bancos de los que necesita. Los datos del BCE muestran que en 2014 Alemania tenía la proporción más baja de población por banco entre las grandes economías de la zona euro, con 45.552 residentes por entidad crediticia. La cifra de España, por comparación, era de 205.593.
“Alemania sigue estando sobrebancarizada”, dice Beate Reszat, economista que escribe un blog de finanzas. Sin embargo, la consolidación es difícil puesto que muchas personas se sienten muy apegadas a las cajas de ahorros. “En el actual descalabro, la gente confía más en las cajas de ahorros que en los grandes bancos privados”.
Los Sparkassen son una fuerza importante tanto en números como en poder político. Los poco más de 400 Sparkassen emplean a unas 234.000 personas y tienen 44 millones de cuentas de ahorro, según datos publicados este año por el grupo que los representa.
Estos bancos están entre los que más se han quejado sobre las bajas tasas del BCE, puesto que son muy dependientes de los márgenes de intermediación, la diferencia entre lo que cobran por préstamos y lo que pagan por depósitos. Cifras del Bundesbank, el banco central, indican que las ganancias por tasas de interés de las cajas de ahorro cayeron cerca de 37% entre 2008 y 2015. A su vez, el ingreso neto por tasas de interés de los Landesbanken declinó cerca de 22% desde 2011.
Yves Mersch, miembro del comité ejecutivo del BCE, dijo recientemente que las proyecciones muestran que las tasas de interés negativas “reducirán significativamente la rentabilidad de los bancos en los próximos cinco años”.
Los bancos alemanes también han sido duramente golpeados por la crisis que ha afectado a la industria naviera en los últimos años. HSN Nordbank AG, de Hamburgo, fue el mayor proveedor mundial de préstamos al sector por volumen en 2008, cuan-do las tarifas de los fletes cayeron bruscamente en medio de la crisis global y un exceso de capacidad de embarcaciones nuevas.
Otros dos bancos del norte de Alemania, Norddeutsche Landesbank Girozentrale y Bremer Landesbank, además de Deutsche Bank y Commerzbank, también cuentan con una cartera importante de créditos a las navieras, muchos de los cuales están impagos.
—Friedrich Geiger en Berlín contribuyó a este artículo.
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