Los que no sueltan el Note 7, aunque se incendie
Los fanáticos del modelo Galaxy que Samsung discontinuó ignoran los pedidos para cambiarlo
Jonathan Buckhouse, un extra en la serie de televisión The Walking Dead, ha experimentado un apocalipsis zombie. Por lo tanto, el actor de 23 años no va a dejar que el riesgo de explosión de la batería de un teléfono lo disuada de usar su Galaxy Note 7, el dispositivo de Samsung Electronics Co. implicado en el mayor retiro del mercado de smartphones después de decenas de reportes de incendios.
“Hasta que me digan que es ilegal encenderlo, o que AT&T me diga que tengo que ir, no lo voy a llevar”, dice Buckhouse, cuya colección de viejos Galaxy Note, que guarda en su armario, es una muestra de su autoproclamado estatus de “fanático a muerte del Note”.
Algunas personas están tan apegadas a sus Note 7 que incluso el riesgo de que exploten en sus bolsillos no parece suficiente para persuadirlas a que renuncien a ellos.
El retiro que hizo Samsung ha sido un proceso desordenado. La reputación del gigante tecnológico surcoreano ha sido perjudicada por un primer retiro del mercado anunciado el mes pasado al que le siguieron nuevos casos de incendios, un segundo anuncio este mes y la discontinuación del producto.
AT&T, al igual que otros operadores celulares, dice que los usuarios son “enérgicamente alentados” a que reemplacen sus Note 7 por otros dispositivos tan pronto como sea posible.
Elliot Kaye, presidente de la junta de la Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo de Estados Unidos (CPSC, por sus siglas en inglés), emitió una advertencia por escrito este mes indicando que el “peligro de incendio (...) es simplemente demasiado grande como para que cualquiera se arriesgue”, añadiendo que el gobierno apuntaba a una participación de 100%.
No obstante, será difícil persuadir a Shane Monson, gerente de tecnología de la información de 43 años en un fabricante de ambulancias, que ha alentado a sus colegas a devolver sus Note 7 pero insiste en quedarse con el suyo.
“No tengo intención de dejar de usarlo”, cuenta Monson. “Soy terco”. Dice que su madre, otra fanática de los modelos de Samsung, tampoco se despega de su Note 7.
Los colegas de Monson han colocado en broma un extintor al lado de su escritorio. Dice que los temores son exagerados. “Tienes una mayor probabilidad de ganar el sorteo local que tu teléfono explote”, asegura.
El smartphone ha sido sindicado como el culpado de 13 incendios y 47 incidentes de daño a la propiedad en EE.UU., según la CPSC. Se han reportado incendios del Note 7 en otros países, pero sólo una diminuta fracción de los más de 2,5 millones de unidades despachadas a nivel mundial.
El 14 de octubre, el secretario de Transporte de EE.UU., Anthony Foxx, advirtió que la gente que llevara un Note 7 en un vuelo podía recibir multas de hasta US$180.000 o cargos penales.
No hay mucho que los reguladores puedan hacer para obligar a los consumidores a devolver sus teléfonos. Si bien es ilegal vender el dispositivo, o subirse a un avión con él, “nunca hay un requisito para que un consumidor individual haga algo como responder a” llamados a reparación o retiros del mercado, dice Stuart Statler, ex comisionado de la CPSC quien se desempeña como consultor independiente de seguridad de productos en Mooresville, Carolina del Norte.
Un vocero de Samsung dijo que la empresa apreciaba “la paciencia y la comprensión de los leales clientes del Note 7”, pero que los instaba a acatar el retiro.
“Sé que estoy jugando a la ruleta rusa con esto, pero me gusta el teléfono”, afirma Scott Spencer, un técnico de cerámica de 41 años de Buffalo, Nueva York, quien desde hace semanas ha ignorado los mensajes de Samsung que han aparecido en su pantalla en los que le dice que devuelva el celular. “Todas mis cosas están ahí y está configurado de la forma que me gusta”.
En un intercambio de mensajes por Twitter, Andrew Custer, un diseñador de iluminación de San Francisco, le dijo al equipo de soporte de Samsung que no planeaba entregar su Note 7, asegurando que “no hay un teléfono comparable”.
“Si bien podemos entender cómo se siente, debido a que su seguridad es importante para nosotros, si actualmente usa un Galaxy Note 7, por favor apáguelo de inmediato”, contestó un empleado que se identificó como Mark en la cuenta de soporte de Samsung en Twitter, implorando a Custer: “Por favor manténgase seguro”. Custer contestó: “Entiendo que están legalmente obligados a decir exactamente eso. No estoy buscando validación, sólo declarando lo que estoy haciendo”, escribió. En otros tuit, agregó que estaba tecleando “en mi estupendo Note 7”. Custer no respondió a pedidos de comentarios.
Tal vez anticipando la posible resistencia, la CPSC rogó en su comunicado escrito a los consumidores que cambiaran sus teléfonos defectuosos, más allá de cuán atractivas fueran sus funciones.
“No vale la pena arriesgar su seguridad y la seguridad de otros”, escribió Kaye.
Son palabras que podría utilizar el compañero de habitación de Jeong Heejun, un joven de 18 años de Corea del Sur que duerme junto a su Note 7. “Sigue diciéndome que lo ponga lejos cuando voy a dormir”, cuenta Jeong, agregando que las advertencias son exageradas. El joven dice que ha estudiado videos de incendios del Note 7 y cree que incluso si el suyo se quemara, habría suficiente tiempo para que ambos escaparan.
Los fanáticos del Galaxy Note 7 se reúnen en foros en línea y salas de chat para jactarse de su rebeldía. En eBay, algunos consumidores han ofrecido pagar US$30 o más solamente por la caja del Note 7.
Kyle Wiens, presidente ejecutivo del sitio de reparaciones de electrónicos iFixit, dice que la originalidad de poseer y usar un Note 7 ha ganado atractivo. “Es una experiencia que uno no puede tener a menos que seas uno de los chicos cool que lo adoptó desde temprano, o hagas todo lo posible para conseguir uno”, señala.
Buckhouse, el zombie de The Walking Dead, anunció su intención de no acatar el retiro en una serie de declaraciones en Twitter que ha tenido miles de retuits y mensajes de apoyo, y algunos cuantos que lo han llamado una amenaza para la seguridad pública. “Si es un peligro real”, dice, “lo pondré en la caja y lo dejaré lejos. Pero incluso si me obligan a que deje de usar el teléfono, es parte de mi colección”.
Loretta Chaoy John D. McKinnon contribuyeron a este artículo.
Eun-Young Jeong y Jonathan Cheng