Los problemas de Argentina ahuyentan a los inversionistas
A medida que las finanzas de Argentina se deterioran, los inversionistas abandonan sus posiciones en pesos y bonos.
Después de un 2013 estelar, los bonos soberanos bajaron marcadamente en la última semana, en momentos en que la brusca caída del peso y la reducción de las reservas en moneda extranjera plantean dudas sobre la capacidad del país para pagar sus deudas futuras.
Las señales financieras de advertencia están ahuyentando a los inversionistas, muchos de los cuales no olvidan las turbulencias económicas y sociales que precedieron la cesación de pagos del país en 2001.
Pocos inversionistas prevén que se repita la historia de ese año, cuando el colapso del gobierno y la posterior suspensión de pagos trastornaron los mercados globales. De todos modos, muchos inversionistas han mantenido su distancia de los aproximadamente US$149.000 millones en bonos en circulación emitidos por el gobierno central de Argentina.
El viernes, el precio de los bonos de referencia del país que vencen en 2017 bajó 4,6% a 87 centavos por dólar, un mínimo de dos meses. El lunes se mantuvo en un nivel similar. Los bonos de Argentina registraron un retorno de 19% el año pasado.
El drástico giro en el desempeño de la deuda de Argentina subraya los riesgos que acompañan los grandes rendimientos. Los fondos que apostaron en grande a Argentina estuvieron entre los de mejor desempeño en 2013, un mal año para la deuda de los mercados emergentes. Pero los inversionistas están aprendiendo que hay una razón detrás de los rendimientos altos: las finanzas de Argentina se deterioran día a día.
Algunos consideran que los mínimos a los que ha llegado el peso en la última semana son una señal de que los problemas financieros de Argentina están entrando en una nueva fase. "Las cosas van de mal en peor en Argentina", dice Cathy Hepworth, directora gerente y gestora de portafolio de mercados emergentes de Prudential Fixed Income, que administra unos US$26.000 millones en deuda de mercados emergentes. "El gobierno es incapaz de controlar el peso". Prudential tiene bonos soberanos de Argentina en los portafolios que gestiona para sus clientes.
El lunes, el peso cerró en cerca de 10,78 unidades por dólar en el mercado negro, donde los argentinos cambian su moneda para evitar los controles del Estado. El cambio oficial regulado llegó a unos 6,69 por dólar.
Los inversionistas en renta fija consideran el peso como un barómetro de las reservas en moneda extranjera, las divisas que el gobierno usa para hacer pagos en deuda denominada en dólares. Un debilitamiento del peso encarece las importaciones y conduce a un alza de la inflación, lo que drena las arcas del Estado. Los economistas estiman que la inflación argentina supera 25%, una de las más altas del mundo.
Algunos analistas dicen que las reservas en moneda extranjera, que ya se encuentran en un mínimo de siete años de US$30.200 millones, caerán hasta un tercio este año. Eso podría dejar a Argentina sin los dólares suficientes para realizar los pagos de bonos e intereses estimados en US$8.000 millones que vencen en 2015.
La salud de las finanzas fiscales dependerá en buena medida del comercio, la actividad que más contribuye a las reservas en moneda extranjera del país.
El gobierno pronostica que su superávit comercial ascienda a US$10.000 millones este año debido a lo que se espera sea una cosecha récord de soya. Pero ante la caída de los precios globales de ese grano, los agricultores podrían no generar tantos dólares como se prevé.
El gobierno autorizó el lunes exportaciones de hasta 500.000 toneladas de trigo y de 50.000 toneladas de harina, después de haberlas suspendido a fines del año pasado cuando una escasez de producción disparó los precios del pan.
Mientras tanto, la debilitada economía de Brasil podría reducir la demanda de autos y otros bienes argentinos, y las importaciones de energía excederían las exportaciones por cuarto año consecutivo.
"La gente está bastante preocupada por Argentina, y con razón", dice Jorge Mariscal, jefe de inversión en mercados emergentes de UBS Wealth Management, que supervisa US$1,4 billones (millones de millones). Mariscal señala que recomienda a sus clientes mantenerse al margen.
Algunos inversionistas, sin embargo, argumentan que los abultados retornos de la deuda soberana de Argentina hacen que valga la pena arriesgarse a pesar del deterioro de las finanzas del país, y subrayan que el gobierno ha cumplido todos sus pagos desde que reestructuró su deuda en 2005.
La energética YPF Inc. vendió en diciembre US$500 millones en bonos y recibió pedidos por casi cuatro veces esa cifra.
"Son gajes del oficio cuando se invierte en Argentina", dice Rohit Gadkar, gerente de portafolio en Trea Capital en Barcelona. Su fondo 3G Opportunities Fund de US$55 millones tuvo un retorno de 4,4% el año pasado gracias a sus apuestas a los bonos argentinos.
Los bonos soberanos del país ayudaron al Fondo de Mercados Emergentes Edmond De
Rothschild, con US$190 millones en activos, a tener un rendimiento de 5,4% el año pasado. En las últimas semanas, el fondo ha vendido dos tercios de sus posiciones en el país para registrar ganancias mientras los precios están altos, señala el gerente de portafolio, Jean-Jacques Durand. El gestor dice que volvería a comprar si los precios siguen cayendo. "Argentina podría estabilizar sus reservas", asevera.