Los precios vuelan por los aires; La Cámpora, a Qatar
Mientras Massa y Tombolini agotan las estrategias para contener el costo de vida; la deficitaria Aerolíneas Argentinas ya ofrece pasajes al país del Mundial por US$5500, al dólar oficial
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“¿Precios máximos? No es lo que nos gustaría, pero si no hay resultados estamos para cualquier cosa”, reconoce un funcionario del equipo de Sergio Massa. El ministro de Economía no llegó todavía a festejar el éxito del dólar soja, que logró darle algunos meses de aire al mercado cambiario, que ya empieza a sentir los sinsabores de un índice de inflación que lejos está de desacelerarse. El tuit de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, pidiendo una mayor intervención del Estado sobre los márgenes de las empresas sólo puso en evidencia el problema.
Desde el kirchnerismo no sólo aspiran a un congelamiento de precios de los alimentos, sino que además tienen en la mira las compras millonarias que cada mes realiza el Estado. Consideran que debería poder aprovechar el músculo que tiene para mejorar los precios. “Es necesaria una política de intervención más precisa y efectiva en el sector y, al mismo tiempo, diseñar un instrumento que refuerce la seguridad alimentaria en materia de indigencia”, insistió la vicepresidenta el miércoles en sus redes sociales. Una idea que referentes del kirchnerismo le hicieron llegar a Massa es la creación de un fideicomiso, en parte con aportes de empresas privadas.
Con una inflación que corre al 100% anual, no hay variable que no cruja. La devaluación mensual del tipo de cambio queda corta y ni hablar los salarios. La conflictividad estará a la orden del día. No será una cuestión exclusiva de un delegado irracional, como Alejandro Crespo, del Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (Sutna), que no esconde en sus negociaciones sus aspiraciones políticas.
Hace algunos días, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Quilmes le envió una carta a la empresa Alcemar, fabricante de materiales de aluminio para la construcción, solicitándole una participación en las ganancias. La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) paró el martes en reclamo de un ajuste salarial que acompañe la inflación. Y el kirchnerista Sergio Palazzo, de La Bancaria, acaba de cerrar ayer una revisión de la paritaria de 2022, con un aumento final de 94,1% a diciembre. (Un cierre acelerado que finalmente sorprendió a los banqueros, que esperaban una negociación más áspera. ¿Un pedido del kirchnerismo?).
Opositores u oficialistas, todos los gremios se verán obligados a darles respuesta a las bases. Será cuestión de semanas para que el kirchnerismo vuelva a flamear en redes la bandera de una necesaria recomposición salarial antes de fin de año.
Está claro que el dinero no alcanza. Y esta sensación que hace ya algunos meses empezó a generalizarse entre los asalariados, se profundizará en las próximas semanas cuando a la inercia de los alimentos y productos básicos se sume el impacto de las tarifas de los servicios públicos. En las empresas de consumo masivo ya reconocen que entre agosto y septiembre están empezando a notar una desaceleración de la demanda. Muchas esperan ver los resultados de septiembre para terminar de confirmar la tendencia.
Por ello, en parte, es que las negociaciones con el secretario de Comercio, Matías Tombolini, por el nuevo Precios Cuidados no vienen fáciles. Tombolini tiene la intención de lanzar el próximo viernes un nuevo programa, mucho más acotado, de 400 productos, pero todos ellos de primeras marcas. La idea es que marcas de primera línea, como Coca-Cola, el jabón Skip, los fideos Matarazzo, aumenten cada mes al menos un punto menos que la inflación. La intención es que las empresas se queden sin margen luego para que segundas marcas aventajen en precio a sus productos premium. “Pidieron el Pareto de la facturación de las empresas”, ejemplificó un ejecutivo de una multinacional, en referencia al principio de Pareto, que establece que el 80% de las ventas o utilidades de una empresa son generadas por el 20% de los productos del portafolio. “Es imposible”, aseguró.
Hasta ahora, tanto Tombolini como Massa tuvieron buen diálogo con el sector corporativo, pero están listos para mostrar los dientes de ser necesario. Esta semana, Massa pidió a su equipo que hiciera un listado de todos los beneficios que reciben del Estado las empresas privadas: desde créditos subsidiados hasta exenciones impositivas y permisos de importación. Todo se pondrá en la mesa de negociación a la hora de hablar de precios. Las marchas y contramarchas en el discurso de Gabriel Rubinstein con respecto a los márgenes de las empresas reflejan el malestar que hay entre los colaboradores de Massa por las subas de precios. “Antes de que asumiera Sergio todas las empresas querían cubrirse porque no sabían qué iba a pasar, pero después vino el canje de bonos en pesos, el dólar soja… y los precios no bajaron. Ahí hay bronca, y las empresas están identificadas”, deslizó. El voluntarismo nunca se abandona.
Tras el ingreso de más de US$7000 millones de los sojeros, en el Gobierno se muestran confiados en haber comprado unos meses de paz cambiaria. Sigue vigente, de todas formas, la idea de avanzar con cambios para los consumos de dólares con tarjeta (habrá que usar los billetes verdes depositados en cuenta) y se anunciará hoy un nuevo esquema de autorización de importaciones. Por el lado de la oferta, en el Gobierno creen además que los productores de trigo y maíz no tendrán hacia adelante tanto margen para retener grano como los sojeros y habrá algo de liquidación del campo. Niegan que estén pensando en una suerte de “premio navideño” hacia fin de año para el resto del campo. Esperan que el encarecimiento del financiamiento en pesos haga el trabajo sucio, a pesar del atraso cambiario oficial. Podría además haber una nueva suba de tasas una vez que se conozca el dato de inflación de septiembre, a mediados de octubre, aunque no se sería ya un retoque adicional drástico.
Para el sector privado, no obstante, los temores de un salto devaluatorio no se esfumaron. El lunes todas las miradas volverán a las reservas del Banco Central. ¿Empezarán de nuevo las ventas de divisas para abastecer al mercado? Nadie ve lo contrario. Reconocen que el Gobierno compró tiempo, pero creen que un ajuste, ya sea vía un desdoblamiento o un salto del oficial, será inevitable. “Cada fin de mes estamos pendientes de si el Banco Central devalúa o no”, reconoció un analista financiero de gran predicamento en la City porteña.
La ansiedad allí es creciente. Lo mismo empieza a aparecer en los focus groups que realizan en una de las usinas de mayor presupuesto de la oposición. “Lo que sale es que la gente ya no está más desesperanzada, sino desesperada. Quiere que se haga algo ante una realidad acuciante”, explica un político que participa de las discusiones de la mesa chica de Juntos por el Cambio. Mientras, las chances de una eliminación de las PASO crecen con el correr de las horas. En la oposición, muchas figuras lo dan casi por hecho, aunque lejos están de ofrecer una alternativa para dirimir su interna. A Horacio Rodríguez Larreta sus asesores ya le dijeron que debe empezar a mostrarse menos como alcalde y más como presidenciable. Para ello, le aconsejaron, debe empezar por abandonar las remeras negras. La transformación no para.
La esperanza del litio
El contexto internacional no ayuda a sosegar los ánimos. La recesión en el mundo desarrollado jaquea a las commodities. Este domingo, por otro lado, los empresarios estarán prendidos a O Globo para seguir el resultado de las elecciones en Brasil. La incertidumbre con respecto al rumbo que seguirá la región es enorme.
El nuevo orden geopolítico, sin embargo, puede traer algunos premios consuelo. Pasó inadvertido que, en paralelo a la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, el gobierno de Estados Unidos organizó una cumbre, en el lujoso Palace Hotel, de la flamante Asociación de Seguridad de Minerales. Este grupo, que nuclea a las principales potencias de Occidente, procura asegurarse el abastecimiento de minerales críticos frente a la asertiva estrategia que China ha venido desplegando para hacerse de estos recursos imprescindibles para producir baterías de litio, paneles solares y otras tecnologías. La Argentina fue invitado como país productor, junto a Brasil y Congo, entre otros. En la reunión, el secretario de Estado, Antony Blinken, prometió garantías y financiamiento para proyectos mineros con el respaldo del Ex-Im Bank. Música para oídos de Massa, cuyas urgencias no son las de La Cámpora. “Ponéte manija”, dice por estas horas, en su homepage, la mega deficitaria Aerolíneas Argentinas, que ya está ofreciendo pasajes a Qatar por US$5500, al dólar oficial.
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