Los precios de la energía, desiguales en el país y lejos de los valores regionales
La Capital, el Gran Buenos Aires y La Plata tienen tarifas que son un 83% más baratas que en el interior
A las desigualdades que se dan en la Argentina se les puede sumar una más: se trata de la diferencia energética. Y esta vez no son sedimentos de crisis sucesivas que arrastran serias consecuencias sociales. En este caso, la desigualdad energética es producto de una política aplicada con mucho énfasis desde el Gobierno.
De hecho, hoy el 42,6% de la demanda total del país paga por los servicios de electricidad un 83% promedio menos que el restante 67,4 por ciento.
La ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires, La Plata y el Gran La Plata, que concentran el 42,6% de la demanda eléctrica que se genera y distribuye en la Argentina, pagan una tarifa que es un 83% inferior a la que paga el resto de la demanda.
La paradoja surge de las tarifas que cobran, o mejor dicho que les permite cobrar el Gobierno, las distribuidoras eléctricas que operan en la zona. Edesur, Edenor y Edelap tienen las tarifas más bajas del país. Según un informe de la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (Fundelec), y si se tomara como base un consumo de 500 kW/h -que es una utilización eléctrica con la que puede vivir una familia tipo-, mientras que los usuarios metropolitanos que consumen esa cifra abonan menos de $ 40 libre de impuestos, en Córdoba o Santa Fe, esa suma llega casi a los $ 100. Si en cambio se considera la carga impositiva, el importe llega a poco más de $ 40 para usuarios de la Capital Federal y a más de $ 120 en el caso de Córdoba y Santa Fe.
"Técnicamente no se trata de subsidios cruzados porque no hay giros entre las empresas distribuidoras. Simplemente se trata de una diferencia considerable de precios", dijo el presidente de Fundelec, Oscar Dores.
Claro que no todos los motivos son una cuestión de freno oficial a la suba. Parte de la diferencia también se explica por la inversión que hicieron las distribuidoras después de la devaluación y la mayor eficiencia en el servicio. "En muchas provincias se ven empresas públicas que distribuyen electricidad que suelen ser cajas recaudadoras. Es decir, no sólo lo recaudado va para hacer frente al servicio eléctrico, sino que se usa para completar la recaudación fiscal", dijo el ex secretario de Energía, Daniel Montamat.
La diferencia de tarifas reside en una cuestión regulatoria. En el sistema eléctrico conviven más jurisdicciones que provincias. Esta estructura legal permite que cada provincia, y a veces cada municipio, pueda fijar su propia tarifa eléctrica y, por qué no, aplicarle sus propios impuestos y cargos especiales.
La situación planteada lleva a algunas circunstancias por demás llamativas. Un usuario de la localidad bonaerense de Lobos paga más de 60 pesos por mes por cada 150 kW/h consumidos. Si ese usuario tuviera una casa en La Plata, a escasos 100 kilómetros, por el mismo consumo pagará poco más de $ 20.
El hecho ya no tiene sólo que ver con la tarifa pura, sino también con los cargos impositivos y las tasas locales que les aplican a las tarifas. Y allí lleva la delantera Entre Ríos, donde a los impuestos nacionales -todos pagan el IVA de un 21,6%- se les suma un 36% más, lo que hace un total de un 57,6% de impuestos.
Entre los municipios, la delantera la lleva la localidad bonaerense de Olavarría, donde los usuarios pagan por una factura de 100 pesos, 63 de impuestos.
Claro que la comparación bien podría ser con los países de la región.
Según el informe mensual de costos de la energía correspondiente al mes de agosto que elabora el estudio que dirige Montamat, mientras que en la zona de Edenor, Edelap y Edesur los usuarios pagan US$ 0,031 por kW/h, los de Santa Fe pagan 0,0538 y los de Córdoba 0,0574. Pero las diferencias se agrandan si se mira a los vecinos. Por el mismo consumo, los chilenos, que compran su electricidad a la distribuidora Chilectra, pagan el 251% más y los brasileños (que son clientes de Light) abonan un 208% más que los usuarios porteños.
El fenómeno podría explicarse como un aporte de estas tres distribuidoras al bolsillo de los usuarios y contarse como un magnífico caso de responsabilidad empresaria. Pero no sería verdad. Lo cierto es que las tres empresas (Edenor, Edesur y Edelap) están comprendidas en la llamada jurisdicción federal y por lo tanto negocian los precios con el gobierno nacional y no con las provincias o los municipios.
Pero hay más. La lupa sobre los precios está puesta en estas tres tarifas ya que son las que mira el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) para elaborar el índice de precios al consumidor que trasluce la inflación. No es igual el celo con el que el Gobierno sigue los precios de la energía. En el interior, mientras el Indec no lo mida, no hay limitaciones para los aumentos, aunque se trate de provincias con menos recursos.
En el cuadro tarifario general, siempre tomando como base el consumo de una familia tipo -500 kW/h-, existen tres grandes grupos de precios sin impuestos. Las que pagan menos de 40 pesos y allí están en soledad Edenor, Edelap y Edesur. Luego está el grueso de provincias cuyas tarifas van desde 40 a 80 pesos, y por último está el lote de las empresas con energía más cara: Misiones, Chaco, Córdoba y, finalmente, la más cara del país, que es Santa Fe, con una tarifa de casi $ 100 por cada 500 kW/h.
El sistema eléctrico argentino se divide en tres etapas: la generación, el transporte y la distribución. Sólo la distribución no está subsidiada. En las otras dos etapas, el aporte público está presente.
En la generación, por caso, la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) tiene asignados 450 millones de pesos en el presupuesto del año próximo, según un estudio elaborado por la consultora Economía & Regiones. ¿El motivo? Subsidiar el precio del fueloil para que las generadoras lo utilicen en épocas de frío, cuando el gas natural es direccionado a los domicilios. La solución a la que acudió el Gobierno para suplir la falta de gas, la quema del fueloil, es un 380% más cara. Pero, por ahora, el Tesoro está dispuesta a pagarlo.
Generación subsidiada
Además, también en la generación el Gobierno es el gran impulsor de las obras que prometen sumar más energía al sistema eléctrico: las dos centrales de ciclo combinado que se proyectan finalizadas en un año y medio, la terminación de Atucha II y la elevación de la cota de Yacyretá.
En el transporte, el Gobierno también ha destinado fondos públicos. Según datos de Economía & Regiones, extractados del proyecto de presupuesto 2007, la ejecución de la política de energía eléctrica contará con 1392 millones de pesos que, en su mayoría, serán invertidos en la construcción de la red de interconexión del país.
"A pesar de que el transporte eléctrico no es hoy un limitante en el sistema general eléctrico, es indispensable no demorar estas obras para tener mayor integridad y seguridad en el transporte. Aquí es donde el Estado está más activo. En este sector se está trabajando mucho", dijo Dores, de Fundelec.
Es en la distribución donde no hay subsidios del Estado, salvo los que sí tienen algunas provincias patagónicas por no estar en el Sistema Interconectado Federal y por lo tanto verse obligadas a tener que generar su propia energía a valores más caros.
En los combustibles líquidos, la de-sigualdad es muy grande si la comparación se hace con la región. Según los datos del informe de precios de la energía que elabora Montamat, por cada $ 1 que se paga por la energía en la región, en la Argentina los valores llegan a los 49 centavos.
"Toda matriz de energía primaria cierra con el precio del petróleo. Lo que no puede pasar es que esos valores estén divorciados de la referencia internacional del petróleo y de la referencia del gas natural en la región. Y eso es lo que pasa acá", dijo Montamat.
Pero entre todas las desigualdades, quizás haya una que pasa más inadvertida. Se trata de los usuarios de gas licuado, que suelen ser los de menores recursos. Mientras quienes tienen gas natural pagan $ 0,3 por metro cúbico consumido, los que consumen gas en garrafas pagan 1,2 pesos por metro cúbico. Eso si consiguen la garrafa social. Si no, el precio es de 1,7 pesos.