Los países emergentes sienten el golpe
Brasil y otras naciones intervienen en los mercados en medio del éxodo de inversionistas
Los inversionistas han huido de los mercados emergentes, provocando pronunciadas caídas en sus acciones, bonos y monedas, lo que demuestra que sus economías relativamente saludables no son inmunes a la crisis y la incertidumbre imperante en Estados Unidos y Europa.
En Asia, muchos de los principales mercados bursátiles perdieron ayer entre 2% y 3%. La bolsa indonesia se hundió casi 9%. En América Latina, las acciones brasileñas y mexicanas cayeron casi 5%.
Aunque los inversionistas extranjeros han estado retirando su dinero de las bolsas de mercados emergentes desde julio, el reciente éxodo ha sido más generalizado. También fue impulsado por los inversionistas que se concentran en bonos denominados en moneda local, más que en acciones.
La velocidad y el alcance de los declives sirven de recordatorio acerca de que los mercados emergentes, aunque sean más grandes y más activos que en el pasado, pueden resultar traicioneros y propensos a súbitas salidas de fondos, como ocurrió durante el apogeo de la crisis financiera en 2008 y la crisis asiática en 1998. Cuando los inversionistas se alejan de las apuestas más riesgosas en general, en los mercados emergentes -donde la liquidez puede desaparecer muy pronto- esto ha resultado en movimientos drásticos.
Estos mercados se pueden inclinar mucho hacia un lado y van rápidamente de un extremo a otro, señala Pablo Goldberg, director de investigación de mercados emergentes de HSBC.
En el mercado cambiario, el real brasileño -hasta hace poco uno de los mayores ganadores frente al dólar- cayó casi 6% en relación con la divisa estadounidense. El marcado descenso llevó a que el banco central de Brasil hiciera uso de US$2.700 millones para sostener el real, lo que resultó en un pequeño repunte. La moneda cayó 3%, a 1,90 por dólar al final de la jornada de ayer en Nueva York. El real ha perdido casi 9% en la última semana y cerca de 19% desde su máximo alcanzado frente al dólar a fines de julio. Las monedas de México, Chile, Colombia y Perú también cayeron.
En Indonesia, el banco central intervino en el mercado de deuda mediante la compra de bonos denominados en rupias para frenar un declive de sus precios.
A pesar de la carnicería, muchos inversionistas se mantienen optimistas acerca de las perspectivas de mediano y largo plazo para muchas economías emergentes.
A diferencia de sus contrapartes de mercados desarrollados, muchos bancos centrales de países emergentes tienen flexibilidad en sus políticas monetarias y fiscales para suavizar el impacto de la desaceleración económica mundial.
Por ejemplo, la tasa de interés de referencia de Brasil, a 12%, es una de las más altas del mundo, lo que da a las autoridades mucho margen para reducirla y estimular la economía. Además, el país redujo la tasa de préstamos a un día en medio punto porcentual a principios de este mes, y aún se esperan más recortes. Los economistas dicen que los bancos centrales de otras naciones, como México, también podrían hacer reducciones.
Como fue el caso en 2008, los vientos en contra para los mercados emergentes provienen de otras regiones. Eso, creen muchos inversionistas, significa que cuando los mercados se calmen, las economías emergentes deberían estar en una mejor posición para recuperarse.
Los mercados emergentes "no son los únicos con problemas", sostiene Sara Zervos, cogestora del fondo Oppenheimer International Bond, que maneja US$14.000 millones.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), por ejemplo, aún prevé que las economías emergentes crecerán 6,1% en 2012, apenas 0,3 puntos porcentuales por debajo de su pronóstico de junio. En contraste, el FMI redujo sus proyecciones para las economías desarrolladas en 0,7 puntos porcentuales, a 1,9%.
A pesar del optimismo a largo plazo, los mercados emergentes se ven afectados por el retiro de algunas de las grandes sumas de dinero que los inversionistas habían vertido en los últimos dos años. Ello ocurre sobre todo en el caso de los bonos denominados en monedas locales. Durante gran parte de la historia de los mercados de bonos de las economías en desarrollo, los inversionistas se han enfocado en títulos denominados en dólares debido a su cautela a la hora de asumir riesgos en divisas volátiles.
En los últimos años, sin embargo, muchos países emergentes han conseguido controlar la inflación y mejorar su situación fiscal, y sus monedas se volvieron menos volátiles y se fortalecieron frente al dólar. Los inversionistas, que buscan beneficiarse tanto del aumento del valor de las monedas de mercados emergentes como de sus tasas de interés en general altas, han invertido US$54.000 millones en fondos de bonos en monedas locales desde abril de 2009, según la firma de investigación EPFR.
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