Los números que explican el primer reclamo de Cristina Kirchner a Sergio Massa
En el primer cuatrimestre del año, el aumento de los alimentos repercutió sobre el decil más bajo; sin embargo, en los próximos meses se avecinan incrementos en prepagas, tarifas y bienes importados, que se verán reflejados en los hogares de mayores ingresos
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Este año, la inflación no da tregua y se convirtió en la pesadilla número uno del bolsillo de los argentinos. Mientras que cada mes los economistas se convencen más de que los precios podrían finalizar el año con un aumento de tres dígitos, los registros oficiales confirman que hacía 30 años no se observaba una dinámica similar. No obstante, la inflación no impacta de forma pareja entre los sectores de menores ingresos, que en la clase media o alta.
En agosto, los precios acumularon un aumento del 56,4% en el año y 78,5% en la variación interanual, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). Esta dinámica ascendente se viene observando a lo largo de los últimos meses: en el primer trimestre marcó un promedio del 5,1%, del 5,4% en el segundo y se ubicaría en 7,1% en el tercero.
“Pero en el estudio de la dinámica inflacionaria resulta relevante incorporar al análisis en qué gasta cada familia, a fin de ver el impacto de las subas en los precios a lo largo de los distintos niveles de ingresos. Los sectores de menores recursos se ven más afectados por la dinámica de los precios de alimentos que el resto, dado que destinan una mayor porción de su ingreso a satisfacer estos consumos de primera necesidad. Por el contrario, las familias más ricas gastan más en bienes de segunda necesidad, como pueden ser artículos para el hogar, educación y esparcimiento, entre otros”, explicaron desde Ecolatina, que realizaron un estudio sobre la inflación en la pirámide de ingresos, en base a la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo).
El golpe de los alimentos
En el primer cuatrimestre del año, el precio de los alimentos comenzó a acelerarse, consecuencia de un conjunto de factores, tanto locales como internacionales. El alza de los valores en el mundo por el estallido de la guerra en Ucrania, la recomposición de precios de consumo masivo tras el congelamiento de finales de 2021 y la sequía, que afectó a los cultivos y la ganadería del país, fueron algunos de ellos. En ese contexto, en tres de los cuatro primeros meses del año los alimentos subieron por encima del nivel general, promediando un 6,4%. Fue 1 punto porcentual (p.p) por encima de la inflación.
“Esta aceleración en los precios de los alimentos volvió más regresiva a la dinámica inflacionaria, afectando en mayor medida relativa a los sectores de menores recursos. Así, la inflación acumulada del decil más pobre fue mayor a la del decil más rico en el comienzo del 2022: para el primer cuatrimestre, fue 23,8% para el decil 1 -menores ingresos-, y 22,5% para el 10 -mayores ingresos-”, indicaron desde la consultora económica.
Si se hubiese sostenido esa tendencia, la brecha entre la clase baja y alta se hubiese mantenido. No obstante, en el segundo cuatrimestre algo cambió. En tres de los cuatro meses de ese período, los alimentos subieron por debajo del nivel general, ubicándose casi 1 punto porcentual por debajo del promedio mensual. Esto se debió, en parte, al menor crecimiento del rubro, pero también a la aceleración que registraron los combustibles, las prepagas y algunos bienes de componentes importados (como electrodomésticos y electrónica).
“Esta menor evolución de los alimentos, contenida principalmente por una mayor tranquilidad en el precio de la carne, favoreció relativamente más a los sectores de menores recursos. Por este motivo, el proceso inflacionario cobró un carácter más progresivo, donde la inflación acumulada del decil más rico fue mayor a la del decil pobre. (+1 p.p. de diferencia). Por lo tanto, en el acumulado del año estas dos evoluciones se compensan hasta el momento. El decil 1 acumula una inflación de 55,6%, mientras que el decil 10 suma 55,1%”, agregaron.
Tarifas, prepagas e importados
De cara hacia fin de año, en las últimas semanas el Gobierno hizo una serie de anuncios que dan pistas sobre cómo continuará el proceso de inflacionario hasta diciembre y qué sectores acabarán más golpeados que otros. De acuerdo con Ecolatina, el Ejecutivo adoptó ciertas medidas “que podrían acentuar el carácter progresivo de la inflación”.
Este es el caso de la segmentación de los subsidios tarifarios. Aquellos que tienen menores ingresos mantendrán los precios actuales, teniendo en cuenta que estas familias destinan en promedio un 11% de sus ingresos a pagar el agua, el gas y la electricidad. En cambio, los hogares de mayor poder adquisitivo deberán empezar a pagar tarifa plena, teniendo en cuenta que gastan 7% promedio en estos servicios. Estos últimos sentirán el impacto de la inflación a partir de septiembre (el gas aumentará 10,6% y electricidad 20,6%) y en noviembre (gas 12%, electricidad 27% y agua 56%).
Otro de los incrementos que se vienen es el de las prepagas, que actualizarán un 10,5% en octubre y diciembre. Nuevamente, incidirá más en los deciles más ricos, ya que gastan una mayor proporción de sus ingresos en este rubro (4,4% de la canasta en el decil 10; frente al 0,5% en el 1).
Semanas atrás, el Banco Central (BCRA) decidió profundizar las restricciones a las importaciones, una medida que tendrá un impacto directo sobre el nivel de precios de aquellos bienes con mayor componente importado. Es decir, artículos electrodomésticos y electrónica de consumo, maquinaria, vehículos, motos, entre otros. Una vez más, los hogares de mayores recursos se verán más afectados. Por ejemplo, el decil más rico destina un 8% de la canasta al “Equipamiento y mantenimiento del hogar”, frente al 4,1% en la canasta del más pobre.
“En síntesis, la convivencia de los dos factores mencionados (el nuevo esquema de tarifas y las mayores restricciones a las importaciones) tendería a mitigar el impacto regresivo de la inflación en lo que queda del año. No obstante, dada la inestabilidad del proceso inflacionario, el endeble escenario macroeconómico, un esquema cambiario que podría sufrir modificaciones y ciertos precios de alimentos que han quedado rezagados (como el caso de la carne vacuna), los riesgos de una nueva aceleración de alimentos -creciendo por encima del nivel general- siguen latentes y podrían actuar como contrapeso”, cerró.
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