Los nuevos ricos impulsan el sector de lujo
El gusto por Gucci y Louis Vuitton crece en países como Brasil, Indonesia y China
PARÍS—En momentos en que muchos segmentos de consumo están de capa caída, las empresas de bienes de lujos exhiben resultados favorables.
Los mayores proveedores del mundo de artículos de lujo acaban de dejar atrás un 2011 que batió numerosas marcas y se enfrentan a un 2012 muy prometedor, gracias a la aparentemente insaciable demanda de los mercados emergentes que siguen rindiendo grandes dividendos. El conglomerado francés LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton SA anunció un alza de 20% en sus ventas del cuarto trimestre. El grupo PPR SA, que controla la marca Gucci entre otros activos, reportó el jueves un aumento de 22% en sus ventas de los últimos tres meses del año pasado.
No hay indicios de que la tendencia se vaya a revertir en un futuro cercano, dicen los ejecutivos del sector. "Somos afortunados de estar operando en un segmento que se ha vuelto muy internacional", observa Francois-Henri Pinault, presidente ejecutivo de PPR, que también controla las marcas Yves Saint Laurent, Bottega Veneta y Balenciaga. "Hay un crecimiento estructural en los mercados asiáticos y no cabe duda de que habrá crecimiento en los próximos 10 años".
No obstante, la demanda no sólo proviene de China. Los conglomerados de bienes de lujo también han puesto la mira en países como Brasil e Indonesia, que cuentan con un potencial enorme. Algunos segmentos de la industria, como la moda masculina, el calzado y los relojes, están teniendo un desempeño estelar.
"Salvo que ocurra un accidente de proporciones y pese a las dificultades en Europa, la economía (global) se está expandiendo y el mundo quiere más y más de nuestros productos", señaló hace unos días Bernard Arnault, presidente ejecutivo de LVMH.
El auge del sector contrasta con las tendencias imperantes en otros segmentos del mercado. Los fabricantes de productos menos glamorosos, desde alimentos a moda para el mercado masivo, tienen que hacer frente a compradores ahorrativos. Las empresas de lujo, en cambio, parecen inmunes a la cautela que ha caracterizado a tantos consumidores estadounidenses y europeos.
Está surgiendo una clase global de consumidores con una afinidad hacia los bolsos caros, los perfumes y el champaña, más allá de las medidas de austeridad y las turbulencias de los mercados. La multitud de turistas chinos que están generando un crecimiento porcentual de dos dígitos en algunas de las marcas más exclusivas de Europa es sólo una ilustración de este fenómeno.
No faltan, sin embargo, quienes advierten que las expectativas del sector pueden ser exageradas. Los analistas dicen que será difícil repetir las generosas tasas de crecimiento de las ventas de 2011, aunque la demanda siga siendo sólida. "El nivel de crecimiento del año pasado es insostenible", señala Thomas Mesmin, analista de la corredora francesa de valores Cheuvreaux.
Los fabricantes de artículos de lujo están plantando su bandera en todo el mundo, no sólo en Asia, para aprovechar el surgimiento de un consumidor global. De las 110 tiendas que PPR planea inaugurar este año en su división de lujo, sólo la mitad estarán en Asia. Yves Saint Laurent y Balenciaga tendrán nuevos locales en París. El grupo también contempla cuatro nuevos locales en Brasil.
Muchas de las personas que compran artículos de lujos por primera vez tienden a ser hombres, algo que es particularmente cierto en los mercados emergentes. Las empresas no quieren dejar pasar la oportunidad. PPR, por ejemplo, compró en noviembre al fabricante italiano de trajes Brioni. LVMH, por su parte, está expandiendo la línea Berluti para que abarque toda clase de vestuario y accesorios masculinos.
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