Los mercados moderan sureacción a la crisis de Chipre
NICOSIA, Chipre— Grandes cantidades de chipriotas, con la palabra "No" escrita en las palmas de sus manos y con carteles que decían "No toquen a Chipre" salieron a las calles de la capital del país mientras el gobierno trataba de modificar un acuerdo que le exige a los depositantes financiar una parte del rescate del sistema financiero de la isla.
El gobierno volvió a postergar por otro día un debate en el Parlamento sobre un gravamen a los depósitos bancarios—una condición previa para obtener un paquete rescate de 10.000 millones de euros (US$13.070 millones)— y extendió hasta el jueves el feriado bancario en un intento por ganar tiempo para recabar apoyo para la polémica medida e impedir un colapso del sistema bancario.
Una conferencia telefónica realizada entre ministros de Finanzas de la zona euro y funcionarios de la llamada troika, compuesta por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea, sobre el rescate de Chipre no generó decisiones, según un comunicado difundido al finalizar la llamada. La declaración, sin embargo, indicó que el Eurogrupo es partidario de que los pequeños ahorristas deberían ser diferenciados de los de mayor envergadura en el pago del impuesto extraordinario.
En las calles de Nicosia, muchos chipriotas no ocultaron su descontento. John Charalambous, un estudiante de ingeniería de sistemas de 22 años que participó en una protesta frente al palacio presidencial, dijo que el sorpresivo impuesto podría poner en riesgo sus planes de estudiar en el exterior. Señaló que sus padres, ambos empleados públicos, han estado ahorrando para pagar una maestría en Londres, pero eso ya no es seguro.
Mientras el gobierno trataba por tercer día consecutivo de alcanzar un acuerdo con sus socios políticos, banqueros y funcionarios internacionales, la crisis de deuda de Chipre sacudió a los mercados en todo el mundo.
Al comienzo de la jornada, los inversionistas se desprendieron de los activos considerados más riesgosos, como el euro, las acciones y la deuda de los gobiernos del sur de Europa. La caída, sin embargo, no fue tan abrupta y en horas de la tarde el euro y la deuda soberana de España e Italia registraron ligeras alzas.
Los analistas afirman que la pequeña economía chipriota, que representa apenas 0,2% del Producto Interno Bruto de la zona euro, no es lo suficientemente grande como para reactivar la crisis financiera de Europa. El Promedio Industrial Dow Jones, a su vez, solamente descendió 0,4%.
A medida que la noticia sobre el impuesto se propagó durante el fin de semana, depositantes nerviosos acudieron a los cajeros automáticos de la isla y dejaron a muchos de ellos sin efectivo. Pero incluso antes de que se programara un voto en el Parlamento, las autoridades habían ordenado a los bancos suspender la aplicación del impuesto antes de entregar dinero, algo que muchos analistas creen podría ser ilegal, además de establecer precedentes peligrosos a las leyes de seguros de depósitos en Europa. La medida, asimismo, tal vez no frene la fuga de depositantes extranjeros cuando los bancos reabran sus puertas. "Una preocupación central cuando los bancos reanuden operaciones es que puede haber una gran cantidad de solicitudes de grandes depositantes extranjeros, muchos de Rusia y otros ex estados soviéticos, para transferir dinero fuera del país", escribió Charles Wyplosz, investigador del Centro para la Investigación de Política Económica, un centro de estudios. "Lo que está claro es que el rescate de Chipre ha creado una nueva situación, más peligrosa que antes".
El presidente del Parlamento de Chipre, Yiannakis Omirou, señaló que el debate y la votación se postergarían hasta la noche del martes, dos días después de lo previsto inicialmente, mientras que el ministro de Finanzas sostuvo que los bancos estarían cerrados para "facilitar la implementación" del acuerdo del préstamo entre el país y sus acreedores.
"Todo tiene que ver con que los temores de contagio del mercado se extiendan por Europa debido a Chipre", indicó Stuart Ive, corredor senior de la firma neozelandesa de valores HiFX, sobre la reacción inicial del mercado. Pero esa reacción sería efímera, indicó. "Me cuesta mucho creer que veamos un contagio que se extienda a Europa".
De todos modos, con una votación de resultado incierto por delante, los acontecimientos en la isla todavía podrían estremecer a los mercados.
El gobierno afronta una escasez de efectivo y los dos mayores bancos del país —el Banco Popular de Chipre y el Banco de Chipre— se están quedando sin dinero con rapidez. Sin un rescate de por medio, una cesación de pagos desordenada y una crisis bancaria parecen un desenlace garantizado.
Si el Parlamento no respalda el impuesto a los depositantes, o si se produce una corrida bancaria en Chipre, podrían reanudarse los temores sobre la integridad de la zona euro.
Para conseguir los votos necesarios para aprobar la medida en el Parlamento de 56 miembros, el gobierno trabajaba en una propuesta para levantar 5.800 millones de euros para los alicaídos bancos del país. Es la misma cantidad que se espera obtener del impuesto a los depositantes, pero se reduciría el tributo que deben pagar los depósitos más pequeños.
Según dos funcionarios europeos al tanto de las conversaciones, la propuesta del gobierno establecería un impuesto de 3% para los ahorristas más pequeños, es decir los que tienen 100.000 euros y menos, un descenso desde el 6,75% contemplado en la actualidad. Los ahorristas que tienen entre 100.000 euros y 500.000 euros pagarían un impuesto de 10%, y los que poseen más de 500.000, uno de 15%, señaló una de las fuentes.
El pacto original contemplaba un impuesto de 6,75% a cada depositante con menos de 100.000 euros y de 9,9% a aquellos con una cantidad mayor. El gobierno también evaluaba un plan para eliminar el impuesto para los depósitos inferiores a 20.000 euros.
En el resto de la zona euro, la situación fue más calmada. En España, las noticias de Chipre sólo tuvieron un impacto en los mercados financieros, con caídas tanto en las acciones como en los bonos.
—Jenny Paris y Katie Martin, en Londres; Michalis Persianis, en Nicosia; Gabriele Steinhauser, en Bruselas; Lukas Alpert, en Moscú, y David Román, en Madrid contribuyeron a este artículo.
The Wall Street Journal