Los inversionistas le empiezan a prestar menos atención a Europa
Hasta hace unos meses, Ann Miletti se mantenía atenta a los titulares de lo que pasaba en Europa en los televisores del gimnasio donde suele hacer su rutina diaria de ejercicios.
Sin embargo, después de más de dos años de trotar al ritmo de la crisis de deuda europea, la gestora de cartera de WellsFargo Advantage Funds dice que últimamente se concentra más en correr que en la pantalla.
"Con el primer par de titulares, salía corriendo para la oficina", cuenta Miletti. "La pregunta ahora es ‘¿qué tan diferente es comparada con la noticia anterior?’", explica. La gestora y otros inversionistas están mostrando síntomas de lo que se ha llegado a llamar "fatiga de los titulares".
Desde que en mayo de 2010 Grecia atrajo la atención mundial con sus problemas fiscales, inversionistas, operadores y otros observadores del mercado han visto caer y subir dramáticamente los precios de casi cualquier activo, desde los bonos del Tesoro de Estados Unidos hasta acciones de empresas líderes, en medio de despachos diarios sobre los esfuerzos para contener la crisis.
Ahora, están bajando el volumen de las actualizaciones noticiosas. En su lugar, están resumiendo la increíblemente compleja situación de Europa en una serie de conclusiones sencillas. Una de ellas es que no hay una solución fácil, lo que significa que Europa probablemente será un lastre para el crecimiento económico mundial.
"Hay mucha menos sensibilidad a las noticias de corto plazo", opina Jim Vogel, estratega de tasas de interés de FTN Financial, en Memphis. El mercado "está adoptando una perspectiva más amplia sobre toda esta situación en Europa y las posibles consecuencias para el crecimiento global".
Tras ser testigos de meses de disputas entre los gobiernos europeos, los inversionistas se están resignando a la realidad de que cualquier esfuerzo por reestructurar la unión monetaria será difícil, consumirá tiempo y estará cargado de políticas imperfectas. Si se añade a eso un débil sistema financiero como el de Europa, dicen los analistas, los inversionistas tienen poco incentivo para negociar.
Los mercados ya están trazando un cuadro menos optimista sobre las perspectivas de la economía mundial. El Promedio Industrial Dow Jones ha caído 0,8% en julio. Y después de acumular un alza de 7% de enero a mayo, las empresas líderes están ahora en el rango del 4,6%. El viernes, el Dow Jones logró repuntar 203.82 puntos, o 1,62%, después de que las ganancias de J.P. Morgan Chase llevaran al alza las acciones financieras.
Los rendimientos de la deuda de los países europeos en dificultades siguen donde estaban a finales de junio, cuando los líderes de la unión monetaria anunciaron que una sola persona debería supervisar a los bancos de los 17 países que usan el euro y adoptaron otras medidas para ayudar a España e Italia.
Anteriormente, anuncios de funcionarios clave dieron lugar a significativas manifestaciones de alivio en los mercados financieros que llevaron a la baja durante períodos prolongados los rendimientos de los bonos de los países fuertemente endeudados.
Sin embargo, con el tiempo, los períodos de alivio son cada vez más breves. Por ejemplo, los gobiernos europeos generaron un enorme repunte en mayo de 2010, cuando anunciaron un paquete de casi US$1 billón (millón de millones) para hacer préstamos a países de la zona euro altamente endeudados. El Dow se disparó 3,9% con la noticia. Los rendimientos de los bonos griegos, que habían alcanzado máximos históricos de 13,27%, se desplomaron más de cinco puntos porcentuales.
En 2011, los rendimientos de los bonos a 10 años de España e Italia se ubicaban por encima de 6%. Luego, a principios de agosto, el Banco Central Europeo dijo que compraría deuda de estos dos países a gran escala.
En respuesta, los bonos repuntaron y los rendimientos se desplomaron. Sin embargo, esa reacción fue más efímera y, para octubre, los rendimientos de los bonos españoles e italianos estaban de nuevo coqueteando con el 6%.
Esfuerzos adicionales para calmar la crisis han sido incluso más transitorios. Cuando en junio de 2012 España accedió a aceptar unos 100.000 millones de euros en ayuda para recapitalizar sus bancos, el impacto duró menos de un día.
"Las señales están por todas partes y muchos participantes han decidido desconectarse", dice James Kee, presidente de South Texas Money Management, que gestiona US$1.800 millones en activos en Texas.
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