Los inversionistas empiezan a ver con mejores ojos la zona euro
Los bonos soberanos de Italia, tan vilipendiados a fines del año pasado, han tenido un desempeño estelar en 2012. El costo de financiación del país, en particular a corto plazo, se ha derrumbado. A España, otro candidato a quedar al margen de los mercados de capital a fines del año pasado, le está yendo incluso mejor.
Durante las primeras semanas de 2012, señales de una disminución de los temores de los inversionistas sobre la crisis de la zona euro se observaron por todos lados. Pero las bases de la euforia actual podrían ser inestables: la zona euro enfrenta una larga lista de preocupaciones a corto y largo plazo que podrían volver a convulsionar los mercados.
Detrás de los avances de este año, afirman analistas e inversionistas, está la enorme inyección de liquidez del Banco Central Europeo en el sistema bancario y la sensación en el mercado de que las autoridades finalmente han entendido la urgencia de la crisis.
La inyección de fondos del BCE le da tiempo a los países débiles de la zona euro para reparar sus economías improductivas y al bloque para reformar su sistema de gobierno. Pero implementar los cambios llevará tiempo y es imposible saber a ciencia cierta si darán resultado.
Muchas de las reformas, como la de sistemas de pensiones agobiados por cambios demográficos o la de anticuados regímenes laborales, han estado sobre el tapete durante décadas pero aún no se han concretado.
En el horizonte más cercano hay una serie de riesgos potenciales. Las próximas elecciones en Francia y en Grecia, por ejemplo, le pueden dar cabida a fuerzas políticas que rechazan los planes de austeridad que muchas autoridades europeas, en particular las alemanas, consideran esenciales.
Grecia, por su parte, debe completar una complicada reestructuración de su deuda y el resto de Europa debe convencer a los mercados de que Grecia será el único país donde los tenedores de bonos no tendrán más remedio que asumir pérdidas importantes.
El resto de los países con problemas deben reducir sus enormes déficits fiscales. El BCE, mientras tanto, tendría que seguir proveyendo liquidez a manos llenas a los bancos que la necesiten.
Eso deja amplias posibilidades para una reanudación de la crisis de la deuda, como ocurrió en repetidas ocasiones durante los dos últimos años. "Pone en movimiento una espiral en la cual el BCE está quedando cada vez más expuesto al riesgo del sector de la banca privada", afirmó Thorsten Polleit, economista de Barclays Capital.
El conservador Bundesbank, el banco central alemán, ya está sonando la voz de alarma ante los riesgos asociados con una distribución tan enorme de fondos. "Una provisión demasiado generosa de liquidez... puede significar mayores riesgos para los bancos y también riesgos para la estabilidad financiera", sostuvo la semana pasada el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann.
Entorno positivo
Los inversionistas, sin embargo, están de muy buen humor.
A fines de diciembre, los retornos de los bonos soberanos italianos a dos años ascendieron a casi 5%. El miércoles se ubicaron en alrededor de 3%.
España también ha experimentado una pronunciada caída de los retornos y el gobierno español se apresuró a sacar ventaja de los buenos tiempos.
Ayer, España anunció la emisión de un bono a 10 años, luego de realizar una operación similar hace unas semanas. El gobierno ya ha recaudado alrededor de una cuarta parte de lo que espera obtener durante el año.
Las buenas noticias no se limitan a Italia y España. Los precios de los bonos en otros países se han mantenido relativamente inmunes a los vaivenes en torno a las conversaciones de reestructuración de la deuda griega. Portugal, que ha seguido teniendo problemas, no ha arrastrado a España, al contrario de lo ocurrido el año pasado cuando "contagio" era la palabra de moda y los sucesos negativos en un país repercutían en otros.
La mayoría de los inversionistas y analistas señalan la provisión del BCE para préstamos a tres años a bancos europeos como un momento clave. Algunos bancos han usado ese efectivo para comprar los bonos de sus gobiernos, aunque no sea mucho.
De todas formas, estos créditos han evitado una crisis bancaria calamitosa. Eso sin dudas es bueno para la economía y para la evaluación de las perspectivas de crecimiento por parte de los inversionistas sobre países como Italia. Eso, combinado con la demostración de que el BCE está preparado para adoptar al menos algunas medidas importantes y visibles, "cambia toda la curva de riesgo", afirma Erik Nielsen, economista jefe de UniCredit.
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