Los gemelos están cada vez más complicados
Preocupa el deterioro en las cuentas fiscales y externas
La economía podría crecer un modesto 0,4% interanual. Eso, sumado al descenso de más de 10 puntos en la inflación, generó cierta euforia en los funcionarios, sólo opacada por el salto en el dólar blue. El relajamiento de la política monetaria junto con una política fiscal también laxa están detrás de ambos resultados. Algo del dinero abundante pudo ayudar a mejorar la actividad en el corto plazo, pero otra parte trató de escaparse del corralón que impuso el cepo cambiario vía la dolarización parcial de portafolios.
Más allá del impacto sobre los votantes, es notorio el deterioro en las cuentas fiscales y externas. Durante los primeros cinco meses del año, los ingresos cayeron suavemente medidos en moneda constante, mientras que el gasto primario creció cinco puntos en términos reales. Esto aumentó el déficit primario a 12% de los ingresos genuinos. En adelante es de esperar que se moderen los subsidios por la caída en los precios de importación del gas natural, pero ese efecto sería compensado por el aumento nominal en jubilaciones y en la masa salarial estatal, y por la mejora en su poder adquisitivo por la menor inflación. En resumen, el año cerraría con resultado primario deficitario cercano a 5% del PBI y un déficit global en el entorno de 7 por ciento.
En el frente externo, 2014 cerró con un déficit devengado en la cuenta corriente del balance de pagos cercano a 1% del PBI, pero con un déficit de caja menor a la mitad, entre otras razones explicado por los bloqueos del Gobierno a algunos pagos al exterior. Para analizar el margen de maniobra con que contará la nueva administración hay que tener presente un cuadro preocupante: el resultado comercial viene sufriendo un deterioro creciente con perspectivas en las variables externas más relevantes (Brasil y precio de las commodities) que no lucen optimistas; 2015 cerraría en equilibrio luego de muchos años de superávits; al igual que en el frente fiscal, los últimos datos lucen peores que el promedio de los últimos 12 meses.
Además, el estancamiento económico ayudó a mejorar el resultado externo. Una economía con un crecimiento de 3% requería mayores importaciones por no menos de medio punto del PBI adicional, sin que ello dé lugar a una mejora en las exportaciones; las reservas netas de pasivos en moneda extranjera del BCRA fueron utilizadas para acolchonar el impacto del deterioro de la posición externa sobre la economía. Con reservas netas muy bajas habría que prever una recuperación gradual para que la autoridad monetaria tenga recursos disponibles por si surgen problemas en el frente externo. En resumen, si se proyecta el resultado externo de una economía con crecimiento modesto y pagos normalizados de dividendos e importaciones hacia adelante, el déficit de la cuenta corriente se ubicaría en 2,5% del PBI.
Si el nuevo gobierno opta por no hacer cambios bruscos, tendrá que elegir entre el mal menor en ambos frentes.
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