Los fondos de alto riesgo serán los ganadores si llega el rescate griego
Inversores privados adquirieron recientemente títulos de Grecia especulando con un salvataje para marzo
LONDRES.- ¿El siguiente paquete de rescate de Grecia podría ir derecho a los bolsillos de los fondos de alto riesgo de Londres? Esa es más o menos la apuesta que está haciendo ahora un creciente número de inversores al cargarse de títulos del gobierno griego que vencen en marzo, justo cuando Atenas está esperando recibir un salvataje de hasta 30.000 millones de euros, o US$ 38.000 millones, de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Condicionado a que Grecia reforme sus bases económicas, éste es un pago con el que se salvará o se terminará de hundir un país en quiebra. El nuevo primer ministro, Lucas D. Papademos, ha alertado sobre que sin ese pago, Grecia podría caer en default y abandonar el euro.
Con tanto en juego, los inversores están apostando a que Europa hará el mayor esfuerzo para mantener a flote a una Grecia cargada de deudas. Y si el precio es que fondos de los contribuyentes terminen aumentando las ganancias de unos cuantos especuladores, tanto mejor.
Desde hace meses, Grecia ha estado buscando persuadir a sus acreedores del sector privado de que los favorece cambiar sus bonos griegos por títulos a más largo plazo y aceptar una pérdida del 50% como parte del acuerdo. Las negociaciones son conocidas por las siglas de involucramiento del sector privado o ISP. Hace pocos meses, el acuerdo parecía factible, ya que los grandes bancos europeos que tenían la mayor parte de su deuda, estimada en unos 200.000 millones de euros, reconocían que quizá fuera una alternativa al default, que les podría costar todo.
Pero al prolongarse las negociaciones, muchos bancos, especialmente los de Francia y Alemania, han vendido sus tenencias. Entre los compradores se cuentan fondos de alto riesgo y otros inversores independientes que ahora cuestionan que tengan que aceptar una pérdida. Al crecer el número de los fondos de alto riesgo que tienen deuda griega, aumentó su capacidad de postergar un acuerdo de reestructuración, y los acerca a las ganancias de su apuesta.
"Calculan que Grecia no caerá en default antes de marzo", dijo G. Mitu Galati, un experto en deuda soberana de la Facultad de Derecho de la Duke University y coautor de un reciente trabajo sobre la reestructuración de la deuda griega. Galati señala que son estos inversores los responsables en muchos sentidos de que no haya un acuerdo. "Si usted posee un bono que vence en marzo y estamos en enero, entonces tiene todos los incentivos para demorar."
El ISP, con el que se espera reducir los gastos de endeudamiento de Grecia hasta en 100.000 millones de euros hasta 2014 -y hacer caer la razón entre su deuda y el PBI, de alrededor del 143% hoy, al 120% hasta 2020-, representa un pilar crucial de los 199.000 millones de euros de financiación que Grecia necesitará de fuentes externas en los próximos tres años.
Mientras que el lobby de banqueros que representa a los acreedores, el Instituto de Finanzas Internacionales, ha dicho que espera que suficientes acreedores acepten el acuerdo, no está claro cuánta influencia tiene sobre las instituciones que se inclinan por rechazar los términos. Talanx, una aseguradora alemana, y Vega Asset Management, un fondo de alto riesgo con sede en España, ya han anunciado que no aceptarán el acuerdo. Si muchos se les suman, Grecia puede no lograr el acuerdo de reestructuración que hace poco parecía tan cerca de concretarse.
Los bonos griegos en cuestión cotizan a 40 centavos por cada euro de valor nominal, una prima significativa respecto de los títulos a mayor plazo que cotizan a la mitad de ese nivel. Una parte de los bonos vence el 20 de marzo, cuando Grecia debe contar con 14.000 millones de euros, pago que no podrá hacer sin ayuda.
En un informe JPMorgan Chase estimó que hasta 80.000 millones de euros en bonos griegos están ahora en manos de inversores independientes, incluidos fondos de alto riesgo, fondos de riqueza soberana, fondos buitres y otros administradores de activos.
Traducción de Gabriel Zadunaisky
The New York Times