Los estímulos económicos se asoman en Europa
La caída sostenida de la inflación empuja al Banco Central Europeo a intervenir para reactivar la economía
FRÁNCFORT—El Banco Central Europeo se dispone a combatir una inflación demasiado baja, en medio de una evidencia cada vez más clara de que la debilidad de los precios está socavando la recuperación de la zona euro tras la crisis de la deuda.
Un informe difundido el martes mostró que los precios al consumidor en los 18 países que conforman la zona euro apenas crecieron 0,5% el mes pasado, su nivel más bajo en cuatro años, y dejó al descubierto la magnitud del desafío que tiene por delante el Banco Central Europeo (BCE) mientras se prepara para su reunión del jueves.
La inflación está muy por debajo de la meta del banco central, de poco menos de 2%, en un momento en que se empieza a normalizar en otras economías avanzadas, como Estados Unidos.
Un anémico repunte de la economía europea ha contribuido a un malestar político generalizado en la región, que quedó en evidencia en los resultados de las recientes elecciones para el Parlamento Europeo.
En momentos en que el margen de maniobra de los gobiernos es limitado por los altos niveles de endeudamiento, el banco central es una de las pocas instituciones que puede tomar cartas en el asunto para reactivar la economía del bloque. El BCE, sin embargo, ha vacilado en su empeño por ofrecer la respuesta adecuada.
La inflación acumulada en la zona euro en doce meses descendió de 0,7% en abril a 0,5% en mayo. Los analistas del banco de inversión J.P. Morgan prevén que los precios suban apenas 0,4% anualizado en junio y se mantengan en ese nivel durante los próximos meses. Si las personas y las empresas anticipan una caída en los precios, podrían aplazar sus compras y, con ello, debilitar aún más la expansión europea.
"Es una campanada de alerta de que se necesitan medidas enérgicas" de parte del BCE, afirma James Ashley, economista de RBC Capital Markets. Si se limitan a anunciar iniciativas moderadas, como recortes marginales en las tasas de interés, "entonces hay una buena probabilidad" de que los mercados se pregunten si esa es toda la artillería de la cual disponen, advirtió.
Un descenso en los precios de los alimentos y la energía, amplificado por la fortaleza del euro, ha contribuido a una moderación de la inflación en la zona euro. Pero incluso la llamada inflación subyacente, que no toma en cuenta las fluctuaciones de las materias primas, ha sido persistentemente débil.
Eso refleja, antes que nada, la alta tasa de desempleo y el endeudamiento de buena parte de la región, lo que está frenando un alza de los salarios, del gasto y de la demanda.
A su vez, la escasa inflación dificulta el esfuerzo de los países más afectados por la crisis por reducir la deuda pública y privada, además de disminuir los costos laborales para competir en mejores condiciones con países como Alemania, la economía más fuerte de la región.
"Mientras menor es la inflación, más difícil se vuelve para España o Italia controlar su deuda", señala Simon Tilford, sub-director del Centro de Reforma Europea, un centro de estudios de Londres.
La reunión prevista para el jueves se está transformando en una de las más importantes de la gestión de dos años y medio de Mario Draghi al frente del BCE. El economista italiano ha anunciado pasos audaces antes, incluyendo recortes de tasas y el lanzamiento de programas de crédito para los bancos. La promesa que hizo en julio de 2012 de hacer "lo que sea" para salvar el euro fue fundamental para estabilizar los mercados de bonos.
No obstante, la entidad no ha abordado el tema de la inflación, pese a que su principal objetivo es la estabilidad de precios.
Draghi atribuyó hace poco la inflación débil a problemas temporales o estadísticos, como una Semana Santa que este año fue un poco más tardía de lo habitual.
El Consejo de Gobierno del BCE, compuesto por 24 miembros, ha analizado diversas medidas en los últimos meses para inducir una mayor inflación, incluyendo compras de activos a gran escala, pero ha hecho poco aparte de dos leves reducciones el año pasado, que dejaron su tasa de referencia en 0,25%. "Han estado paralizados por discusiones internas", indica Antonio Fatas, profesor de Economía de la escuela de negocios Insead.
La gran mayoría de los observadores prevé que el BCE recorte las tasas de interés el jueves. Puesto que la tasa de depósitos ya está casi en cero, la medida abarcaría el establecimiento de una tasa negativa en los depósitos interbancarios a un día. En la práctica, eso implica pagarle a los bancos por depositar sus fondos en el BCE.
Los bancos centrales de Dinamarca y Suecia han experimentado con tasas negativas sobre los depósitos con resultados des-iguales. La medida, sin embargo, nunca ha sido ensayada por una institución de la envergadura del BCE.
Una tasa negativa sobre los depósitos tiene el objetivo de estimular los préstamos entre los bancos y, a la larga, hacia el sector privado. También le restaría atractivo a los activos denominados en euros, lo que ayudaría a debilitar la cotización del euro y elevaría la inflación proveniente de las importaciones.
También se espera que el BCE se comprometa a proveer a los bancos crédito ilimitado hasta adentrado 2016, una señal de que sería el último de los bancos centrales de las economías avanzadas en empezar a subir las tasas de interés. Pero incluso medidas de esta índole podrían ser insuficientes puesto que tienen que pasar meses antes de que los cambios en las tasas de interés se reflejen en la economía real, dicen los economistas.
The Wall Street Journal