"Días con liquidez". Cuánto tiempo puede sobrevivir un negocio cubriendo sus gastos, pero sin ingresos
En inglés los llaman cash buffer days. No hay traducción exacta en español, pero "días con liquidez asegurada" o "días con colchón de caja" pueden ser una aproximación. Se trata de la cantidad de días que un negocio puede sobrevivir cubriendo sus gastos, pero sin ingresos: algo como lo que sucede, de manera generalizada, hoy en la Argentina, en cuarentena total desde el 20 de marzo pasado.
Entre esos egresos de dinero están los impuestos, el alquiler y los salarios, entre otros ítems. Y en los ingresos, las ventas, que están, en la mayoría de los casos, frenadas. Los "días con colchón de caja" son un tópico raro para estudiar, simplemente porque, para un negocio, cerrar la persiana es lo excepcional: no es una decisión habitual perder un día de actividad porque sí.
En 2016, el banco de inversión JP Morgan les consultó a 600.000 pymes estadounidenses cuántos días podían sobrevivir sin ingresos y con su propio colchón. La media dio 27, pero los restaurantes "aguantan" 16; los comercios, 19; la construcción, 20 y la industria mecánica, 28.
En Estados Unidos, la razón por la que algunos sectores aguantan menos que otros, señala el informe, es qué tanta mano de obra utiliza o cuánto capital tiene. Por caso, la industria mecánica tiene asegurados más días de supervivencia porque podría utilizar sus máquinas como garantía para un préstamo. En cambio, los restaurantes tienen muchos sueldos para pagar y poco capital.
En la Argentina, los distintos sectores dicen que todavía es muy prematuro estimar una cantidad certera de "días de supervivencia", pero algunas cámaras animan sus pronósticos e intentan hacer un ejercicio similar, pero adaptado a las condiciones locales y coyunturales de cada actividad.
El equipo técnico de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) estimó que un plazo de 20 días puede aceptarse "como promedio". Advierten que, en el caso de las obras financiadas por el Estado, la situación es urgente en el caso de las obras con mucha utilización de mano de obra, pero no tanto en las que tienen mayor incidencia de equipos, que "pueden soportar un poco más en la medida que se neutralicen los vencimientos impositivos y no se sancione los cheques rechazados".
"Los emprendimientos privados pueden soportar más en la medida en que las perspectivas futuras luego de la pandemia permitan mantener el negocio inmobiliario. Ponderando la incidencia de los sectores, puede aceptarse un promedio de 20 días si se cuenta con los apoyos públicos referidos", concluyen.
Para los restaurantes, desde la Asociación de Hoteles Restaurantes Confiterías y Cafés (Ahrcc) estimaron unas dos semanas como plazo de supervivencia.
En el caso de la industria metalúrgica, Tomás Canosa, director de Estudios Económicos de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Adimra), señala que, si bien las empresas de este tipo tienen una mayor espalda financiera que otros sectores por ser un sector intensivo en capital, en la Argentina "difícilmente se cumpla un plazo promedio de casi un mes".
Apunta tres factores: la caída de la producción del sector que, señala, lleva 20 meses; la alta participación de pymes en la industria y sus consecuentes limitaciones de acceso al crédito. "El crédito a las pymes en Argentina representa menos del 3% del PBI, mientras que en otros países de la región es entre tres y siete veces mayor", subraya.
La excepcionalidad local
Claro que la Argentina tiene sus particularidades, muy distintas de las de Estados Unidos. El cálculo que hacen los consultores es que alrededor de un tercio de la economía está sumergida en la informalidad. Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, considera que eso puede haber forzado a esos negocios a mantener una espalda de liquidez mayor, ya dada por la diferencia entre lo facturado y lo vendido, que obviamente se cobra en efectivo.
Por otra parte, señala, tener efectivo en la Argentina se volvió muy costoso, ya que se desvaloriza con la inflación y, al menos hasta el año pasado, no era negocio con tasas de interés altas. "Esto empezó a cambiar en los últimos meses, pero el cambio al sector privado llega más lento: en una pyme donde la misma persona que se encarga de la cuestión financiera también mira la calidad productiva, las demoras son más grandes", añade.
El historial de crisis económicas y de un sistema financiero zigzagueante también creó el hábito de ahorro en dólares en las empresas de distinto tamaño, apunta Federico Furiase, director de Eco Go. "Quizás para esas firmas sea el momento de romper el chanchito, y es lo que se vio en los últimos días con la baja del contado 'con liqui' y del MEP [los tipos de cambio a los que se accede a través de la compraventa de activos financieros], porque muchas compañías se hicieron de pesos para cubrir el descubierto hasta que se regularice la situación", resume.
El sector privado no llegó a la cuarentena en su mejor momento. Antes de que comenzara el aislamiento, Ecolatina calculó una morosidad de las empresas cercana al 8%. Antes de que comenzara la crisis económica en 2018, ese porcentaje era del 1%. Para Rajnerman, eso refleja que muchas empresas ya estaban "con la soga al cuello" antes de tener que cerrar sus persianas obligatoriamente. Es una cuestión racional: "Las empresas hacen lo imposible por pagar sus créditos, porque si no, entran en los registros de morosos y es muy difícil salir: eso dificulta beneficios fiscales, préstamos y la emisión de cheques a futuro", apunta.
El sector público tampoco afinó demasiado la puntería en lo que respecta a medidas para asegurar la liquidez de las compañías durante la cuarentena, añade Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma. Señala ejemplos en otros países del mundo, como en Francia, donde se pospusieron vencimientos de impuestos para asegurar un poco más la supervivencia diaria de algunas firmas.
"En otros países del mundo, cuando se dispuso la cuarentena también se largó un paquete de medidas para ayudar a quienes no pueden realizar sus actividades, tanto desde lo fiscal como desde lo monetario. Acá tuviste una línea de créditos para las pymes, una baja de aportes en algunos casos y el Ingreso Familiar de Emergencia, que es un universo pequeño; pero para las empresas, hoy no hay nada más que una promesa de Repro que aún no se sabe cómo se va a implementar", sostiene.
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