Los detalles del nuevo avión presidencial que quiere Alberto Fernández
El pliego se configuró de tal manera que entre todos los aviones del mundo que estaban a la venta, solo uno, el elegido desde hace meses, cumplía con las condiciones
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Ya lo intentó dos veces, pero parece que la tercera será la vencida. Según lo confirmó la vocera presidencial, Gabriel Cerruti, y después de dos intentos, el Gobierno está dispuesto a cumplir un viejo sueño que unió al presidente Mauricio Macri y a Alberto Fernández. Se trata de sumar a la flota presidencial un nuevo avión con todas las comodidades, como para que el primer mandatario recorra el mundo y la Argentina cómodo y relajado.
Fuera de funciones el Tango 01 desde hace varios años, el Gobierno decidió seguir adelante con un proceso de licitación mediante el que se intentó reponer la aeronave sin éxito.
Esta vez, el avión estuvo, de hecho, elegido desde el momento en que se confeccionan los pliegos. Fue casi una pantalla como para decir “quiero este” sin decirlo.
El pliego se configuró de tal manera que entre todos los aviones del mundo que estaban a la venta, solo uno, el elegido desde hace meses, cumplía con las condiciones que había insertado en las cláusulas del llamado a licitación.
El saco a medida tenía dos requisitos que solo lo cumplía una aeronave. Por un lado, motores Rolls-Royce; por el otro, una configuración no solo VIP, sino con una dependencia privada como para que el primer mandatario esté aislado incluso de su comitiva.
Pero como tantas veces se ha visto, la operación tendrá en el medio un intermediario. Siempre por razones más políticas que comerciales se elige ese camino en vez de la compra directa a quién tiene el avión en venta. Las sospechas sobre la necesidad o no de contratar un intermediario acompañarán siempre al nuevo avión presidencial.
Como adelantó LA NACION en abril, el proceso ha sido encargado a la OACI, un organismo especializado de las Naciones Unidas destinado a la cooperación entre sus países miembros en materia de aviación. La compra está en marcha y los interesados tuvieron que presentar sus ofertas hasta el 11 de mayo. Después, los técnicos de la OACI recomendaron cuál fue la mejor opción para reemplazar al maltrecho Tango 01. Finalmente, la decisión deberá tomarse mediante el dictado de un decreto.
Desde la Casa Rosada confirmaron la información. “La Presidencia encomendó al organismo especializado en aviación de Naciones Unidas la confección de un proyecto para obtener una aeronave para el Estado Argentino, con destino a traslados presidenciales de esta administración y de al menos, 4 administraciones futuras”, contestaron. “Durante la gestión de gobierno del periodo 2015-2019 se erogó la suma de U$S 9.862.186,94 y 379.198 euros, y durante la presente administración se llevan erogados unos U$S 2.164.256. También es para destacar que, en los alquileres, generalmente se recurre a aeronaves de fuselaje chico, para pocos pasajeros y eso no permite trasladar al personal de apoyo (custodia, casa militar, medico, ceremonial) que debe emitir tickets en líneas aerocomerciales, engrosando el presupuesto destinado a las giras presidenciales al interior o exterior del país”, amplió la fuente.
El llamado a licitación tuvo algunas particularidades que hacen pensar que el nuevo avión está apuntado de antemano. El escueto llamado habla del “intercambio de un avión Boeing 757 23A y adquisición de un reemplazo por un Boeing 757 serie 200 usado”.
La idea de entregar el Tango 01, comprado en 1992 y que tuvo un costo de US$66 millones, ya estaba en cabeza del Gobierno. De hecho, a principios de abril, se autoeximió del pagar derechos de exportación para los aviones que componen la flota presidencial o para enviar al exterior los repuestos que podrían estar en sus talleres. El motivo expresado es que se necesitan repuestos que solo se producen en el exterior y requieren exportar temporariamente las unidades para su arreglo. Sin embargo, en el mercado se interpretó que era para hacer un “exchange”, un procedimiento en el que se entrega un avión en desuso al proveedor en el extranjero a cambio de uno nuevo. Por lo tanto, la exención es para no pagar por lo que sería una exportación definitiva.
“Justamente el valor agregado de operaciones como esta es el destino comercial que el oferente haga de la pieza o aeronave que se toma en parte de pago. Por otro lado, y existen antecedentes que sostienen este argumento -dijeron en Presidencia-, el Estado Argentino no cuenta con los procedimientos normativos ni los recursos para vender en partes el Tango 01 como lo puede hacer un bróker privado.”
Pero nada hace suponer que la operación sea como se pensó originalmente. Justamente esta posibilidad de entregar el Tango como parte de pago excluye a muchos de la posibilidad de presentarse en la licitación. A su vez, hay un asunto más. La convocatoria establece que deben estar provistos de motores Rolls Royce, además de estar configurados VIP, es decir, con sala de reuniones, dormitorio, además de asientos para la comitiva.
Así las cosas, las opciones son pocas. De hecho, hay un avión listado en una de las empresas que se dedican a estar operaciones que parece ser el indicado. Se trata de un Boeing 757 256 fabricado en 2000. Lo llamativo de esta aeronave es que estaba configurado como un avión comercial. De pronto, casi como si supiesen lo que venía, fue cambiado por equipamiento VIP y se le colocaron lujosos asientos, una cama y baños de lujo. Prácticamente, a medida de la licitación.
Varios operadores consideran que es el indicado.
No es la primera vez que la Casa Rosada acude a la OACI para comprar un nuevo avión. En febrero de 2017, el entonces presidente Mauricio Macri recorrió el mismo camino. En aquel verano se publicó un prospecto en el que se puso como precio US$65 millones, que debería incluir el avión, la inspección pre compra y el ferry, es decir, el vuelo para traerlo al país. Luego, en 2018, hubo otro intento que no avanzó cuando la crisis de 2018 y el ajuste de 2019 congelaron la expansión del gasto.
Según aquel pedido, debía ofrecerse un Boeing Bussines Jet (BBJ) que podrá ser la variante 1 o 2, construidas sobre un 737-700 o un 737-800, igual al anterior pero un poco más largo, y debía estar configurado como ejecutivo con un mínimo de 15 plazas, aunque lo óptimo sería 19. Era necesario que contara con un dormitorio para el Presidente con cama doble, además de un baño privado; que disponga de una antesala para reuniones con la comitiva, conexión de wifi a bordo, sistemas de comunicación satelital y de reproducción de audio y video.
“De la misma forma que se posee habilitación, herramientas y experiencia en el mantenimiento del modelo de aeronave, se posee para los motores. Cambiar de modelo de motores implicaría un proceso de certificación de nuevos alcances que incluirían capacitaciones y nuevas herramientas. Desde el punto de vista operativo el Rolls Royce RB211-535E4 es uno de los motores que equipa a este modelo de aeronave que poseen mayor empuje”, explicaron en Presidencia.
Pero todo pasa y la Argentina regresa sobre viejos temas. Leonardo Barone, que pasó de ser copiloto de Alberto Fernández en la campaña presidencial de 2019 a director de Logística de Presidencia de la Nación, es el hombre que estuvo a cargo de la operación.
Por ahora, el Presidente no tiene avión para ir al exterior, mientras su vicepresidenta, Cristina Kirchner, se vale de los otros aviones como una verdadera agencia de remises aéreos para la familia. Mientras, casi todos los gobernadores de las provincias más pobres del país modernizaron su flota gracias a los dólares oficiales. El jefe de Estado cree que le llegó la hora de volar cómodo, él y los presidentes que vendrán. Ahí va, en busca de su nuevo Tango.
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