Los desplomes de la Bolsa de Tokio estremecen a los inversionistas
En una conferencia de fondos de cobertura en Las Vegas el mes pasado, Michael Novogratz, un ejecutivo de Fortress Investment Group, de Nueva York, se refirió a Japón como "el lugar más emocionante del mundo para invertir".
Ahora, después de cuatro estruendosas caídas de la bolsa japonesa en menos de dos semanas, el país se ha convertido en el destino de inversión más escalofriante.
Los fondos de cobertura y otros compradores foráneos inyectaron más de US$25.000 millones en el mercado accionario de Tokio en los siete meses previos a la conferencia de Las Vegas, según EPFR Global, que recopila y analiza esos datos. Se vieron atraídos por los planes del nuevo gobierno de tomar medidas radicales para reactivar la economía japonesa, después de dos décadas de crecimiento estancado y caída de precios, o deflación.
Al principio, las apuestas dieron sus frutos: el índice de referencia Nikkei 225 subió 83% en los siete meses hasta finales de mayo. Los extranjeros volvían a enamorarse de un mercado que habían dado por muerto desde hacía tiempo.
Sin embargo, la recuperación dio un giro de 180 grados. El jueves 23 de mayo, el Nikkei se derrumbó 7,3%. Cayó 3,2% el lunes siguiente, 5,2% el jueves y 3,7% ayer. En apenas ocho jornadas de corretaje, la bolsa ha registrado un descenso de 15%. Novogratz no respondió las llamadas para averiguar qué hizo con sus inversiones.
Habitualmente, una caída tan precipitada es consecuencia de una crisis, como el terremoto de Japón en 2011. Pero esta vez, no hubo ninguna y a los analistas les cuesta explicar por qué bajaron tanto las acciones.
En tanto, también están surgiendo preocupaciones similares en otros mercados avanzados.
Aumentan las expectativas sobre la posibilidad de que la Reserva Federal de Estados Unidos frene su política de relajación monetaria este año, lo cual podría traducirse en mayores tasas de interés en el país. Los operadores han vendido bonos del Tesoro, lo que impulsó sus retornos, y lo mismo ha sucedido con los bonos "chatarra", que en su momento protagonizaron un alza. Tras una marcada caída en las acciones estadounidenses el viernes, algunos inversionistas temen que los títulos de EE.UU. y Europa tengan por delante un camino difícil.
Los inversionistas que compraron acciones japonesas el año pasado aún registran fuertes ganancias, pero tuvieron que decidir si seguir firmes o tomar sus ganancias y retirarse. Algunos, incluidos ciertos fondos de cobertura, ya optaron por lo segundo, algo que sin dudas ha contribuido a las grandes caídas, indican corredores de Tokio.
Ahora la pregunta es cuánta fe tendrán los inversionistas en un mercado que, desde que reventó la burbuja bursátil de Japón en 1990, no les ha ofrecido más que una serie de repuntes fallidos.
"Aún somos optimistas sobre la situación del país, aún creemos que el Nikkei subirá", afirma Ben Helm, un gerente de portafolio de Londres que ayuda a supervisar US$2.300 millones de GAM Holding AG. El administrador mantiene una posición importante de bonos japoneses que pueden convertirse en acciones, lo que constituye una forma conservadora de apostar a un alza de la bolsa.
Sin embargo, no todos se han protegido tan bien y eso está agravando el problema de Japón.
Entre los primeros inversionistas en Japón a fines del año pasado había fondos de cobertura de EE.UU. que apostaron a que un gobierno nuevo tomaría medidas sin precedentes para estimular la economía. Comenzaron a aumentar su exposición a los activos japoneses mucho antes de que el primer ministro, Shinzo Abe, asumiera el cargo en diciembre.
Su recompensa llegó cuando Abe y el Banco de Japón anunciaron planes de realizar una intervención a gran escala en los mercados financieros, para estimular el crecimiento. Esa iniciativa también resultó en una devaluación del yen.
Muchos inversionistas no sólo compraron acciones sino que también apostaron a una caída del yen contra el dólar. Fue una jugada arriesgada.
Si la política del gobierno funcionaba, estos inversionistas saldrían ganando en ambos casos. Pero si algo salía mal, perderían el doble. Eso es lo que afrontan ahora, conforme las acciones han caído y el yen ha subido. El lunes, el dólar se transó por solo 99,44 yenes, deslizándose por debajo de 100 por primera vez desde el 9 de mayo.
—Takashi Mochizuki contribuyó a este artículo.
E.S. Browning, Gregory Zuckerman y Kosaku Narioka
The Wall Street Journal