Los concesionarios esperan un año con menos operaciones
Estiman que la inflación, la suba en los precios y los altos impuestos complican el panorama
No hay optimismo entre los concesionarios porteños de automóviles. Las previsiones de los vendedores para el año que acaba de iniciarse son escépticas y tienen una preocupación clara: la inflación. Mediante un relevamiento efectuado por LA NACION, comercios de distintas marcas mostraron su inquietud por la caída en la venta de vehículos.
"¿Que cómo nos fue en 2014? Te lo digo así: si antes yo venía en una Ferrari, hoy vengo en un Cinquecento. En comparación con 2013, el año pasado fue muy flojo, y lo que nos mantuvo a flote fue todo posventas: taller y venta de repuestos", explicó José Luis Molentino, asesor en una concesionaria de Chrysler.
Molentino dijo que durante 2013 su concesionaria realizaba, en promedio, 40 operaciones mensuales, y durante los últimos meses esta cifra ha caído a 13 o 15, y "muy forzadas", por lo que no tiene muchas esperanzas de que 2015 traiga consigo un panorama mejor para el sector.
Por su parte, el encargado de una agencia Citroën, que prefirió no dar su nombre, coincidió con la evaluación positiva de 2013 y la negativa del año pasado. "Difícilmente podríamos repetir las ventas de 2013, sería irreal pensar que el panorama hoy da para esos niveles. 2014 arrancó con una devaluación que afectó a todos los compradores y después llegó el impuesto a los autos de lujo, lo que frenó más las ventas. Algunos de nuestros modelos más vendidos duplicaron su precio y nadie los va a comprar así", estimó.
En un concesionario de Volkswagen, opinaron que, ante este panorama, la industria automotriz tiene pocas opciones. "Para que las ventas de autos crezcan el país tiene que repuntar; no pasa por las empresas, ya que si una familia pierde poder adquisitivo, por inflación o por lo que sea, una de las primeras cosas que sacrifica es comprar un auto nuevo", sostuvo Sebastián Guañabens, vendedor de esta marca en un local de la Avenida del Libertador.
Guañabens indicó que además de la inflación, las restricciones a la importación de partes hacen que algunas marcas dejen de fabricar modelos que tradicionalmente se vendían bastante bien. "El Bora dejó de importarse porque no pueden traer las piezas a la Argentina, y no importa que fuera uno de los más vendidos en el país, no se trae más", dijo.
En este contexto, todos los concesionarios entrevistados por LA NACION coincidieron en que la caída de ventas los obligó a recortar gastos, aunque ninguno reporta despidos. "Eso sí, no hay reemplazos; si alguien renuncia, no contratamos a otro", aseguró Marcelo Ducamp, de un concesionario Honda.
Esa marca japonesa también sufrió los estragos en la caída de las ventas durante 2014, pero confía en que la llegada de nuevos modelos este año ayude a producir una mejoría, aunque sea menor, en las ganancias de la empresa. Como les ocurrió a otras marcas, Honda dejó de vender algunos modelos a raíz del surgimiento del impuesto a los autos de alta gama. "La CRV y el Accord eran muy vendidos, pero ya no es más así", dijo Ducamp.
Para las marcas que, como Chrysler y Dodge, importan todos sus vehículos, la caída fue aun más estrepitosa. "Antes del impuesto, un Jeep Rubicon te costaba cerca de 65.000 dólares; hoy tenés que pagar casi un millón de pesos por él. Y no se trata de que no haya gente que pueda gastar un millón de pesos en un auto, porque la hay, sino que este auto en concreto no vale todo ese dinero", explicó Molentino.
Los precios suben, 2013 tuvo niveles de venta excepcionales y el impuesto al lujo cambió las reglas. "Las ventas en 2015 serán, tal vez, parecidas a las de 2014, pero no mejores; lo que sí es que la torta se va a repartir de forma distinta", sostuvo el representante de un concesionario de Citroën.
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