Los comerciantes vuelven a vender en las ferias
Ya existen 40 en el conurbano bonaerense y, a partir de marzo, se sumarán otras
La recesión económica produjo cambios en las modalidades de comercialización de las pequeñas y medianas empresas (Pyme), las minipyme, los fabricantes y revendedores individuales de distintos tipos de productos (fundamentalmente indumentaria, calzado deportivo), que encontraron en las ferias o "baratas" un punto de venta y empleos precarios en la mayoría de los casos.
Este hecho explica en parte que desde hace más de dos años proliferaran en el Gran Buenos Aires, operando solamente los viernes, sábados y domingos, en depósitos, edificios industriales o locales que otrora tuvieron otros destinos.
La otra razón es que estos inmuebles sufrieron una fuerte caída de más del 50% de sus valores de venta en poco más de un año. También resultan muy difíciles de alquilar, por la casi desaparición en el tiempo de las industrias manufactureras. Por otra parte, los hipermercados, droguerías, fabricantes de cosméticos y artículos de tocador optan por alquilar o construir modernos depósitos de estructuras metálicas con instalaciones inteligentes, que les permiten maximizar la distribución de sus productos.
En este contexto, los propietarios de depósitos, edificios industriales de 3000 m2 encuentran en la instalación de ferias un nuevo nicho de mercado, un negocio redituable, de poco riesgo y con dinero "cash" los lunes.
Actualmente existen más de 40 y a partir de marzo se sumarán otras, como se puede deducir luego de una recorrida por varias.
Como un "revival"
En realidad, las ferias no son un fenómeno nuevo ya que existían antiguamente en las calles de Buenos Aires los fines de semana, pero sólo vendían alimentos frescos. Estas "baratas" como popularmente se las conoce ahora tienen como modelo a las ferias bolivianas que las utilizan como puntos de venta de lo que fabrican, fundamentalmente productos ligados a la industria textil. Los rubros más frecuentes son zapatillas, ropa para bebe, jeans, accesorios para el hogar, productos de limpieza, cassettes y CD, calzado en general, lencería femenina y masculina, indumentaria en general (un alto porcentaje) y telefonía y accesorios de computación en incremento.
Para dividir los "espacios" se utiliza alambre artístico, obteniendo los de medida estándar de 1,80 por 2,40 metros. El alquiler promedio por fin de semana de un espacio mínimo es de $ 40 a $ 45 y se cobra el sábado, por lo general. Por dos fines de semana el precio se reduce a $ 60.
Juan, que se identificó como amigo de la administración de la Feria Persa de San Miguel, explicó que "el ambiente de los feriantes es muy particular, por sus códigos. Cuando viene alguien de la calle (como nosotros, cronista y fotógrafo) se le dice que el alquiler de un espacio es de $ 95 por fin de semana y hay que dejar un depósito de $ 100, cuando en la práctica se maneja diferente, con los conocidos".
Pese a que un recorrido de esta "barata" permitió ver que los 200 espacios estaban alquilados, incluso por una inmobiliaria, vendiendo dúplex, telefonía celular y pochoclo, uno al lado del otro, Juan insistió en que "no es un negocio rentable y al que hay que inyectarle todo el tiempo novedades y flexibilizar el precio porque no siempre "los inquilinos" recaudan para pagarnos el alquiler y tienen que llevarse algo para ellos". La cuenta es fácil, 200 por 40 son $ 8000 por fin de semana y $ 32.000 mensuales...
Los feriantes también fueron muy herméticos y temerosos, ante nuestra requisitoria, respondiendo:"Todos los espacios cubiertos, vayan a otras", para desestimarnos. ¿Cómo, no es que se alquilan por fin de semana?. El otro punto clave es la facturación. Al respecto, Juan aclaró que "en esta feria no le alquilan a ningún feriante que no opere con boletas de la DGI, pero no nos compete ser agente fiscalizador".
Pablo, fabricante de muebles de cocina, argumentó que "me han propuesto que exponga en varias ferias, pero como son muy localistas (sólo viene gente de las zonas aledañas a comprar, difícilmente de más lejos) estoy estudiando cuál me conviene porque mis productos son de muy buena calidad y aún no determiné si tengo mercado".
La Feria Latinoamericana Urkupiña es la más antigua, tiene más de 1000 espacios, funciona desde las 4 de la mañana y es mayorista y minorista dependiendo de la hora y comercializa todos los rubros imaginables, incluso para distintos target. Factura más de $ 6 millones por fin de semana, según diversas fuentes consultadas que prefirieron el anonimato. Un negocio que reditúa exponencialmente.