Los celulares le cambian la cara a la disidencia cubana
LA HABANA—Yoani Sánchez se hizo famosa por colarse en cibercafés propiedad del Estado para actualizar su blog, que según el gobierno cubano es subversivo. Ahora, parte del proceso es mucho más sencillo porque puede publicar tweets con un iPhone desde su casa. Los celulares, en su día prohibidos para los cubanos, están revolucionando la cara y el ritmo de la disidencia en la isla. El presidente Raúl Castro los legalizó en 2008 pero, al principio, los altos costos hacían que para la mayoría de cubanos les resultara demasiado caro hacer llamadas, mucho menos enviar datos al extranjero.
Pero en el último año, el gobierno cubano ha firmado acuerdos con varias compañías que permiten a los extranjeros sumar minutos a cuentas de celular prepagadas en Cuba desde otros países.
La medida pretendía ayudar a los extranjeros para que pudieran enviar dinero a la isla, donde el efectivo escasea. Pero estas contribuciones también han estado beneficiando a los disidentes, que han podido ampliar su flujo de mensajes al mundo exterior, generalmente a través de actualizaciones en Twitter que se envían vía mensajes de texto.
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