Los capitales regresan a Brasil por las expectativas de un cambio de gobierno
Los inversionistas están apostando a acciones de empresas brasileñas siguiendo una regla sencilla: mientras más cae la presidenta Dilma Rousseff en las encuestas, más suben los precios bursátiles.
Rousseff tiene pocos adeptos en el mundo de las inversiones, que la culpan de no haber hecho lo suficiente para revertir un prolongado bajón económico. Hasta hace poco, su reelección en los comicios de octubre parecía segura. Sin embargo, ha caído en las encuestas de intención de voto frente a la candidata del Partido Socialista, Marina Silva.
Esto ha captado la atención de algunos inversionistas que habían evitado la mayor economía de América Latina. "Hemos comprado acciones de empresas que no necesariamente nos gustan porque están baratas y mal gestionadas", dice Michael Reynal, gestor de portafolio de RS Investments, que supervisa alrededor de US$25.000 millones. "Si hay un cambio de gobierno, eso cambiará".
Reynal y otros inversionistas apuestan a que un gobierno liderado por Silva relajará el control estatal de sectores clave de la economía, con medidas para eliminar límites de precios de la energía que han alimentado la inflación y afectado las ganancias de Petróleo Brasileiro SA, o Petrobras, el gigante petrolero estatal. Silva también ha expresado su apoyo a un banco central más independiente, que podría conducir a una política monetaria más consistente, dicen los inversionistas.
Hace poco, Reynal compró acciones de Petrobras así como de Itaú Unibanco Holding SA, el mayor banco privado del país.
Según la proveedora de datos EPFR Global, desde el 13 de agosto, los inversionistas han colocado US$293,7 millones netos en fondos que compran acciones brasileñas. Ese día, el candidato Eduardo Campos, del Partido Socialista, murió en un accidente aéreo. Las encuestas han mostrado de manera consistente que Silva, la sucesora de Campos, le ganaría a Rousseff en una segunda vuelta. El martes, una encuesta le daba a Silva el primer lugar con 45,5%, frente a 42,7% para la presidenta. Desde principios de año hasta el 13 de agosto, los inversionistas habían retirado US$1.100 millones de fondos de acciones brasileñas.
La bolsa brasileña acumula un alza de cerca de 14% este año y alcanzó un máximo de 19 meses la semana pasada. Los títulos cayeron marcadamente el lunes luego de que surgieron acusaciones de corrupción en Petrobras que involucran a importantes partidarios de Rousseff. El martes, el Ibovespa, el índice de referencia de Brasil, cerró con una caída de 0,87% a 58.675,34 puntos.
El giro en el mercado bursátil en vísperas de los comicios presidenciales es el ejemplo más reciente de las apuestas que han hecho los inversionistas en torno a elecciones este año en los países en desarrollo. Acciones y bonos desde México hasta India se han disparado conforme nuevos gobiernos llevaron a cabo reformas drásticas destinadas a estimular el crecimiento al reactivar sectores de la economía largamente adormecidos.
El índice bursátil de mercados emergentes de MSCI Inc. ha subido 7% en lo que va del año.
Brasil, que forma parte del grupo de economías emergentes conocido como BRIC, junto con Rusia, India y China, fue un des-tino predilecto de los inversionistas durante casi toda la última década. Sin embargo, esos días de gloria se acabaron.
El país ha sido golpeado por una debilidad en los precios de las materias primas, una alta inflación y una caída en el crecimiento de la productividad. Los inversionistas han volcado su atención a países en desarrollo que consideran que tienen un mejor panorama, como Indonesia y México.
La economía se contrajo 0,6% en el segundo trimestre, su segunda caída consecutiva, lo que coloca al país en una recesión según la definición más usada. El martes, Moody’s Investors Service rebajó su perspectiva de los bonos soberanos de Brasil a negativa y advirtió que podría revisar también las de sus empresas. La deuda de Brasil se ubica dos escalones por encima del nivel de chatarra. La economía creció 7,5% en 2010, el año que fue elegida Rousseff.
"Quienquiera que asuma el poder se reenfocará en la economía, y eso debe ser algo positivo", señala Audrey Kaplan, directora de acciones internacionales de la compañía de fondos mutuos Federated Investors Inc. Kaplan dice que planea aumentar sus posiciones en acciones brasileñas antes de las elecciones.
El ganador de la contienda presidencial tiene el reto de enderezar la economía. La mayor parte de los problemas de Brasil se remiten a una falta de inversión en infraestructura, así como sueldos que han subido constante más rápido que la productividad de los empleados, alimentando la inflación. Revertir esa dinámica probablemente requerirá medidas políticas impopulares, como limitar los subsidios a la energía y revertir leyes laborales ventajosas para los empleados, para darles a las empresas más flexibilidad a la hora de contratar y despedir personal.
Silva todavía no ha presentado una plataforma económica detallada. Es conocida fuera de Brasil sobre todo como una activista ecológica y en general no es considerada positiva para las empresas.
"No puedo superar el hecho de que estos problemas no se solucionarán fácilmente, independientemente de quién gane", asevera Gaurav Patankar, gestor de portafolio de Boston Company Asset Management LLC, que administra US$50.000 millones. "El reto es que no se puede comparar Brasil con México o India o Indonesia. La política allí es más clara para las personas, la percepción de lo que se puede hacer es mucho más clara".
Agrega que recientemente ha estado reduciendo sus posiciones en acciones brasileñas.
Algunos inversionistas dicen que la creciente presión económica obligará al gobierno de Brasil, sin importar quién esté al mando, a realizar cambios contundentes.
Marc Tommasi, jefe de estrategia global de la gestora de dinero Manning & Napier, tiene más acciones brasileñas que lo que recomiendan los índices de referencia de la firma, convencido de que las empresas del país saldrán de este proceso más sólidas de lo que los inversionistas esperan.
"Podría haber una sorpresa positiva" para los mercados, afirma Tommasi.
—Paulo Trevisani contribuyó a este artículo.
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