Los Brics pasan del brillo a las sombras
Hace cinco años, las mayores economías en desarrollo del mundo y su acelerado crecimiento generaban temores en los países desarrollados sobre la llegada de un nuevo orden mundial.
Sin embargo, en lugar de conducir a la economía mundial por un cauce más calmado, los llamados Brics —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— podrían hundirla.
La debilidad del consumo global, el derrumbe de los precios de las materias primas y un conjunto de problemas económicos y políticos han hecho que dos miembros, Rusia y Brasil, caigan en recesión. Esto a su vez ha desatado la mayor fuga de capitales en los mercados emergentes en más de dos décadas. Los inversionistas han retirado cerca de US$500.000 millones de esos países en los últimos 12 meses.
El futuro económico es incierto y los esfuerzos por conformar un bloque que desafíe el poderío del Grupo de los 7 mayores países industrializados son vistos con una sana dosis de escepticismo.
"Las expectativas de un nuevo orden económico de los Brics fueron un poco exageradas", reconoce Hung Tran, director gerente ejecutivo del Instituto de Finanzas Internacionales, una entidad que agrupa a las empresas financieras.
Hace algunos años, pocos podían esperar una caída tan abrupta. China se expandía a una tasa promedio superior a 10% al año, e incluso llegó a crecer 14% en 2007. India promedió un crecimiento de 8%, Rusia de 5% y Brasil y Sudáfrica de cerca de 4%. En comparación, los países del G-7 se expandieron a una tasa promedio de 1,4% en el mismo período.
Con la perspectiva del tiempo, queda claro que observadores e inversionistas debieron haber sido más escépticos. Las economías dependientes de las exportaciones y las materias primas han sido propensas a los ciclos de auge y caída. El aporte colectivo de los Brics al crecimiento global ha caído desde un nivel máximo de 50% en 2013 a 36% en la actualidad.
Desde 2011, los tres grandes factores que propulsaron el crecimiento estelar de los Brics se han revertido. Los precios de las materias primas, que subieron casi 80% entre 1999 y 2001, han caído a niveles que no se veían en más de una década. El crecimiento del comercio mundial ha descendido desde cerca de 7% al año en los seis años previos a la crisis a alrededor de 2% ahora. La economía China, el principal motor de crecimiento del grupo, registró en 2015 su menor tasa de crecimiento en 25 años, de 6,9%. La segunda economía del mundo corre el riesgo de estancarse conforme las autoridades tratan de pasar de un modelo dependiente de las exportaciones y el crédito a uno más sostenible basado en el consumo interno.
No son los únicos vientos en contra de los Brics, que también afrontan problemas de endeudamiento, turbulencias políticas y grandes desafíos demográficos.
La mayoría de los países aprovecharon los años de crédito barato para endeudarse más de lo que sus actuales proyecciones de crecimiento ameritan. La deuda total de los mercados emergentes alcanzó un máximo de 200% del Producto Interno Bruto para ubicarse en US$58 billones. El mayor aumento correspondió al sector empresarial.
Esto ha generado una serie de complicaciones financieras. El fortalecimiento del dólar dificulta el pago de billones de dólares de deuda denominada en esa moneda. Las fábricas dejan de operar, los bienes raíces quedan vacantes y otros activos tienen un mal desempeño, y a las empresas no les queda más remedio que la cesación de pagos.
Los altos niveles de deuda probablemente frenarán el crédito que se necesita para estimular el crecimiento y elevarán los costos de financiamiento. El alza de las tasas de interés en Estados Unidos se suma a la presión alcista sobre el costo del dinero.
La política también está generando obstáculos al crecimiento. Rusia, duramente golpeada por el desplome de los precios del petróleo, también ha sufrido las sanciones impuestas por los países de Occidente por su intervención en Ucrania. El gobierno brasileño es víctima de un creciente escándalo de corrupción que pone en peligro sus reformas económicas. Y muchos economistas plantean dudas sobre la capacidad del Partido Comunista de China para superar los problemas de corrupción y turbulencias financieras.
Los Brics también tienen por delante un desafío demográfico: el crecimiento de la fuerza laboral se está agotando o, en el caso de China, disminuyendo.
Para superar esta serie de desafíos, el FMI y el Banco Mundial advierten que los gobiernos deben emprender reformas urgentes para mejorar la productividad y competitividad de sus economías. Las recetas varían de un país a otro, pero incluyen una mayor inversión del sector privado, reformas laborales, un fortalecimiento del sistema judicial y protecciones más robustas a los derechos de propiedad.
El Banco Mundial prevé que el crecimiento potencial de estos países caiga de 6% hace unos años a menos de 4%.