Los BRICS no son una panacea
El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, advirtió que Europa no puede contar con el dinero de naciones emergentes como China y Brasil para ayuda a rescatar a la zona euro y que sus líderes deben tomar decisiones fundamentales sobre la dirección de la unión monetaria.
"No hay un santo remedio ni una panacea", sostuvo Zoellick, en una entrevista ofrecida el viernes, mientras los ministros de Finanzas europeos se reunían en Polonia. "Nadie va a venir con una gran bolsa de dinero para resolver el problema", añadió.
Los funcionarios europeos pusieron la mira en Brasil, China y otros grandes mercados emergentes, que suman billones (millones de millones) de dólares en reservas, como lugares para vender grandes volúmenes de deuda soberana. Al menos de manera retórica, algunos países han hecho su aporte. Brasil, por ejemplo, ha dado a conocer una reunión del llamado grupo BRICS, conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, esta semana en Washington, donde se tratarán los problemas de la zona euro. En tanto, China insinuó que podría proporcionar financiamiento a cambio de concesiones comerciales.
Christine Lagarde, la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), catalogó la semana pasada la idea de una ayuda conjunta de los BRICS como "un acontecimiento interesante".
Sin embargo, Zoellick sugirió que la asistencia de los BRICS es un tema secundario. En cambio, afirmó que los líderes europeos deben decidir qué tipo de unión monetaria desean, ya sea al forjar una unión fiscal más estrecha o afrontar las consecuencias cuando los miembros más débiles fallan. Aunque no mencionó de manera específica la ruptura de la zona euro como una posibilidad, indicó que podría ser un desenlace posible.
"Esas son decisiones europeas", manifestó Zoellick. "Se puede ir en cualquier dirección, pero se necesita saber hacia dónde uno quiere dirigirse. Como mínimo, se necesita saber eso, de modo que si uno está en una verdadera crisis, sabe hacia dónde tienen que apuntar" las políticas.
La semana pasada, cinco bancos centrales actuaron en conjunto para inyectar liquidez al mercado. No obstante, los líderes europeos tienen que resolver los problemas de fondo, expresó Zoellick. "No menosprecio la compra de tiempo, pero sugiero que cuando se compre tiempo, luego se haga uso de él", explicó.
La crisis de la zona euro pesa cada vez más sobre las economías fuera de Europa.
Los países en desarrollo, según Zoellick, ya enfrentan un mayor riesgo país y un debilitamiento de sus mercados de valores, al tiempo que se preparan para una caída en la demanda de las exportaciones. Además, los sucesos en EE.UU. y Europa estarían empezando a filtrarse a los consumidores y las empresas de los mercados emergentes, de manera tal que afecte la demanda interna.
"Si su crecimiento cae de manera demasiado abrupta, entonces comenzarán a tener problemas con las carteras en mora", añadió Zoellick.
Los mercados emergentes que en los últimos meses habían estado casi exclusivamente preocupados de un sobrecalentamiento, están ahora "en un momento muy delicado", opinó. "Tienen que empezar a prever, en función de lo que ocurra en Europa, que podría registrar una caída significativa de la demanda y la confianza".
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