Los brasileños se lanzan de compras en EE.UU.
Le ganan en gasto a otros turistas extranjeros en Nueva York y son segundos en Florida
Ana Ligia Paladino viajó el mes pasado más de 8.000 kilómetros desde su hogar en el extremo sur de Brasil para pelear a empujones y codazos por las ofertas del Viernes Negro de la cadena Macy’s en Nueva York. Tras hacer fila desde las cinco de la madrugada de ese día, en el que las tiendas abren más temprano y bajan sus precios para dar el puntapié inicial a la temporada de ventas navideñas, pronto capturó sus primeras compras en una expedición que duró 10 días.
"Era una bagunça!", recordó, usando una expresión en portugués que significa tumulto para describir la escena.
Los turistas brasileños están tomando Estados Unidos por asalto en esta temporada de fiestas de fin de año, un ímpetu saludable para los minoristas estadounidenses que afrontan una economía débil. Armados de una moneda fuerte, un acceso más expedito al crédito y una energía aparentemente inagotable para ir de compras, los brasileños han desplazado a países más ricos, como el Reino Unido, para convertirse en los extranjeros que más gastan en mercados clave de EE.UU. como Nueva York y Florida.
Unos 700.000 brasileños visitarán Nueva York este año, más del doble que en 2009. Eso todavía es menos que los totales de británicos y canadienses, pero los brasileños se las arreglan para gastar más que los visitantes de cualquier otro país en la ciudad, incluidos Canadá, el Reino Unido e Italia, informan funcionarios de Nueva York. En 2010, los brasileños desembolsaron unos US$1.630 millones en la capital del mundo, lo que supera los US$1.420 millones gastados por los británicos, los US$1.270 millones de los canadienses y los US$1.100 millones de los italianos, según NYC & Co., el organismo de promoción turística de la ciudad.
En tanto, los brasileños se convirtieron en los compradores más lucrativos de Florida luego de los canadienses al gastar alrededor de US$1.000 millones en los primeros seis meses del año, un aumento de 61% frente al año anterior y más del doble que los británicos, que ocupan el segundo lugar entre los que más gastan.
"Los compradores brasileños están en los primeros puestos de las listas de cualquier minorista en este momento...", indicó Fred Dixon, vicepresidente senior de desarrollo turístico en NYC & Co. La organización está haciendo lobby en el Congreso de EE.UU. para que se acelere el proceso de visas para los brasileños, y eventualmente eximirlos por completo de ese requisito, con la esperanza de que el gasto brasileño aumente aún más.
Brasil no es el único mercado emergente en la mira de los minoristas estadounidenses. La cantidad de visitantes chinos a EE.UU. se ha cuadruplicado desde 2003 a más de 800.000 personas. Aunque esa es aún una cifra relativamente baja, considerando la población de China, estudios muestran que el gasto individual de los visitantes chinos supera el de muchos europeos.
El nuevo peso global del comprador brasileño evidencia el ascenso de la mayor economía de América Latina en momentos en que EE.UU. y Europa siguen sumidos en problemas económicos. Una década de estabilidad monetaria y un alza de los precios de los commodities ayudaron a sacar a millones de personas de la pobreza en el país, que se destaca por una riqueza de recursos naturales. Para muchos miembros de la nueva clase media brasileña, una escapada de compras a EE.UU. es un importante ritual de iniciación.
Pero el mayor motivo por el que los brasileños hacen compras en EE.UU. es porque toda clase de artículos, desde los iPad de Apple a camisetas Polo, cuestan la mitad de lo que valen en Brasil. El real se ha apreciado alrededor de 12% este año contra el dólar y la economía relativamente cerrada del país se ha vuelto un lugar ultra costoso para fabricar o comprar bienes, algo no necesariamente bueno para el crecimiento a largo plazo. Los brasileños ahorran tanto al comprar en EE.UU. que a menudo cubre el costo de pasaje de avión y hotel.
"Se puede conseguir todo en Brasil, pero a un precio mucho mayor", afirmó Hélida Geber, mientras hacía una pausa tras comprar cosméticos, ropa y "regalos para todos" en el centro comercial Jersey Gardens, en Elizabeth, Nueva Jersey, a una media hora en auto de Nueva York.