Los bancos centrales de Europa se mueven en direcciones opuestas
FRÁNCFORT—El Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra se están moviendo en direcciones opuestas, reflejando una división económica cada vez mayor: mientras el Reino Unido se recupera, la zona euro sigue luchando con un crecimiento desigual y la amenaza de una inflación demasiado baja.
El Banco Central Europeo, que apenas la semana pasada redujo sus tasas de interés, podría tomar medidas adicionales de estímulo para impulsar los precios, aseguró un alto representante de la entidad en una entrevista. Mientras tanto, el Banco de Inglaterra abrió el miércoles la puerta a un alza de tasas antes de lo previsto.
Este contraste de estrategias pone de manifiesto los desafíos económicos divergentes que afrontan los mayores bancos centrales del mundo, especialmente en Europa. La economía británica está repuntando, impulsada en parte por un robusto mercado inmobiliario, y la tasa de inflación excede 2%, con lo que supera la meta de los principales bancos centrales del mundo. La zona euro, en cambio, se está estancando bajo la carga de las recesiones en el sur del continente, donde el desempleo alcanza niveles récord.
La inflación anual en el bloque económico cayó a un mero 0,7% en octubre. Algunos de los países más golpeados por la crisis, como Irlanda, Grecia, Chipre y España, registran niveles de inflación de cero e incluso menores.
Tanto el Reino Unido como la zona euro han insistido en la implementación de medidas de austeridad con el fin de reducir sus enormes deudas fiscales, lo que ha generado polémica. Pero a diferencia del BCE, el Banco de Inglaterra ha sido enérgico en su uso del estímulo monetario para compensar cualquier secuela producida por el ajuste fiscal.
Un crecimiento más acelerado y una inflación más alta hacen que para los gobiernos sea más fácil generar los recursos necesarios para financiar sus deudas.
Peter Praet, miembro de la junta ejecutiva del BCE, dijo en una entrevista con The Wall Street Journal que el banco central está dispuesto a tomar medidas adicionales, contemplando incluso tasas de interés negativas y compras de activos del sector privado, si es necesario para llevar la inflación hacia la meta a término medio de poco menos de 2%.
"Si nuestro mandato está en riesgo, vamos a tomar todas las medidas que creamos necesarias para cumplir ese mandato. Esa es una señal muy clara", señaló Praet. Sus comentarios refutaron algunos de los temores en los mercados financieros de que el BCE se está quedando sin herramientas o es reacio a utilizarlas.
Sus comentarios arrastraron al euro a un mínimo de US$1,3391 durante la jornada, frente a US$1,3455, apenas unos minutos después de que la entrevista apareciera en el sitio web de The Wall Street Journal. A continuación, la moneda europea protagonizó un repunte hasta alcanzar US$1,3447, frente al US$1,3435 del martes.
Las pérdidas del euro no se desbocaron porque muchos inversionistas creen que el BCE no dará un giro brusco hacia tasas de interés negativas y que, en su lugar, preferirá estimular la economía con medidas menos drásticas, como seguir rebajando la tasa de refinanciamiento o relajar el mínimo de reservas que deben guardar los bancos.
Praet sugirió que el estímulo adicional del BCE no es necesario ahora mismo y subrayó que los riesgos inflacionarios de la zona euro como un todo están equilibrados después del inesperado recorte en la tasa de interés de referencia a 0,25%.
Praet no descartó el uso de lo que algunos analistas consideran la herramienta más poderosa y controvertida del banco central para combatir una inflación excesivamente baja: las compras de activos en los mercados de capital.
Sus comentarios son "la señal pública más clara de que las compras de activos son una opción", dijo Nick Matthews, economista de Nomura. Aun así, dado que le restó importancia al riesgo de la deflación, parece que dicha medida no es vista como inminente.
A diferencia de otros grandes bancos centrales, el BCE se ha resistido a las compras de activos a gran escala como una forma de impulsar el crecimiento.
La Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de Japón han recurrido a esta herramienta, conocida como "relajamiento cuantitativo", para reactivar el crédito e impedir que la inflación caiga demasiado. El Banco de Inglaterra también ha adquirido una cantidad significativa de bonos soberanos. Parece que estos esfuerzos han tenido éxito.
Mark Carney, el gobernador del Banco de Inglaterra, dijo que el Reino Unido se dispone a ser la economía desarrollada de mejor desempeño este año y el próximo. Con ese telón de fondo, por primera vez en muchos reportes trimestrales, había poca discusión sobre la necesidad de un mayor estímulo. Esto pone de manifiesto lo aislado que se ha quedado el BCE en su enfoque de cara a la debilidad económica y la inflación.
—Christopher Lawton, Todd Buell, Alex Brittain y Art Patnaude contribuyeron a este artículo.