Los anticuarios de San Telmo están en peligro de extinción
El cepo al dólar, la caída del turismo y la suba del alquiler pusieron en jaque el negocio
San Telmo ya no es lo que era. Sus calles empedradas supieron ser el emblema del sector de los anticuarios en la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, desde hace algunos años el panorama está cambiando. Donde había antigüedades, hoy pueden verse cadenas gastronómicas, ropa de diseño o las cortinas bajas y carteles de alquiler.
En los últimos cinco años más de cien anticuarios de San Telmo han cerrado sus puertas. La situación recrudeció a partir de la imposición del cepo al dólar, lo que hizo que durante 2012 cerca de 30 negocios de antigüedades decidieran dar por terminada su actividad.
Los anticuarios de la calle Defensa, la principal arteria del casco histórico de la ciudad, coinciden: el mercado está paralizado. Gustavo Kraussen, dueño de DK Antiques, señala a la prohibición de comprar divisas como una de las principales causas de la crisis del rubro. "Como nuestros clientes son mayormente internacionales, para concretar una venta tenemos que hacerlo en dólares. Pero el doble tipo de cambio no nos favorece, y al final terminamos perdiendo", dice.
El cepo cambiario tampoco impulsó el negocio de los anticuarios en el mercado local. "Aunque comprar un bien de este tipo puede ser un excelente resguardo para los ahorros en pesos, el mercado interno está muy tranquilo. La clase media argentina en su mayoría desconoce el tema de las antigüedades", afirma Hugo Breitman, propietario de HB Antiques, un imponente local ubicado en Defensa al 1000. "Si bien es un negocio rentable, es una inversión a largo plazo. Es decir, recién podría capitalizarse cuando finalice el cepo. Y no sabemos cuándo puede ocurrir", aclara.
Además, los controles de la AFIP desalientan a los interesados en hacer sus compras. "Casi todas nuestras ventas superan los 1000 pesos. A partir de ese monto, la AFIP nos solicita muchos datos de los clientes. Por eso, muchos argentinos no se animan a invertir en antigüedades", señala Héctor Gil, anticuario ubicado en Humberto I al 400.
Los comerciantes del barrio también acusan una fuerte baja de la afluencia del turismo, como otra de las causas de su crisis.
El año pasado cerró con una caída del 4,6% del turismo receptivo, según un informe publicado a principios de mes por el Indec. "Vienen menos turistas que antes y los que visitan San Telmo tienen un poder adquisitivo menor que en otras épocas. Entonces, entran, miran, pero no compran. Se quejan de que todo está caro", advierte Carlos, encargado de un tradicional local, ubicado a media cuadra de la plaza Dorrego.
La inflación, que desanima a los turistas, también eleva los costos fijos de los comerciantes de antigüedades. De todos éstos, los precios de los alquileres son los que más treparon en los últimos dos años. "Muchos tuvieron que cerrar justamente por no poder afrontar un alquiler tan elevado", señala Gil.
Si se hace relevamiento rápido por las cuatro cuadras que van desde San Juan hasta Independencia, el epicentro de los anticuarios del barrio, puede verse que por cada cuadra, hay por lo menos tres comercios en alquiler. "Los que son dueños de sus anticuarios pueden resistir, aunque muchas veces signifique ir a pérdida", afirma Breitman. Él mismo alquiló la porción de su local que da a la esquina con Carlos Calvo y puso en alquiler otra porción de su impresionante comercio. "Es más rentable que mantener este negocio", señala. "Como tengo otras ocupaciones, puedo sostener el anticuario, que es mi hobby. Pero el volumen de ventas bajó tanto que hace que ni siquiera nos alcance para cubrir los gastos", afirma.
Avance gastronómico
Los locales gastronómicos reemplazaron progresivamente a los de antigüedades y ahora pueden verse cadenas de café, pizzerías y heladerías donde antes se vendían cuadros y jarrones. "San Telmo era el mercado de antigüedades más grande de América del Sur y ahora se está reduciendo meramente a gastronomía y locales de ropa de cuero", señala con nostalgia Gustavo Kraussen.
Vicente Lourenzo, de la entidad CAME, afirma que el barrio perdió su perfil distintivo. "San Telmo está invadido por las ferias itinerantes, se ha mezclado el valor de lo histórico con lo usado."
Los comerciantes de San Telmo reconocen que el comercio de antigüedades viene disminuyendo progresivamente a nivel mundial. "No es algo que pase solamente acá. Es una tendencia en todos los países del mundo", afirma Tristán Hernani, dueño de Hernani Antigüedades. "Se fue perdiendo el valor de los objetos históricos y ganaron terreno los que tienen valor decorativo", dice.
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