Los agricultores resisten el avance del canal de Nicaragua
OMETEPE, Nicaragua—El gobierno sandinista, que expropió grandes extensiones de tierra durante su fase revolucionaria de los años 80, está de nuevo agitando las aguas en este país centroamericano, que se prepara para otra ronda de expropiaciones rurales. Pero esta vez se trata de un proyecto capitalista: un canal de 276 kilómetros que conecte el Atlántico y el Pacífico.
La vía que planea Nicaragua entre los dos océanos podría acomodar buques de más de cuatro canchas de fútbol de largo, más que el ampliado canal de Panamá. Y supondría la mayor remoción de tierras de la historia, según Hong Kong Nicaragua Canal Development, o HKND Group, la firma china que tiene una concesión a 50 años para construir y operar el canal.
Para hacer espacio para la vía navegable y los puertos, caminos y zonas de libre comercio, la compañía dice que necesita poco más de 1600 kilómetros cuadrados. Funcionarios nicaragüenses justifican las futuras expropiaciones —que podrían desalojar unas 27.000 personas— con el argumento de que el canal transformará esta empobrecida nación centroamericana mediante la creación de 50.000 trabajos y la duplicación de su economía.
Aunque el gobierno aún no ha expropiado un solo metro cuadrado, HKND Group dice que pagará precios de mercado por las áreas de cultivo confiscadas. Sin embargo, la ley de 2013 que autoriza al gobierno a expropiar las tierras necesarias para la construcción del canal dice que los pagos se basarán en el impuesto sobre el valor de tasación de cada propiedad, por lo general mucho más bajo.
Temiendo ser desplazados y estafados, multitudes de campesinos han organizado cerca de 50 protestas en el último año, algu-nas de ellas violentas.
"Si nosotros somos expropiados, nosotros iremos a las calles", dijo el productor de yuca Medardo Mairena, que participó en una marcha reciente en Ometepe, una isla volcánica en el Gran Lago de Nicaragua (también conocido como Cocibolca) que se encuentra en medio de la ruta propuesta por el canal.
La compañía ha gastado millones de dólares en estudios de viabilidad, propiedad e impacto ambiental, así como en la perforación exploratoria. Cerca de lo que sería la entrada del canal en el Pacífico, apisonadoras y motoniveladoras ya abren camino para el equipo pesado necesario para construir la vía acuática. HKND Group también planea construir 27 aldeas de reasentamiento para los desplazados por el proyecto.
Aún no está claro si el canal se construirá o no. Algunos expertos en comercio naviero dicen que es innecesario ahora que el Canal de Panamá agregará un tercer juego de esclusas para acomodar naves más grandes (aunque no las más grandes en actividad).
Los ambientalistas son escépticos y dicen que el proyecto podría causar un gran daño ecológico. Y tampoco está claro si la empresa, encabezada por el empresario chino Wang Jing, puede conseguir el financiamiento, estimado en US$50.000 millones.
En una declaración a The Wall Street Journal, HKND Group declinó especificar cuándo comenzaría la construcción principal.
Telémaco Talavera, portavoz de la Comisión del Canal, dijo que el trabajo en los puertos y cerraduras comenzaría antes de fin de año, pero algunos funcionarios nicaragüenses se están impacientando. "No hay nada del canal porque todavía no hay reales depositados para eso", dijo Bayardo Arce, asesor económico del presidente Daniel Ortega.
Ortega es un entusiasta partidario de HKND. En comparación con su primera época en el poder en la década de 1980, el ex revolucionario ha sido mucho más pro-negocios desde su regreso a la presidencia en 2007.
Sin embargo, para muchos nicaragüenses el plan de expropiación recuerda una de las políticas más polémicas de la revolución sandinista que en 1979 derrocó al régimen apoyado por Estados Unidos del dictador Anastasio Somoza.
En aquel entonces, el gobierno encabezado por Ortega ordenó la confiscación de cafetales, ranchos de ganado y otras propie-dades pertenecientes a Somoza y sus compinches.
Bajo una reforma agraria, Managua entregó más de 600.000 hectáreas a los campesinos. Pero los sandinistas también se quedaron con propiedades de líderes de la oposición y personas que habían huido del país o que simplemente eran propiedades productivas.
En su declaración, HKND Group dijo pagará precios justos de mercado por las tierras confiscadas, pero advirtió que la empresa no se moverá de esos valores en caso de que la especulación haga subir los precios.
Octavio Ortega, quien ha estado organizando protestas anticanal en todo el país, dijo que muchos propietarios desconfían del proyecto porque se ha mantenido en secreto y acusó a los desarrolladores de cinismo por querer basar sus ofertas en el valor fiscal de las tierras, sabiendo que muchos propietarios dan un menor valor para reducir su carga fiscal.
Más de un tercio de la ruta del canal no va por tierra sino por agua, a través del Gran Lago de Nicaragua, la mayor reserva de agua dulce en América Central. Los ambientalistas temen que el dragado requerido para las obras levante tanto sedimento que haga disminuir el contenido de oxígeno del mayor lago de Centroamérica, amenazando la vida acuática y el agua potable.
Más hacia el este, unos 388 kilómetros cuadrados de sabana se inundarían para crear un embalse, llamado Lago Atlanta, para proporcionar agua a uno de dos juegos de exclusas del canal. Antes de desembocar en el Océano Atlántico, el canal pasaría cerca de un pueblo indio llamado Rama Bankukuk Taik, hogar de los últimos hablantes fluidos de la lengua rama.
Al hablar recientemente en una audiencia en Washington, Becky McCray, un abogado de la etnia Rama dijo: "De implemen-tarse el proyecto, existe la fuerte posibilidad que la lengua rama en la comunidad de Bankukuk Taik se extinga al ser desplazados de manera forzada los últimos hablantes de este idioma".