Lo que desvela a la encargada de apagar los incendios del mundo
No es fácil ser la gran negociadora en casi todas crisis financieras del mundo en una época de tormentas. Pero como directora gerente del Fondo Monetario Internacional, a Christine Lagarde le ha tocado enfrentar desde el colapso bancario de Chipre a los tipos de cambio chinos.
Abogada de profesión, Lagarde asumió el cargo después de pasar seis años en el gabinete francés. Se le describe como cálida, informal y muy disciplinada. Se trata, después de todo, de una miembro del equipo francés de nado sincronizado en su juventud y alguien que acude al gimnasio casi todos los días.
Aunque siguen rondando los rumores de que Lagarde podría algún día regresar a Francia y postular a la presidencia, en estos momentos la reparación de los mercados financieros y la economía global acaparan su atención. Recientemente, conversó con The Wall Street Journal. A continuación, sus comentarios editados:
WSJ: Hemos atravesado una crisis financiera devastadora. ¿La hemos superado?
Lagarde: Evitamos un colapso en 2012. Tenemos que resguardarnos contra una recaída y ciertamente no nos podemos dar el lujo de relajarnos. Creo que 2013 será un año crítico.
WSJ: ¿En qué sentido?
Lagarde: Muchos de los líderes, pensadores, y gobernantes de las economías avanzadas están cansados de la gestión de crisis. De cierta forma, eso es bueno pero queda trabajo por hacer. Se han tomado alrededor de 80% de las decisiones en cuanto, por ejemplo, al fortalecimiento de la Unión Europea; buena parte del sector financiero está mejor gobernado, mejor capitalizado, mejor supervisado. Pero si no se hace 100% de la tarea, volveremos a correr riesgos.
WSJ: Parece haber una tensión desafortunada pero comprensible, particularmente en Europa. Cuando la situación comienza a mejorar un poco, se asienta la complacencia.
Lagarde: No creo que solo se trate de Europa. También ocurre en otras economías, incluyendo EE.UU. Se aborda el abismo fiscal y aún así hay más por hacer. En el momento en que se resuelve la crisis de ayer, se quieren olvidar los problemas de mañana. Los bancos centrales han sido muy útiles en este respecto. Han facilitado un nivel de reformas lentas y una consolidación fiscal paulatina.
WSJ: ¿Hemos hecho lo suficiente para renovar el sistema financiero para que no tengamos otra crisis, o aún queda trabajo por hacer? ¿Estamos a resguardo de los bancos?
Lagarde: No, aún no. Creo que se ha realizado 80% de la labor —las relaciones de liquidez, la identificación de las instituciones financieras sistémicamente importantes— pero si uno considera el mercado de derivados que no se transan en bolsa, por ejemplo, eso está pendiente. Sigue siendo muy opaco y nada transparente. Se ha hecho bastante trabajo, pero la cooperación internacional reviste una importancia crítica, ya que de otra manera habrá gente que piensa que ha hecho lo suyo en su respectiva área, pero no será congruente con el trabajo de otros. Los banqueros, operadores e inversionistas son muy inteligentes y astutos; determinarán cual es el conducto correcto para optimizar el sistema, lo cual es aceptable, siempre y cuando los riesgos sean manejados y, al fin de cuentas, no sea el contribuyente el que tenga que pagar la factura.
Hay otro problema que tengo muy presente: el crecimiento y desarrollo rápido de las economías emergentes. Por el momento, han estado bastante protegidas porque no son financieramente sofisticadas. Quizás suene un poco condescendiente, pero el tamaño de su sector financiero en relación al total [PIB], no es muy maduro. Se desarrollará, crecerá, estará más interconectado y, por consiguiente, surgirán crisis. La última crisis tuvo lugar en las economías avanzadas, pero también habrá una en los mercados emergentes.
WSJ: ¿Cree que la democracia está a la altura de los desafíos que encaramos?
Lagarde: A corto plazo es un obstáculo. Hay que seguir las reglas parlamentarias, hay que comunicarse y ser transparente, que son atributos de la democracia. Pero a largo plazo, todos salen ganando, ya que se asume responsabilidad por las decisiones, se valora lo que cada uno en el sistema tiene que hacer.
WSJ: Asia representa casi 60% de la población mundial, y será como dos tercios para 2025. ¿Qué desafíos ve con eso?
Lagarde: Uno de los retos clave será el envejecimiento. A cualquier rincón donde uno mira, con algunas excepciones, hay poblaciones que envejecen rápidamente, lo que tendrá repercusiones en términos de patrones de consumo, de ahorro, productividad y desarrollo general. Estas poblaciones e instituciones internacionales, incluyendo el FMI, tendrán que ser cautelosas. Así será la situación en Japón y China. India será una historia distinta. Pero Japón y China son la segunda y tercera mayor economías del mundo.
WSJ: Y se observan tendencias similares en Estados Unidos y Europa. ¿Cuáles son las tensiones?
Lagarde: Creo que tenemos que ser muy abiertos con respecto a esto, porque típicamente la norma para las personas que envejecen es ahorrar menos. No es lo que estamos viendo en Japón. Lo que veremos en China será interesante: un país en el que los planes de pensiones, las prestaciones médicas y los sistemas de bienestar social no están tan desarrollados como los de las economías avanzadas. ¿Cómo se comportarán estas personas? ¿Cómo ahorrarán? ¿Cómo consumirán? ¿Dependerán de la próxima generación?
WSJ: Considere el otro lado de la moneda: la abundancia de jóvenes en Medio Oriente y África. ¿Qué le dice de eso?
Lagarde: Grandes retos. Esta abundancia de jóvenes se ubica en países que tienen un nivel de crecimiento bastante alto, mucho mayor que en muchos lugares del mundo. Partiendo de una base tan baja, el crecimiento per cápita de esos países muy probablemente avanzará, y eso provocará frustración, reacciones negativas, posiblemente tensiones sociales, migraciones de población... Estas grandes tendencias no se materializarán en los próximos dos a tres años. Estamos hablando no solo de 10 a 20 años, sino de 10 a 50 años. Pero hay que anticiparlas ahora.
WSJ: ¿Qué tipo de cosas cree que deberíamos hacer ahora para prepararnos? ¿Depende de la investigación, los impuestos, la política fiscal o la política migratoria?
Lagarde: Todo eso.
WSJ: ¿Cuando habla con los líderes de gobiernos, se tratan estos asuntos demográficos a largo plazo?
Lagarde: Están más concentrados en el corto plazo porque es allí en donde toman decisiones.
WSJ: ¿Qué tan grande es el riesgo económico que representa el cambio climático?
Lagarde: Es un riesgo enorme y una oportunidad enorme y, por el momento, estamos ignorando tanto el riesgo como las oportunidades asociadas. En el FMI, lo vemos desde una óptica estrecha: la reforma de los subsidios de energía, el precio del carbono, un mercado para el carbono. Alrededor de medio billón de dólares (millones de millones) se gasta directamente en subsidios para combustible, gas y electricidad. Tratar de convencer a los gobiernos para que cambien eso y asegurarnos de que puedan fomentar mejores gastos —en lugar de estimular el consumo masivo de energía fósil— es muy difícil. Pero, es un riesgo y una oportunidad. El riesgo es un consumo excesivo. Las oportunidades son enormes, con los gastos que son ahorrados y canalizados a la infraestructura, la educación, la salud, etc.
WSJ: ¿Cuáles son los riesgos de no abordar el cambio climático?
Lagarde: Nuestros hijos serán asados, fritos, tostados y rostizados.
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