Lo barato puede salir caro en los países emergentes
En momentos en que los mercados emergentes sufren los embates de una de las peores oleadas de ventas de valores en años, algunos inversionistas rescatan lo que pueden de las ruinas, convencidos de que el amplio desplome de las acciones y los bonos ha dejado al descubierto oportunidades poco comunes para comprar a precios de liquidación.
La lista de compras incluye bonos mexicanos, bancos filipinos y empresas de Internet chinas. La clave, dicen, es ser selectivo: aunque las ofertas abundan, muchos creen que los peligros también acechan.
La estrategia dista mucho del enfoque de inicios de la década, cuando los inversionistas metían a todos los mercados emergentes en el mismo saco. Era un momento en que las políticas de estímulo de Estados Unidos y un crecimiento económico de China superior a 10% elevaron los activos de los mercados emergentes.
"Esos días quedaron atrás", sentencia Jorge Mariscal, director de inversión en mercados emergentes de la unidad de gestión de patrimonio de UBS Group AG, que administra US$1 billón en activos. "Las diferencias entre países simplemente son demasiado grandes".
Los riesgos quedaron de manifiesto el domingo, cuando el Banco de Pagos Internacionales, un consorcio de bancos centrales con sede en Basilea, Suiza, advirtió en un informe sobre varios puntos conflictivos en la economía global.
"No estamos viendo temblores aislados, sino la liberación de la presión que se ha acumulado durante años a lo largo de fallas importantes", dice Claudio Borio. El economista jefe del organismo apunta a una posible desaceleración de la llegada de fondos a los mercados emergentes, lo que podría dificultar que esos países financien grandes acumulaciones de deuda en dólares, incluyendo deuda corporativa que ha crecido con rapidez en los últimos años. El alza del dólar encarece la financiación de la deuda denominada en la moneda estadounidense.
"Los datos revelan cierta bifurcación en la liquidez global, con una particular debilidad en el crédito hacia China, Rusia y hasta cierto punto Brasil", resalta Borio. Mientras tanto, la cantidad de préstamos denominados en dólares a deudores en países emergentes, excluyendo bancos, se ha prácticamente duplicado desde 2009 para superar los US$3 billones.
En este entorno, Mariscal aboga por un enfoque quirúrgico para buscar activos que, en su opinión, han sido injustamente castigados por la reciente ola de ventas que ha reducido casi un cuarto del valor del índice de mercados emergentes de MSCI en los últimos 12 meses.
Entre las acciones que le gustan figuran algunas empresas de Taiwán, que han sido golpeadas por la caída de los precios de las materias primas y temores de un enfriamiento en China, a pesar de que muchas están estrechamente vinculadas a la suerte del sector tecnológico de EE.UU. También le gustan los bonos soberanos de México, que ofrecen un retorno alto relativo a la calificación de grado de inversión del país.
Años de tasas de interés a niveles inusitadamente bajos en EE.UU. y programas de estímulo monetario en Japón y posteriormente en Europa llevaron a inversionistas a buscar mejores rendimientos en las economías emergentes, donde los intereses son más altos. Los mercados emergentes también se vieron beneficiados de años de crecimiento superior a 10% en China, cuya economía desató una alta demanda de materias primas. Entre 2004 y 2014, el índice de mercados emergentes de MSCI se más que duplicó entre 2004 y 2014, a medida que la llegada de efectivo impulsó los precios de las acciones y otros activos.
En momentos en que la Reserva Federal de EE.UU. se prepara para subir las tasas de interés por primera vez en casi una década, el dinero está saliendo de estos países a un ritmo alarmante, lo que ha arrastrado las acciones, las divisas y los bonos. Al mismo tiempo, China ha perdido fuerza, lo que ha deprimido los precios de las materias primas.
De todas formas, algunos inversionistas detectan suficientes ventajas como para que el riesgo valga la pena. "La ola de ventas ha presentado una oportunidad", afirma Kurt Umbarger, quien ayuda a administrar unos US$8.000 millones como especialista de cartera de renta variable global de T. Rowe Price Group. "La clave es ser selectivo e ir despacio". El fondo ha aumentado sus posiciones en mercados emergentes entre 1% y 2% en los últimos meses, incorporando acciones como las de BDO Unibank en Filipinas, un país que ha seguido creciendo con vigor, anota Umbarger.
Otros inversionistas se han alejado de las acciones para concentrarse en bonos soberanos de economías emergentes.
Aunque las monedas de países como Brasil y Rusia se han devaluado en los últimos meses, sus abundantes reservas en moneda extranjera hacen que una crisis sea poco probable, afirma Gorky Urquieta, codirector del equipo de deuda emergente de Neuberger Berman, que supervisa cerca de US$6.000 millones. "Gran parte de las malas noticias ya han sido incorporadas en el precio", agrega.
Además de mantener posiciones en bonos soberanos de Brasil y Rusia, Urquieta ha sumado deuda soberana de Colombia. Los bonos de este país han sido víctimas de la ola de ventas, pero sigue siendo atractivo gracias a la fortaleza de sus instituciones y a una calificación de crédito de grado de inversión, indica.
Unos pocos inversionistas de largo plazo se han aventurado en el mercado de acciones de China, que hace poco sufrió un período de agitación. El Índice Compuesto de Shanghai ha perdido 40% desde su máximo de junio. Las valuaciones son "significativamente más atractivas hoy que hace un año", señaló Krishna Memani, quien administra más de US$200.000 millones como director de inversión de OppenheimerFunds. A Memani le gustan empresas de Internet chinas, como Alibaba Group Holding Ltd., cuyas acciones han descendido más de 30% desde septiembre de 2014.
Las diferencias en las valuaciones entre las empresas chinas como Alibaba y sus contrapartes estadounidenses, como Amazon.com Inc., son "asombrosas", dice Memani. "Si su horizonte de tiempo es de tres a cinco años, la opción de los mercados emergentes es muy, muy atractiva", asevera.
—Brian Blackstone contribuyó a este artículo.