Llamó Kirchner a un boicot contra la petrolera Shell
Dura respuesta del Gobierno a la decisión de la empresa de aumentar la nafta y el gasoil
Ni una suba en las retenciones ni la aplicación de algún mecanismo de control de precios. La herramienta elegida por el Gobierno para combatir la inflación es el lanzamiento de un boicot contra las empresas que apliquen aumentos "abusivos" de precios.
Y fue el propio presidente Néstor Kirchner quien llamó ayer a realizar un "boicot nacional" contra la petrolera Shell, que desde el miércoles aplica un aumento de hasta un 4,2% en el precio de la nafta y el gasoil. En un acto en la Casa de Gobierno por la entrega de 350.000 guardapolvos a alumnos de escuelas primarias, el mandatario instó a la ciudadanía a "no comprar más a Shell, ni una lata de aceite, y que se den cuenta de que los argentinos ya no soportamos más este tipo de acciones".
Kirchner, además, defendió "el boicot nacional que le pueda hacer el pueblo a quien se está abusando del pueblo", y llamó a "reaccionar como corresponde, sin violencia", contra los aumentos que se sucedieron en los últimos días. Más tarde, en Posadas, insistió en sus críticas a Shell. "Me dicen que no hable así porque así no debe hablar un presidente. Uso estas palabras porque mi deber es defender al pueblo", disparó.
El llamado presidencial al boicot fue rápidamente secundado por las principales organizaciones que agrupan a los consumidores, que fueron convocadas a un encuentro por la subsecretaria de Defensa de la Competencia, Patricia Vaca Narvaja. "Lo importante es que por primera vez las diferentes organizaciones de consumidores se unen para evitar aumentos abusivos", explicó Vaca Narvaja. "Hay opciones, como premiar a las empresas que mantengan sus precios y castigar, dejando de comprar sus productos, a las que aumentan sus valores", agregó.
Del encuentro con la subsecretaria de Defensa de la Competencia participaron 14 entidades que emitieron un comunicado conjunto en el que llamaron a la población a abstenerse "de adquirir productos de aquellas empresas que injustificadamente estén subiendo sus precios", con el slogan "Use su poder como consumidor. No cargue en Shell". Por ahora, el boicot estará limitado a la petrolera de origen anglo-holandés, aunque las distintas organizaciones de consumidores y la propia Vaca Narvaja reconocieron que si la acción es efectiva se podría extender a otras empresas y rubros.
Igualmente, algunas entidades subrayaron que el llamado a este tipo de boicot es una atribución de la sociedad civil, mientras que el Estado tiene otras herramientas para combatir los aumentos de precios. "Si bien no criticamos que el Presidente llame a un boicot, creemos que el Estado tiene otros instrumentos, como la aplicación de ley de defensa de la competencia", explicó Horacio Bersten, de la Unión de Usuarios y Consumidores, que participó del encuentro en el que se decidió la medida contra Shell.
Frente al llamado presidencial al boicot, en el Ministerio de Economía eligieron el bajo perfil. Tal como dijo el fin de semana pasado el ministro Lavagna en una entrevista con LA NACION, ayer en el Palacio de Hacienda reiteraron que la actitud es de cuidado y prudencia, pero sin desesperación. Economía cree que la pulseada más grande se jugará por la discusión de los salarios y coinciden con el Banco Central en que el alza de precios no se debe a la política monetaria, sino a cuestiones de oferta en determinados sectores de la economía.
Por el momento, no figura en los planes oficiales un aumento en las retenciones, que podría servir para frenar futuros aumentos en el caso de los productos que se exportan, ni tampoco la aplicación de algún tipo de mecanismo de control de precios. A cambio, Economía decidió que el secretario de Agricultura, Miguel Campos, se reúna hoy con los empresarios de la industria frigorífica para frenar más aumentos en la carne.
Por su parte, consultado por LA NACION, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, afirmó que, en el caso de Shell, más allá del boicot, "el Gobierno no va a tomar ninguna medida adicional". El tono más conciliador de Fernández será el mismo que, desde hoy, utilizará Presidencia en avisos en los medios (ver Pág. 11 en esta edición), en lo que recomienda: "Cuide sus ingresos. Cuide su bolsillo".
Otros caminos
Desde el sector privado advierten que la inflación no es un problema incontrolable y que el Gobierno tiene al alcance una serie de medidas para evitar una nueva escalada en los precios. "Sin llegar a un boicot, el Gobierno cuenta con leyes para evitar conductas monopólicas. Si descubre que detrás de un aumento hay una medida oligopólica, lo que se debería es presentar una denuncia ante la Comisión de Defensa de la Competencia", señaló Camilo Tiscornia, del estudio Ferreres.
"La herramienta genuina que tiene el Gobierno para frenar los precios es el superávit fiscal, que debe estar en sintonía con una política monetaria eficaz, de manera de evitar que una emisión excesiva provoque algún rebrote inflacionario", dijo, por su parte, Nadín Argañaraz, de la Fundación Mediterránea.
En tanto, Manuel Solanet advirtió que "el objetivo de un tipo de cambio alto está entrando en conflicto con el manejo monetario frente a l riesgo de aumentos de precios". Eduardo Curia se manifestó en favor de una negociación más amplia entre los sindicatos y los empresarios. "El Gobierno debe asumir, sin más demoras, las conversaciones entre las empresas y los sindicatos para fijar una política salarial que tenga en cuenta el impacto de la inflación."
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